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Por nuestro bien y el de los demás

Bauta, Artemisa.— A punto de la alborada, iniciaron este domingo el trabajo voluntario en áreas de la Empresa 16 de Abril, para conmemorar la declaración del carácter socialista de la Revolución cubana, aquel día del año 1961.

Algunos trajeron a hijas e hijos pequeños, quienes, a su manera, participaron en la siembra, desyerbe o cosecha de boniato, en la plantación de yuca o en la limpieza de maíz, como mismo hicieron cuadros y trabajadores del Comité Nacional de la UJC y compañeros y compañeras de otras entidades.

La presencia de un reducido grupo de niñas y niños fue algo grande para el trabajador Ernesto Olivera Podadera. Hasta pensaba traer al pequeño de casa, pero no se decidió. Para la próxima vez, vendrá con él, afirma.

Con sus 56 años de vida, no recuerda a cuantos domingos rojos asistió, fueron muchos, incontables; aprendió de su valor desde niño, cuando su madre lo llevaba de mano a la movilización.

“El trabajo voluntario no es algo que tenga que sorprender, es parte de la normalidad; al menos de la generación nuestra, que crecimos viendo a la vieja yendo y viniendo de ellos. Yo fui educado en eso”, comenta. “Y esto, añade, tenemos que hacerlo, porque aparte de sus efectos directos, por lo que podemos aportar, enseña, te forma, te ayuda a comprender que quienes trabajan en la agricultura se sacrifican bastante, además, tiene un componente importante de socialización con tus compañeros del centro laboral”.

“Este tipo de actividad, resumía Olivera Podadera, es un acto de desprendimiento, porque en tu día de descanso, de atender a la familia y otras cuestiones, te decides a participar, porque son cosas importantes que tenemos que hacer por nuestro bien y el de los demás”.

Geinelys González Pradera tiene 24 años, es técnico de nivel medio en Gestión Documental, labora desde el año 2020 en áreas de los archivos del Comité Central. Casi todas las semanas ella y sus compañeros vienen a dar su aporte en las áreas de autoabastecimiento de la organización.

“Yo siempre iba con mi mamá a los trabajos voluntarios, y ahora veo como los jóvenes se entregan a esto y con ellos cómo estamos creciendo”, dice.

Para Eduardo Escandel Santana, de 34 años de edad, graduado de Derecho y trabajador del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central, en la actual coyuntura, donde el tema alimentario es fundamental, el trabajo voluntario en los campos es lo más importante, porque la producción agropecuaria —explica—, tiene que ser eje de atención de todos los que podamos aportar.

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