Cargando...Han pasado poco más de 20 días del nuevo año y las esperanzas de concluir con los dos principales focos de tensión en el mundo han quedado como un deseo.
La guerra en Ucrania, que cumplirá tres años el próximo febrero y el cada vez más complejo escenario de Medio Oriente, se mantienen como principales preocupaciones en el escenario internacional.
En el primer caso el principal protagonista de ese conflicto, Joe Biden, intentó complicar lo más posible la situación cuando le faltaban pocos días para abandonar la Casa Blanca. No obstante, hizo un recuento de “sus logros” en política exterior.
Donald Trump, de un silencio poco habitual después de ser elegido como nuevo presidente de esa nación, comenzó ya a presentar sus cartas y logró, en principio, llamar la atención acerca de lo que podría ser capaz de hacer como mandatario.
El orgullo de no haber comenzado ninguna guerra durante su anterior mandato quedó en entredicho al responder una pregunta de un periodista sobre si utilizaría o no la fuerza para lograr su propósito, con Groenlandia y el Canal de Panamá.
Sus declaraciones expansionistas hacen recordar la tradicional política estadounidense para anexarse territorios y participar en la explotación de las riquezas de países, que en este caso están muy cerca del territorio estadounidense y cuyos verdaderos dueños son aliados tradicionales de Estados Unidos.
¿Propaganda, bravuconería o intención real?
Sus verdaderas intenciones, con declaraciones que ocupan y preocupan a gobiernos y dirigentes de organizaciones internacionales, lograron crear el miedo y quizás hasta el pánico, entre los posibles afectados si cumple con lo que dice.
No es casual su deseo de anexarse Groelandia, dada la importancia e intereses de varias naciones sobre el Ártico y sus riquezas, a lo que se suma que el aumento de la presencia militar estadounidense en ese territorio no sería mal recibido por sus habitantes.
El Canal es otra historia y resulta mucho más difícil hacer realidad su intención, ya que es recurso clave de la economía panameña y un asunto de principio que afecta la soberanía nacional, aunque debe recordarse la última invasión militar a Panamá, que ignoró derechos humanos y acuerdos internacionales.
Pero en cuanto a los dos problemas principales, Ucrania y Medio Oriente, queda por ver si es capaz de ser protagonista en conseguir en el primer caso que las partes lleguen a un acuerdo que respete sus principales condiciones para lograr un alto el fuego en la guerra.
En la primera quincena de enero la prensa recogió la posibilidad de un encuentro futuro entre Trump y Putin, paso necesario para lograr la paz y que no se logrará en días, como aseguró el mandatario estadounidense.
Cada día se hace más clara la situación de crisis en que está Ucrania, donde de la guerra en los frentes, ya perdida, pasaron a las acciones terroristas, en busca de titulares en la prensa.
¿Quién manda en la Casa Blanca?
En este rápido conteo no se pueden olvidar los señalamientos a Canadá y México, los que recibieron las correspondientes y soberanas respuestas de los gobiernos de ambas naciones.
No es cuestión ni de republicanos ni de demócratas, sino de un imperio que ha visto, con más fuerza el pasado año, un movimiento perceptible de las fuerzas que intentan acabar con su control del planeta y lograr un mundo más justo.
La preocupación recorre los pasillos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) porque con Biden se dejaron arrastrar a una guerra contra Rusia y ahora ven las consecuencias, sobre todo si Trump hace realidad sus promesas de obligarlos a incrementar el gasto en armamento.
Este último año del primer cuarto de siglo será definitorio en la necesaria paz para Europa, que no provocó Rusia como insiste la propaganda, y pueden quedar al descubierto todas las mentiras dadas a los europeos, estadounidenses y canadienses en torno al verdadero papel de Ucrania en ese conflicto.
A la pregunta de quién manda en la Casa Blanca, vale la pena recordar lo dicho por el periodista estadounidense, Tocker Carlson, quien a fines de noviembre último la respondió de forma categórica; “gobierna satanás”.
