Memoria de pueblo

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Entre las singularidades de Pinar del Río, está la hermosura de los mogotes del valle de Viñales y la guayabita del pinar, aunque nada aviva tanto la vanidad de los lugareños como ser la tierra del mejor tabaco del mundo.

Menos presunción genera la peculiaridad de que desde el año 1900 a la fecha 150 huracanes han impactado al territorio, la región de Cuba más azotada por este evento meteorológico, por eso estos hechos se inscriben con fuerza dentro de la historia local; entre los daños y desastres que dejan a su paso, hay estelas de luz que se tejen desde la solidaridad y el acompañamiento; fueron momentos en que muchos pinareños tuvieron contacto con Fidel, cada quien a su manera atesora esos recuerdos con especial celo.

ESPERANZA

En la imagen, señalado en un círculo Manuel Rodríguez Salas. Foto archivo histórico

 

Las inundaciones que provocó el huracán Alberto en Pinar del Río, 41 años después, siguen siendo un referente, para medir la intensidad de los cauces desbordados, en esta región de Cuba.

Manuel Rodríguez Salas, en su condición de reportero del periódico Guerrillero, seguía el rastro del estrago que ocasionó la subida de las aguas, se encontraba en la comunidad costera de Las Canas, cuando arribó al lugar Fidel.

“La gente sabía que iría, era lo normal, siempre estuvo allí por donde pasaba cada ciclón; acabábamos de hacer una entrevista a una señora de más de ochenta años que lloraba desconsoladamente porque había perdido todo lo de su casa, sólo con su presencia los llantos y lamentaciones acabaron, los rostros pasaron de tristeza a optimismo; Fidel tenía esa magia, emanaba esperanza.”

“Fue un privilegio ser testigo de la magnitud de ese amor y confianza.”

EL REGALO MÁS LINDO DE MI VIDA

Junto a la foto de la familia Teo tiene en la sala de su hogar el recuerdo gráfico del encuentro con Fidel, y en un sitio especial, el tabaco que considera el mejor regalo de su vida.

 

Su nombre es Raúl Mena Ibiricu, pero pocos lo identificarían por él, para los pinareños es “Teo”, en junio de 1982, cuando el paso del huracán Alberto por el occidente de Cuba, se desempeñaba como primer secretario del Partido en el municipio de Pinar del Río.

“Me llamó Jaime (Crombet Hernández-Baquero), que era el secretario de la provincia, y me dijo, ponte en un jeep frente a la ESPA (Escuela Provincial de Perfeccionamiento Atlético Ormani Arenado) lleva un termo con café y algo de merienda, de ahí no te puedes mover hasta que yo te diga o te manden a ponerte en una caravana; no recuerdo que tiempo esperé, pero pasó la caravana y me mandaron a ponerme al final.”

“Fuimos para el hotel Pinar del Río, fue cuando se tomó la foto de la vaca en el segundo piso y esa que está en la sala de mi casa que él (Fidel), se está riendo, porque me preguntó que si la ciudad estaba rodeada de agua que habíamos hecho para proteger a la población y le respondí que había ido para la emisora radio Guamá y mandamos a todo el mundo a irse para zonas altas.”

“De ahí salimos para San Juan y Martínez, cuando llegamos al límite del municipio, yo viré, pensé que no me correspondía seguir y la ciudad estaba sin agua, íbamos a reiniciar el servicio y pensé que era donde debía de estar; al tanque me fue a buscar horas después un escolta de Fidel; “el Comandante está preguntando por usted, lo está esperando para almorzar.” “¡Imagínate tú! Salimos para la casa de protocolo y cuando llegué me dijo: “tú eres el único secretario que me ha hecho esperar hora y media para almorzar”, había una silla en una esquinita y yo me iba a sentar ahí, pero me llamó y me sentó a su lado.”

“Ese día, me tomé el tercer plato de sopa de mi vida, yo no sé tomar sopa, me enredo con los fideos, me preguntó si me gustaba, y yo sí, sí claro.” Ríe al recordar el incidente y añade: “Para el postre me dijo: “vas a probar un queso crema que todo el mundo me critica, porque dicen está muy salado, pero está muy bueno.” Y me comí el único queso crema de mi vida, yo no podía tragarme aquello.”

 

Con 78 años, Raúl Mena Ibiricu, recuerda cada detalle de su encuentro con Fidel.

 

“Después me regaló un tabaco de los suyos y me lo eché en el bolsillo, me preguntó si no me lo iba a fumar y le dije que lo iba a guardar como un recuerdo, me dio otro, que sí me lo fumé. El primero, lo llevé con los especialistas de tabaco y les pedí que me lo prepararan para conservarlo, ahí está en ese estuche, me dijeron que no podía sacarlo y claro que no voy a sacarlo, ese es el mejor regalo de mi vida…”

“Cuando se iba me puso la mano sobre los hombros y me dijo no te aflijas ni te sientas triste, las pérdidas en Nicaragua por el ciclón se estiman en tres millones y tú aquí estás valorando 27, eso prueba lo mucho que hemos hecho y lo volveremos a hacer.”

“A mí me dieron el Escudo Pinareño y lo agradezco mucho, tengo otras medallas, demasiadas, diría yo, e incluso algunas inmerecidas a mi modo de ver, y todas las guardo con mucho cariño, pero mi mayor premio es ese tabaco que me dio Fidel.”

EL TOQUE MÁGICO…

De acuerdo a los vaticinios, el huracán Iván, quinto de la temporada ciclónica del año 2004, constituía un severo peligro para Pinar del Río; venía antecedido de una ola de desastres, y en esta tierra se acrecentaba el temor por las heridas sin cerrar del paso de Isidore y Lily, en septiembre del 2002.

Fidel no se limitó a sus habituales seguimientos, viajó para comprobar sobre el terreno las medidas adoptadas en aras de minimizar daños; después de intercambiar con las autoridades locales, en la sede del Comité Provincial del Partido, sostuvo un encuentro con la prensa.

De ese momento, Alina López Ochoa, periodista pinareña, atesora como un recuerdo invaluable una foto en la que aparece frente a él; en la imagen la mano derecha del líder está sobre su hombro izquierdo, reconoce que estaba nerviosa, pero logró hacerle varias preguntas, al margen de sus certeras respuestas, evoca ese contacto que describe como una caricia paternal, un toque mágico que trasmitió seguridad, protección y amor.

LA MEMORIA

Fidel estuvo muchas veces en Pinar del Río, visitó sus cuevas, entregó los primeros títulos de propiedad de tierra, creó comunidades campesinas, cooperativas, inauguró obras, recorrió zonas dañadas por los huracanes…, los que le conocieron en esos periplos, son hombres y mujeres que a lo largo de su vida han atesorado esos recuerdos como si fueran valiosas reliquias de sus existencias y lo comparten con generosidad, construyendo desde las palabras el mejor homenaje, la memoria de un pueblo.

Pies de fotos:
Alina: Esta foto acompañó la primera plana de la edición del 14 de septiembre del 2004 diario Granma. Foto de Ahmed Velázquez Sagués

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