LA GUAGUA: ¡Que error no engendre error!

LA GUAGUA: ¡Que error no engendre error!

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En esta sección La Guagua de hoy, los hechos son reales, las personas existen y el centro laboral también, pero el próximo párrafo es el único ficticio, aunque seguramente en cualquier lugar del archipiélago cubano resulte algo familiar y que estamos urgidos de resolver.

Acuden a matricular, presenta la documentación expedida en una escuela de Santa Clara, pero es denegada porque el nombre de la alumna tiene una letra con la cual no fue inscrita y le faltan dos para que esté correcto.

El hecho es ficticio debido a que en la realidad el documento fue subsanado porque este periodista (solicitante del servicio) detectó el error al momento de recibirlo, y sobre todo se resolvió por la comprensión del trabajador encargado de confeccionarlo y que sufrió las consecuencias del incorrecto actuar de la trabajadora que antes ocupaba ese puesto.

¡Cuántos dolores de cabeza ocasionan esos «errores»!

 

No fue el causante del problema, pero pacientemente tuvo que interrumpir su faena, perder tiempo y sufrir algunos minutos de atraso, además de quedar preocupado porque hay evidencias de que hay otros casos como el de una maestra cuyo hijo es alumno de la escuela y también tiene mal escrito el nombre.

Así son las casualidades: la anterior trabajadora que ocupaba ese puesto, estaba allí. Por supuesto que dijo no recordar que al principio del curso yo hubiera ido a verla con la intención de enmendar el error y que ella había dicho que todo estaba bien porque se había copiado de la Tarjeta del Menor y la equivocación era de la maestra al llenar el modelo de notas.

La docente cuyo hijo también tiene el nombre del hijo con errores explicó que a ella le dijeron que se arreglaría cuando llenen el certificado de graduación.

Por supuesto que no calificamos a nadie de agente enemigo ni de saboteador, pero la vida está demostrando que no hay que ser ni lo uno ni lo otro para actuar como indica el “Manual de campo de sabotaje simple” creado en 1944 por la antecesora de la CIA (la entonces Oficina de Servicios Estratégicos) para causar dificultades dentro de los países fascistas adversarios de la época.

El texto tiene la indicación de confundir nombres similares:

Cometer errores en las cantidades de material al copiar pedidos. Confundir nombres similares. Utilice direcciones incorrectas.

 

Otra idea del Manual es cometer errores para provocar tener que volver a confeccionar un formulario:

Enredar la administración en todas las formas posibles. Rellenar formularios de forma ilegible para que sea necesario volver a completarlos; cometer errores u omitir información solicitada en los formularios.

 

Sobre esta manera de sabotaje, el Manual explica:

Se basa en oportunidades universales para tomar decisiones erróneas, adoptar una actitud no cooperativa e inducir a otros a seguir su ejemplo. Tomar una decisión equivocada puede ser simplemente una cuestión de colocar las herramientas en un lugar en lugar de otro. Una actitud no cooperativa puede implicar nada más que crear una situación desagradable entre los compañeros de trabajo, involucrarse en disputas o mostrar mal humor y estupidez.

Sin dudas, es una decisión errónea dejar mal escritos durante varios meses los nombres en un listado de donde serán copiados para confeccionar los certificados de graduación. En este caso no se trata de poner la herramienta de un lugar en otro, sino de colocar letras donde deben ir otras.

En cuanto a la actitud no cooperativa se evidencia en que ni siquiera enmiendan el error en el caso del hijo de otra trabajadora que es del mismo centro y además, ocupa una responsabilidad, lo cual pudiera conducir a situaciones desagradables entre compañeros de trabajo cuando llegue el momento de la graduación.

¿Cómo terminó el encuentro con la trabajadora que aseguró que fue error de la maestra al copiar de un documento donde sí estaba bien escrito?

Si bien hubo oportunidad de decirle que mintió y procedió mal, además de explicarle sobre el Manuel de campo de sabotaje simple y que no había que ser un agente enemigo saboteador para estar realizando las acciones indicadas en ese libro, no hubo otra posibilidad donde tramitar la queja, cuando tranquilamente comentó:

Ya yo pedí la baja.

 

En resumen: No importa dónde ocurrió, lo esencial es romper esa cadena de un error llevando hacia otro; y además de saber que se resuelve con control, orden y disciplina, cada colectivo, entidad y nivel de dirección tiene que encontrar cómo controlar, cómo establecer el orden y cómo mantener la disciplina correcta.

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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