Jóvenes al borde de la autopista

Jóvenes al borde de la autopista

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A pecho limpio desbro­zaron las áreas que hace algo más de un año esta­ban cubiertas de marabú; las convirtieron en tierras produc­tivas donde proliferan cultivos, crianzas, emergen las cosechas. Jóvenes hacen su proyecto de vida al borde de la Autopista Nacio­nal, en los últimos 20 kilómetros del municipio de Placetas, en Villa Clara.

 

Yaniel Negrín, el primero de los Jóvenes Guerrilleros. Foto: Agustín Borrego Torres

Hoy, sus rostros trascienden el asombro y el desconcierto por lo desconocido; son los mismos y son otros: más fuertes, íntegros, ple­nos, confían en las capacidades del hombre; sus manos tienen huellas del trabajo duro y su mirada es clara, segura.

Y hay mucho más. En la zona, a ambos lados de la autopista, la imagen también es otra: fértil, lim­pia, productiva. Se observan los rebaños en potreros reverdecidos, las vaquerías bien organizadas; las vegas finas donde crece, tapa­do, el tabaco que da capas para los habanos; los platanales, muchos cultivos; y las viviendas, nuevas y confortables, con pozos y algunas hasta con paneles solares.

 

Nacen, entre espinas, flores

Al propagarse esta idea toma fuerza el Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional, exacta­mente entre los kilómetros 298 y 318, en unas 500 hectáreas de las 3 mil declaradas ociosas en Pla­cetas. Hasta el momento se han incorporado 77 (seis mujeres), Jóvenes Guerrilleros, quienes se vinculan a la Empresa Agrope­cuaria Benito Juárez, y donde es esencial la transformación buro­crática de la entrega de tierras, otorgamiento de créditos banca­rios, asignación de módulos de viviendas de bajo costo; la cons­trucción de pozos, micropresas y la solución a la electricidad con el empleo de paneles solares, aparte de otros trámites.

Sin embargo —pocos lo sa­ben—, la iniciativa surgió más allá, casi al final de la autopista y anda por los ocho años. En Cabaiguán, municipio de Sancti Spíritus, fue naciendo un emporio agropecuario lidereado por una decena de jóve­nes, que abona la maestría de con­sagrados campesinos.

Además de apuntalarse en la rama tabacalera, durante el año 2023 entregaron al Estado más de 100 mil toneladas de alimentos. Ese impacto productivo, evidente en la estabilidad de algunos productos en los mercados de la provincia, es fruto de la implementación del proyecto en la región espirituana.

“Lo iniciamos tres producto­res: Félix Álvarez, Eliécer Pérez y yo”, explicó Yoandy Rodríguez, líder de la nueva hornada. “A pro­puesta de la Delegación de la Agri­cultura sumamos campesinos con capacidad de dar respuesta a la co­mida que necesita la población del territorio.

“Ha sido satisfactorio, impre­sionante. El año entero se mantie­ne el plátano en Sancti Spíritus y se envía a otras provincias. Es­tamos en un momento que don­de estén la comida, la seriedad y la responsabilidad se debe poner el poco recurso que hay”, afirmó quien también es Hombre Habano del Festival 2023.

En el kilómetro 329 de la Au­topista Nacional está la finca del treintañero Nelson González. “Llegué al Proyecto porque con pocos recursos estaba haciendo mucho. Tras abandonar una carre­ra universitaria aposté por el cam­po hace unos siete años.

“Comencé en los cultivos va­rios y luego me inserté en el taba­co. Con constancia, y el asesora­miento de Yoandy, en la campaña anterior logré un rendimiento de 72 % de capa de exportación, además de 120 toneladas de culti­vos varios.

“Alcanzar altas producciones lleva mucho sacrificio, deseos de hacer las cosas bien y capacidad de buscar alternativas, porque los recursos nunca sobran”, aco­tó. Quienes tienen mejores resul­tados son beneficiados con la dis­tribución eficiente de recursos y variedades de más rendimientos y resistencia al cambio climático.

 

El maestro de los nuevos

“Tengo muchos alumnos en la autopista; muchachos con prin­cipios, emprendedores y estimu­lados. Somos pocos los campesi­nos de mi edad en la agricultura; debemos apostar por los jóvenes, porque tienen ventajas que no tuve: son universitarios”, senten­ció Félix Álvarez, considerado padre fundador del Proyecto en Cabaiguán.

 

Ciencia y tecnología con proyectos de colaboración y prioridad para los pocos insumos existentes. Foto: Agustín Borrego Torres

Es un verdadero maestro de la cultura agraria. En su tierra no existe espacio vacío. Intercala las siembras y aprovecha cada palmo de terreno, cada gota del riego. La vista se pierde entre vegas, ca­fetales y frijoleras donde es ardua la pelea contra el trips.

Félix está enamorado de sus platanales; los campos “brillan” como los calderos de su espo­sa Olga. “Todos los cultivos me gustan, pero este plátano llama la atención por su rendimiento y resistencia. Soy un viejo moder­no; en la agricultura no podemos estancarnos”.

