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Consulta periodística con un psicólogo

A la cita con el psicólogo Luis  Gustavo González es difícil llegar tarde. Quedamos en vernos en el estadio Latinoamericano, pero no para una consulta con el periodista, sino para hablar de un premio poco divulgado y que resume sus casi cinco décadas dedicado a la profesión. Acaba de ser reconocido con la condición de Investigador de Mérito de la Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

 

Foto: Joel García León

 

Las gradas fue el escenario ideal para hablar de un tema que mucho ha aportado a los triunfos deportivos. Excelente conversador, el Doctor en Ciencias no perdió ninguna oportunidad de hablar con verbo afilado y agradecido de sus miles de vivencias y estudios, que lo llevaron a un galardón que ostentan pocos en el organismo deportivo.

“A los premios se llega muchas veces sin saberlo y te sorprenden muy agradablemente. Fue una propuesta del Inder al CITMA y en lo personal significa algo muy importante, porque después de jubilado hace varios años es como ratificar que el trabajo realizado desde 1974 rindió frutos no solo personales, sino para la sociedad.

“En este último aspecto pensaba cuál sería la consideración de las personas del jurado sobre el impacto de mi labor, que va en dos direcciones: hacia el deporte y hacia la ciencia, en especial hacia la psicología deportiva, un área en la que todavía es posible seguir investigando en Cuba, como ya lo hacen muchos de mis alumnos”.

Luis Gustavo entra en comodidad con la grabadora que va recogiendo sus palabras y no rechaza pregunta alguna, por incómoda que sea, pues él sabe que ser útil es decir verdades también. Por eso admite que en el oro mundial de Ana Fidelia Quiros en Gotemburgo 1995 estuvo con un modesto aporte, ya que la comisión nacional no quería que compitiera dado que preferían preservarla a dos años de su accidente, a partir del concepto de que primero estaba la salud de la atleta que una medalla.

“A ella se le llevó para que estuviera, pero no participar y me pidieron que  ayudara en esa decisión. Hubo un momento que al entrevistarme con ella allá en el escenario deportivo le pregunté algunas cosas y me dijo: Psicólogo, te vas a montar en el carril de los que quieren que yo me vaya para Cuba. Por poco pierdo la confianza de ella en mí. Y ahí mismo sugerí revertir la decisión, junto a la tríada médica, y salió aquel oro histórico.

“Trabajé en los inicios con el baloncesto, luego con el tiro, y en los años 90 del siglo pasado con el atletismo, específicamente con Javier Sotomayor, Iván Pedroso y todos los saltadores, aunque en algunos juegos múltiples lo hacía con otras áreas, como en Sídney 2000 con el vallista Anier García, campeón olímpico en esa cita”.

 

Foto: Joel García León

Sigo escuchándolo y le provoco a esbozar la diferencia entre lo que hacemos en Cuba y lo que pasa en el mundo en cuanto a su labor preferida. El también profesor del Máster Iberoamericano en España se acomoda en el asiento y suelta ideas geniales.

“Con plena seguridad puedo decir que la nuestra es más tributadora al desempeño del atleta, mientras en muchos lugares es quizás más académica. Los psicólogos que atienden a los grandes deportistas del mundo son en su mayor parte profesores universitarios y su ingreso depende de los sexenios. Nosotros no. Eso sí, debemos publicar más nuestros resultados en revistas académicas. Pero en el trabajo de terreno, como ellos le llaman, somos los primeros porque tenemos una calidad probada”.

No quiero salirme del diálogo sin explorar el alto nivel motivacional del deportista cubano para enfrentar los problemas económicos, la falta de topes e implementos, entre otras conocidas limitaciones. Vuelve a la carga el Investigador de Mérito. Ahora con exclusiva.

“La motivación es esencial y es la fragua de toda conducta.  A veces se piensa que la motivación es el deseo. Y es más complejo.  Y nosotros manejamos las dimensiones de la motivación y eso es lo que ha dado resultados. Probablemente sea la primera vez que un medio de comunicación se diga esto. Muchas personas no saben eso y esa es labor del psicólogo”.

Por modestia Luis Gustavo no habla de todos las tesis que ha tutoreado y se refiere a pocos encontronazos con grandes entrenadores que no comprenden a veces su profesión. Eso sí, no puede dejar de hablar de su familia, de su madre de 90 años, su hija licenciada en economía y sus dos nietos, uno de los cuales visitará en la unidad donde pasa el Servicio Militar Activo.

La vida de hombres anónimos como este, ya con 71 años y dispuesto a seguir apoyando mientras se lo permitan como parte del consejo técnico asesor del Inder, daría para un documental y más de tres libros que ya tiene escritos y publicados. Le pido entonces una foto para el periódico y bromea: “Soy de Marianao y le voy a los Industriales”. Y fue el único momento que sentí salir de su consulta.

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