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Incertidumbre europea

La incertidumbre, presente y compartida por los representantes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea (UE), permanecerá hasta tanto no conozcan cuáles serán las órdenes que emanen de la Casa Blanca.

 

La OTAN mantiene su expansión hacia el este. Foto: CI

 

Generales, brigadieres, comandantes y otras jerarquías saben que el pedido de más apoyo económico a los países miembros puede afectar sus “batallas protocolares”, muy lejos del olor a pólvora que provocan sus decisiones.

No menos preocupados están los representantes de los partidos que conforman el bloque comunitario, tan bélicos como los militares, quienes también esperan las órdenes del nuevo “jefe”.

Incertidumbre que conocen bien países como Alemania, a punto de celebrar elecciones adelantadas; Francia, con un Gobierno inestable, así como otras naciones que no solo ven avanzar a la ultraderecha, sino que han perdido apoyo popular.

El llamado estado de bienestar, tan propagandizado por los gobiernos europeos a fines del pasado siglo, fue desapareciendo poco a poco con la crisis económica que afecta a todos.

A los europeos les falta información, sobre todo la que puede brindarle las agencias del “enemigo”, porque están censuradas y desconocen la realidad de una guerra que acaba con sus recursos.

 

La gente ya está harta de la guerra

En la primera quincena de enero los ministros de Defensa de varios países de la OTAN, su secretario general, Mark Rutte, y representantes de Ucrania, celebraron una reunión ordinaria en la base estadounidense de Ramstein, en Alemania.

 

El holandés Mark Rutte, (derecha) nuevo jefe de la OTAN. Foto: EFE

 

En particular, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, confirmó la asignación a Kiev de otro paquete de ayuda militar de 500 millones de dólares, que incluye misiles de defensa antiaérea, equipamiento para cazas F-16 y munición.

Según The New York Times, la existencia del grupo sigue en entredicho ante el cambio de Gobierno en Estados Unidos. Donald Trump  ha declarado que Kiev, probablemente, no recibirá tanta ayuda militar como hasta ahora por parte de Washington, y ha reiterado su intención de impulsar un alto el fuego inmediato en el conflicto y el inicio de negociaciones de paz.

Los ministros participantes se mostraron molestos por la situación en ese país, declaró por su parte el jefe de Defensa de Polonia, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz.

«El ambiente no es bueno, tengo que decirlo sin rodeos. […] En primer lugar la situación en el frente es realmente muy difícil, la fatiga de la guerra en Ucrania es enorme y la gente ya está harta», subrayó.

 

La OTAN mantiene sus costosos planes

La OTAN está utilizando el territorio rumano como «puerta de entrada a la guerra» con el objetivo de lanzar una «ofensiva» contra Rusia, declaró Calin Georgescu, quien fue candidato independiente a las elecciones presidenciales de 2024 en Rumanía.

 

Andrei P. Calin Georgescu, denunció nuevos planes

 

El político rumano habló sobre las posibles implicaciones de la concentración militar en la base aérea Mihail Kogalniceanu, la mayor instalación de la Alianza Atlántica cerca del mar Negro, que podría utilizarse para desencadenar un conflicto con Moscú.

«Lo que está ocurriendo ahora en Rumanía y el hecho de que no tengamos ninguna reacción del exterior, especialmente de EE.UU., demuestra que no entienden lo que acontece aquí, porque si utilizan Rumanía como puerta de entrada a la guerra… ¿qué será lo próximo? No necesitamos una guerra. No es nuestro asunto, no es nuestra guerra», concluyó.

Además, precisó que Varsovia no dará luz verde al ingreso de Ucrania a la UE hasta que se solucionen los asuntos pendientes en relación con el genocidio de Volinia, cometido contra la población polaca por nacionalistas ucranianos en 1943.

Mientras, los ciudadanos europeos contemplan cómo sigue la colosal ayuda a Ucrania, tomada de recursos comunitarios previstos originalmente para su beneficio. 

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