Variedades de plátanos como la FHIA 04 y FHIA 01 ganan áreas de los 12 productores inser­tados al Proyecto, una estrategia intencionada por la Agricultura para respaldar la cosecha y co­mercialización durante todo el año.

 

Atraer jóvenes al campo

El Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional avanza si­lenciosamente, sin imposiciones, con el apoyo del Ministerio de la Agricultura, del Estado y de otros organismos, sin cuya unidad es­tarían incompletos los ambiciosos retos que emergen con él.

“Tiene el propósito fundamen­tal de atraer personas para el tra­bajo en el campo; si son jóvenes mejor porque responden bien a las capacitaciones y tienen la volun­tad de emprender tareas difíciles”, dijo el ingeniero Ydael Pérez Bri­to, ministro de la Agricultura, en conversación informal con una de estas reporteras.

“La idea se puede prolongar, sin problemas, a los demás terri­torios siempre con la seriedad, res­ponsabilidad y respuestas ágiles que han demostrado en estas dos provincias”, aseveró Ydael.

El éxito de encontrar a los jó­venes dispuestos a construir su proyecto de vida en el campo es la contribución más fértil de todo cuanto hace Cuba por el rescate de la ruralidad, y de la soberanía alimentaria y la educación nutri­cional, porque significa acercar la comida a la mesa a precios asequi­bles.

Las luces de planes con jóvenes vinculados al campo no iluminan solo en los laterales de la autopis­ta, tierra adentro hay muchos que concluyeron el Servicio Militar, se han integrado a diferentes labores agrícolas, y cuentan con la aten­ción de organismos y entidades es­tatales, iniciativas que urge exten­der en aras de la recuperación de la agricultura.

Yusney Puentes Pérez, director de la Empresa Agropecuaria Be­nito Juárez, de Placetas, comentó a Trabajadores la osadía de algu­nos procesos vitales para el avance del Proyecto: “Entregamos tierras para que los jóvenes comenzaran a laborar y después organizamos los expedientes del usufructo; ges­tionamos los créditos con Bandec (Banco de Desarrollo y Comercio), ubicamos las viviendas en las fin­cas (ocho terminadas) que se cons­truyen en tiempo récord, se hacen pozos e instalaron paneles solares en seis, donde es más difícil el ac­ceso a la red eléctrica nacional”.

Otro directivo, Héctor Her­nández Junquera, director técnico productivo de la empresa, signifi­có que las tierras de unidades de centros de costo que no se explota­ban con eficiencia se entregaron en usufructo, arrendaron los medios e instalaciones existentes y ya son visibles los resultados en la gana­dería.

Ambos dirigentes administra­tivos puntualizaron que a las fin­cas no les entregan recursos dife­renciados, pero lo poco que recibe la empresa se ha puesto en función del proyecto dado su alcance y perspectivas. Con la misma estra­tegia está elaborado y a punto de iniciar el programa para la segun­da etapa, que abarca los otros 20 kilómetros de la autopista en Pla­cetas, que se extienden desde el puente de Báez hasta Santa Clara, informó Héctor.

 

Alma y corazón sobre la tierra

El paisaje adquiere la diversidad de los cultivos, los pastizales, el ganado, los molinos de viento, las viviendas, …todo lo cual da vida al entorno, que se repuebla con jóve­nes que, por una u otra razón tie­nen su futuro en el campo, y por otros mayores que acompañan o se emplean en las fincas.

Foto: Agustín Borrego Torres

Cuando Yaniel Negrín Alber­to solicitó tierras no estaba orga­nizado este movimiento. Aunque había algunos productores, la agilización de los trámites llegó justo cuando se implementó el proyecto de la autopista, que val­ga la aclaración no se queda en el borde del asfalto, se prolonga tie­rra adentro.

El joven estudiante de agrono­mía, de solo 24 años, no conocía el lugar exacto, mas vio que la tierra era buena y ociosa y se decidió por 26 hectáreas para levantar la finca El Renacer. Hizo la vega de tabaco, la vivienda y fue desbrozando ma­rabú para extenderse con pláta­nos, yuca y cultivos de ciclo corto, una estrategia favorable producti­va y económicamente, que le apor­tó fuerza de trabajo.

Solicitó créditos al Banco: 120 mil cup para el “buldoceo” y 300 mil para los platanales que ya está amortizando. “Los primeros pagos son los más difíciles, porque inclu­yen las inversiones, pero ya entro en una economía circular y voy rebajando la deuda con la ventas del tabaco y las cosechas. El futu­ro está aquí, produciendo, que es lo que hace falta, es el llamado a los campesinos.

Algo hacia el este, la vista se pierde en los pastizales. Ulises Benavidez Quintanilla, veterinario e inseminador otea la finca Reno­vación (reformaron la que existía) y suman la tierra de su padre y las del usufructo de él y de su esposa.

