
La muerte el pasado sábado de Mario Limonta, un día antes de cumplir 89 años, ha motivado mensajes de pesar y condolencias de miles de cubanos en las redes sociales.
Limonta era un actor de pueblo, admirado no solo por sus credenciales artísticas, sino también por su singular cercanía con la gente.
El suyo fue un itinerario creativo de más de seis decenios, en los que se consagró con personajes que forman parte indiscutible del imaginario nacional.
Inició su trayectoria en la radio de Guantánamo, su ciudad natal. Allí declamaba poemas con un carisma y un compromiso que pronto lo singularizaron en el panorama local.
Era cuestión de dar el salto. Por su participación en el célebre programa La corte suprema del arte consiguió la categoría de Estrella naciente. Y ahí decidió dedicarse plenamente al arte.
En la televisión Limonta es recordado por su icónico papel del sargento Arencibia en el popular programa San Nicolás del Peladero, un clásico del humor cubano. Su caracterización, pletórica de gestos e inflexiones, lo convirtieron en un referente para numerosos comediantes.
En el ámbito radial, atendiendo un reclamo de muchos oyentes, le dio vida a un personaje que en un principio era solo referido: Sandalio el Volao, de Alegrías de Sobremesa.
Allí estuvo nuevamente con su esposa, la actriz Aurora Basnuevo. Juntos conformaron una de las parejas artísticas más queridas de Cuba. Sus dinámicas divirtieron a generaciones completas.
Esa relación trascendió los escenarios. Compartieron más de seis décadas de vida, hasta el fallecimiento de Aurora en septiembre del 2022. Este vínculo personal y profesional los convirtió en un símbolo de fidelidad al arte, de colaboración eficaz.
La carrera teatral y cinematográfica de Mario Limonta fue notable. Actuó en importantes cintas, como De cierta manera (1974), El brigadista (1977) y Barrio Cuba (2005). Sobre las tablas o en el set demostró que era mucho más que un actor humorístico. Asumió contundentemente diversos géneros, en los que demostró su talento para roles de marcado dramatismo.
Aunque indudablemente su aporte mayor estuvo en la comedia.
A lo largo de su carrera recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Televisión en el 2009, el Premio Nacional del Humor en el 2016 y el Premio Lucía de Honor del Festival de Cine de Gibara en el 2022.
Mario Limonta fue un modelo indiscutible de arraigo popular en el panorama artístico cubano. El cariño que el público le tributaba se debía en buena medida a su capacidad para representar con sensibilidad rasgos distintivos de la idiosincrasia nacional.
Sus personajes consiguieron recrear realidades y aspiraciones: el arte como vehículo para abordar temas sociales y culturales acuciantes.
Fue paradigma de dedicación y amor por su oficio, desde una humildad y un humanismo ejemplares. Nunca se sintió un elegido: se sabía parte de una comunidad a la que honró siempre con su entrega y su talento.



Que e.p.d junto a su compañera en la vida y en el arte Aurora Basnuevo.
Ellos , de por si pertenecen al arte y la cultura cubana.
Mi mas sentido ´pesame a la grande Diana Rosa Suarez, a sus familiares , a sus amigos y colegas.
Pof. Pedro Roeckel
Berlín, Alemania.