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Una deuda con Yulieski González

Foto: Tomada del perfil de Facebook de Evyan Guerra

Como pítcher hizo historia con Alquízar, con la antigua provin­cia de La Habana y luego con los Cazadores de Artemisa. Vistió el uniforme de Cuba al I Clásico Mundial y se tituló campeón cen­troamericano, mundial y de Co­pas Intercontinentales. Hoy Yu­lieski González no va ni siquiera al box a hablar con los lanzado­res. Prefiere un estilo directo, en el banco, de mentor a pupilo, con consejos incluidos.

Hace unos días su historia creció. Decente, ético, dispuesto siempre a conversar y con una humildad pocas veces vista en un director de equipo, Yulieski sumó una plata histórica para su provincia en la II Liga Élite del Béisbol Cubano. Su esposa Yu­lexis y sus hijas lo acompañaron en la mayor cantidad de partidos que pudieron. Y a este periodista le quedaba una deuda, una pri­mera entrevista de las muchas que seguro nos concederá.

¿Cómo vivió un mánager de­butante los play off semifinal y final, después de una excelente Serie Nacional?

“Todo lo vivido ha sido una experiencia única y muy boni­ta, pero no es mérito personal de nadie, eso se lo ganaron los muchachos con el béisbol que ju­garon en el terreno. Ellos fueron haciéndose de su propia afición, no solo en la provincia, sino tam­bién en el país.

“Me impresionó que por vez primera tuvimos más público a favor que en contra en el Latino­americano cuando enfrentamos a Industriales y eso fue estimu­lante para nosotros. Los play off son de una pasión enorme y es maravilloso hacer sentir a los artemiseños orgullosos de su béisbol”.

¿Siempre pensaste en llamar de refuerzo a Cepeda, Raúl Gon­zález, Dennis Laza, con quienes habías jugado?

“Antes de solicitarlos la direc­ción del equipo se reunió y habla­mos anticipadamente con muchos de ellos. Eso fue fundamental. Haber jugado con todos ellos solo permitió que se entregaran con este uniforme como si fuera el de su provincia. Y se los agradeceré siempre. Sin ellos no hubiéramos podido llegar al subtítulo. Como tampoco sin Luis González, Liván Moinelo, Erlis Casanova y otros. Son parte de este resultado. Desde el primer día asumieron que eran unos Cazadores y lo demostraron hasta el final”.

¿Algún particular en la rela­ción con Moinelo?

“Desde que llegó mostró su disposición de ayudarnos. Nos íbamos comunicando en cada en­trada sobre los lances que hacía, pero siempre dijo que no tenía lí­mite de lanzamientos, que venía a ayudar al equipo en lo que pu­diera. Y puso su mayor empeño al punto que fue clave en nuestros éxitos de play off hasta su salida hacia Japón. No solo es un señor lanzador, sino que como persona es más grande todavía”.

¿Cuándo pensaron que podían hacer historia con un podio?

“No te mentiría si te digo an­tes de empezar la Serie Nacional lo hablamos y en la Liga Élite fi­nalmente lo logramos. Es muy difícil en la pelota cubana una medalla. Y esa plata es súper in­mensa, sobre todo porque discuti­mos el campeonato hasta el sexto juego con un equipo tan poderoso como Matanzas. Sin que suene a justificación porque no me gusta, la defensa no estuvo a la altura que queríamos. Pero festejamos ese podio histórico y estamos feli­ces por la familia, los seguidores y por la provincia”.

Lo más difícil en la dirección este primer año.

“Estar dirigiendo 40 hombres con caracteres diferentes nunca es fácil, pero desde el primer día hicimos una buena química en­tre dirección y atleta. El hecho de haber jugado mucho tiempo con ellos, contrario a lo que se pueda pensar, me facilitó las cosas. Mi estilo de dirección es comunica­ción, ser franco, sincero y trans­parente con cada uno. Y puedo de­cirte que me han respondido con un juego alegre y positivo dentro del terreno. No obstante, tengo un mundo de cosas por aprender. Y quiero aprenderlas”.

¿Más fácil entonces lanzar que dirigir?

“Al principio dije que no, pero luego de la Serie Nacional y esta Liga Élite he recapacitado (son­ríe). Es más fácil lanzar que di­rigir. Pero estoy complacido con el trabajo y ahora la meta para el próximo año sé que será superior, pero nos vamos a preparar para no defraudar a nadie”.

Yulieski González estuvo todo el tiempo con las manos atrás, como un caballeroso director. Como he escrito ya, ojalá y no se contamine porque el béisbol cuba­no lo necesita para empeños ma­yores. Cumplida la deuda perio­dística.

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