En el Municipio Especial Isla de la Juventud, el secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) recordó el aniversario 51 de la desaparición física del líder obrero Lázaro Peña González, infatigable defensor de las reivindicaciones económicas y sociales del proletariado de su país natal y del mundo.
Reunidos en la sede del movimiento obrero y antes de iniciar el intercambio de los puntos del Secretario correspondientes a este mes de marzo, los cuadros sindicales del territorio, rememoraron la figura del eterno Capitán de la Clase Obrera, uno de esos hombres de los que José Martí dijo que hasta después de muertos dan luz de aurora, demostrado en diversas etapas de su quehacer como principal conductor del movimiento sindical cubano.
Yusmary Olivera Pupo, secretaria general de la CTC aquí leyó algunos elementos sobresalientes de Peña (1911-1974), quien nació en La Habana en el seno de una familia muy humilde que apenas consiguió sostenerle la educación pública por dos años, hasta que la muerte del padre le obligó, desde niño, a trabajar en diversos oficios para garantizar el sustento familiar.
Recordó cómo su inmersión en los colectivos fabriles capitalinos puso al futuro dirigente sindical rápidamente en contacto con las protestas obreras contra los bajos salarios y el maltrato.
Tanto fue así, que a finales de 1929 se incorporó a las filas del clandestino Partido Comunista, participando activamente en la organización de los trabajadores para luchar contra la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933).
“El joven activista sindical inició su afiliación pintando lemas antimperialistas y antimachadistas y distribuyendo manifiestos y proclamas. Por la intensa labor revolucionaria desarrollada por él lo eligieron secretario general del Comité Seccional de Luyanó, una demarcación en La Habana”, recogía lo leído ante la masa sindical de la sede.
Anécdotas iban y venían desde su participación en la segunda Conferencia Nacional Azucarera, los recorridos por las regiones cañeras del país para organizar a los trabajadores y establecer vínculos estrechos con la población, su elección como miembro del Comité Central en el segundo Congreso del Partido Comunista, en 1934, promovido luego al cargo de secretario general del Sindicato de Tabaqueros.
Y designado, posteriormente, miembro del comité ejecutivo de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, que en 1935 pasó a dirigir hasta llegar a convertirse, en 1939, en el secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba en reconocimiento a su labor aglutinadora en la reconstrucción del movimiento sindical y el crecimiento de la membresía del proletariado cubano.
Un ramo de flores fue depositado en la tarja en su nombre ubicada en la entrada de la sede pinera de la CTC, donde como se habló de aquel 11 de marzo de 1974 cuando murió Lázaro Peña por una grave dolencia, pero dejó impregnado su ejemplo en el movimiento sindical revolucionario cubano y mundial como guía del proletariado en la construcción de la sociedad socialista en su nación.