Estuvo en la Plaza, en Santa Clara, junto al jefe de la Columna #8 Ciro Redondo, de la que fue su segundo al mando. Al verlo sereno con la mira hacia el Escambray creí que rememoraba la historia de los días profundos de finales de 1958 en que el macizo montañoso fue campamento.
Sentí la mirada enérgica y punzante que recorrió al mundo cuando custodió desde Valle Grande hasta La Habana los restos del Guerrillero Heroico y sus compañeros de lucha. Allí, en el Memorial que es selva y punto de encuentro para nuevas batallas, pensé que el Che lo saludaba con aquel Ramirito juvenil, el de los amigos de guerra, el del combate y la ametralladora.
Estaba en la Plaza del Che junto a los suyos, saludaba al pueblo también lo hizo con el gesto militar de respeto, su paso fue firme y contundente.
Estaba Ramiro Valdés Menéndez, ese hombre historia, Héroe de la República de Cuba, este Primero de Mayo en Villa Clara, el pueblo que desfilaba estaba orgulloso por su presencia, el Che desde su pedestal parecía decirle: Vos, aquí estamos juntos y unidos, Hasta la Victoria Siempre.