Una hacienda colectiva (10 ca­ballerías) que dedican al desarrollo de novillas: “Las compramos en la zona, se mejoran y cuando tienen entre tres y seis meses de gestación las vendemos a la empresa o a otros productores”, comentó el consagra­do ganadero.

Desde la altura de la vaquería se divisa casi toda la estancia: 220 animales rumen en los potreros, de ellos 20 vacas están en ordeño.

El cambio es evidente en solo un año y seis meses, aunque Héctor, el subdirector de la empresa aclara que la ganadería no se hace en dos años, y se precisan soluciones para estabilizar lo logrado.

“Los usufructos no se heredan y los actuales ganaderos no ven la posibilidad de trabajar a futuro, no quedan para los hijos, ni los nietos. Cuando un productor se jubila o fallece, las tierras se vuelven a en­tregar, es decir, a otros y eso es un fracaso”, dijo.

Además del desbroce de la ma­leza, Benavidez y su equipo ha tra­bajado en la mejora de los pastos, la construcción de dos tranques para almacenar agua, la vivienda, moli­nos de viento; vendieron 102 novi­llas en el primer año y este se pro­pone llegar a 150. Sus resultados y metas son encomiables, sin embar­go, no encuentra brazos suficientes para la diversidad de labores.

Llegando casi al kilómetro 318, a sendos lados de la autopista, dos mujeres defienden sus proyectos de manera diferente, con el mismo fin: la estabilidad económica y la pro­ducción de alimentos.

Mayara Ramos Moreno, una profesora de Historia y Marxis­mo, que no pudo solventar su vida (tampoco) con el trabajo en una pa­ladar, e insistió durante casi tres años para conseguir tierras en usu­fructo. El batallar se le hizo difícil, sin embargo no desistió, entonces surgió el proyecto de desarrollo y rápidamente le asignaron la tierra (y otras al esposo); en tres meses le construyeron la vivienda (se divisa a los lejos en la lomita), el pozo e instalaron los paneles.

 

Mayara, profesora de Historia y Marxismo, haciendo ganadería. Foto: Agustín Borrego Torres

En este momento, la finca La Carmen vive una transformación al disminuir la siembra de granos y levantar la de yuca, plátano, otros cultivos y el ganado vacuno, que compensan la inversión y permiten saldar créditos en menor plazo.

 

La Carmen, un proyecto de vida integral. Foto: Agustín Borrego Torres

Mientras, la informática Danie­la Monteagudo Granado tiene sus predios en la consolidada finca familiar El Níspero —una planta se encumbra en el lugar—, donde apuesta por la ciencia y la tecno­logía desde sus nacientes casas de cultivo y el uso de maquinaria que les aporta el proyecto ALASS, para sistemas agroalimentarios en seis municipios del centro del país.

 

Daniela, entre las empoderadas de la autopista. Foto: Agustín Borrego Torres

El abanico de estas cuatro historias no refleja la magnitud de un proyecto que puede sin pa­rangón, contribuir a acelerar su introducción en otras provincias, para llenar de colores, sombras y vidas zonas huérfanas, que con “buenos padrinos” y mucho tesón calmarán la sed por los alimentos.

Seguridad en ello tiene Wi­lliam Licourt, secretario general del Sindicato Nacional de Traba­jadores Agropecuarios, Foresta­les y Tabacaleros, quien destaca el aporte a la cultura agraria que impulsan estos afiliados, que a la vez beben la savia de connotados agricultores, una combinación para llevar hombres al campo.

A la par, Marleni Hernández, jefa del Departamento de Cuadros en la Delegación de la Agricultura, de Villa Clara, exalta el cambio lo­grado en menos de dos años: “Ade­más del desarrollo productivo y económico hay un empoderamien­to de las mujeres y los jóvenes: con la comercialización de las produc­ciones adquieren autonomía, inde­pendencia para gestar el bienestar propio y el de sus familias e ilumi­nar el de muchos más que pueden sumarse al campo, al campo con dignidad”.

 

Aportes en cifras

Todos los productos cosechados (incluidos los de la ganadería y el tabaco) se comercializan a través de entidades estatales o ferias.

El Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional, en Place­tas, Villa Clara, aporta alrededor del 15 % de la comercialización de productos del agro de la Empre­sa Agropecuaria Benito Juárez y a las ferias organizadas por esa entidad.

Se estiman ingresos prome­dio mensuales de 25 mil pesos entre productores y trabajadores vinculados a este Proyecto, infor­mó Héctor Hernández Junquera, subdirector técnico productivo de la Agropecuaria.

Los jóvenes productores líde­res que iniciaron la experiencia en el municipio de Cabaiguán, en Sancti Spíritus, con ocho años en el desarrollo de la iniciativa, aportaron el 38 % a la comercia­lización estatal de ese municipio durante el año 2023.

Los ingresos no se han podi­do calcular, ya que unos produc­tores aportan al Estado y otros a las cooperativas, informó Roberto Reina, subdelegado de la Agricul­tura en la provincia espirituana.Llevas esas cuentas se vuelve un desafío esencial

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