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AL PAN, PAN: ¡Unión!

Foto: ACN

El Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Ar­tistas de Cuba (Uneac) se­sionó el pasado jueves en La Habana. Fue una reu­nión preparatoria para el X congreso de la organiza­ción, que se celebrará en ju­nio de este año. Se dio a co­nocer el cronograma hasta el cónclave, que incluye un proceso asambleario en to­dos los comités provincia­les y municipales, y en las asociaciones y secciones de todas las manifestaciones.

Ese es, de hecho, el paso más importante, pues im­plica la oportunidad de es­tablecer un debate franco y profundo entre todos los miembros de la Uneac y los representantes de las ins­tituciones culturales, del Partido y del gobierno.

El país vive momentos demandantes, una crisis económica que impacta po­derosamente en todos los ámbitos del entramado so­cial. El arte y la literatura no escapan de esa lógica de la contingencia.

En el sector hay com­plejidades, conflictos y de­safíos permanentes, cuya proyección trasciende el espacio mismo de la crea­ción y se inserta en las di­námicas de la economía y la política. Los artistas pueden aportar desde su propio ejercicio. Deman­dan respuestas, pero tam­bién pueden ofrecerlas. La cultura no es adjetiva, el acervo espiritual es sostén imprescindible de un pro­yecto humanista. Y la vi­sión crítica que se concreta en buena parte de la crea­ción puede develar claves útiles para el empeño per­manente de construir una sociedad mejor.

Más que de un archipié­lago, más que de un país, se habla de una nación, que es un concepto mucho más integrador. Se habla de patria. No es casual que se haya escogido una fra­se del gran intelectual cu­bano Fernando Ortiz para acompañar este congreso: La cultura es la patria.

Ante el asedio de los esquemas colonizadores del poder hegemónico, la cultura es un valladar. Y la diversidad, la riqueza de expresiones y poéticas es garantía de permanencia, ante la lógica homogenei­zadora del mercado global.

Unidad no significa discurso único y reduccio­nista. Unidad es capacidad de diálogo, comunión de intereses y posibilidad de encontrar consensos.

La mayoría de los ar­tistas y escritores cubanos comparten esa aspiración. La Uneac tiene que seguir siendo plataforma, espacio privilegiado de confluen­cias.

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