Cargando...Santiago de Chile.- Cuando pensamos que en Lima 2019 habíamos visto el fondo del béisbol cubano en Juegos Panamericanos, este 24 de octubre volvimos hacia una profundidad increíble. Caímos contra Brasil (4-2) y ni siquiera un milagro de Colombia sobre Venezuela en el partido del cierre nos salvaría. Es fuerte, pero sentimos vergüenza nacional de esta actuación. Veníamos por el título y salimos «goleados» por los brasileños.
El partido sería muy fácil de describir. Hasta el cuarto capítulo ventaja de 1-0 para los sudamericanos, aprovechando dos errores en el segundo inning de Mujica y Baldoquín. El lanzador cubano José Ramón Rodríguez había sorteado el duelo contra el derecho Felipe Natel, quien dejó sin hit a Cuba hasta que salió del box por pelotazo recibido el pie tras conexión de Andri Pérez.
El festín de los brasileños llegaría en el quinto cuando ligaron consecutivamente cuatro imparables y un doble ante los relevistas Erlis Casanova y Renner Rivero, Solo Raymond Figueredo sorteó «los goles», digo, las carreras, en tanto sus compañeros apenas descontaron una en el sexto con triple de Dayán García luego de boleto a Yurisbel Gracial y la otra en el séptimo por sencillo de Roel Santos con dos hombres en circulación.
Ahora podrán venir todos los criterios y análisis para explicar la derrota. Pero nada justificará que hayamos perdido contra un Brasil que si bien es cierto tiene una influencia del béisbol japonés y algunos de sus jugadores ya tienen experiencia en ligas profesionales, jamás en la historia (Juegos Panamericanos, Clásicos Mundiales, Copas Intercontinentales y Campeonatos mundiales) nos había superado. Ahí radica esta vergüenza.
No obstante, como siempre hacemos, dejamos nuestras consideraciones finales.
MORALEJAS DEL PARTIDO
– Desde el primer capítulo, los brasileños, inspirados por sus dos sonrisas en el torneo salieron más agresivos. No desaprovecharon nada y todas las rectas del home hacia afuera resultaron bateadas con extrema facilidad. ¿Nuestros lanzadores de relevo lo sabían?
– Si José Ramón Rodríguez había transitado con mínima desventaja, y se trataba del último juego de la clasificatoria obligado a ganar, por qué sacarlo a los 72 o 73 lanzamientos. Esas decisiones sí son del cuerpo de dirección y cuestan partidos y hasta campeonatos como ahora.
– La ausencia de Erisbel Arruebaruena por una diabetis mellitus complicada con granos puede haber influido en el ánimo del conjunto, pero es que tampoco hubo ese líder tan vital para asumir un empuje que todos sigan. Baldoquín lo fue en el primer partido, pero hoy no apareció. El que mejor lo hizo fue Raúl González, sustituto en la inicial y con atrapadas excelentes, además de ser el único que se embasó las tres veces que fue al home.
– Le preguntamos al mentor Armando Johnson por un emergente en el turno de Mujica al final del partido (dado que tenía una evidente molestia en su pierna desde la entrada anterior) y la respuesta apuntó a «que solo nos quedaba Luis Vicente Mateo y apostamos a la experiencia de Mujica». Puede verse desde las dos caras, pero si en la composición de un equipo no contamos que un emergente para estos momentos nos hacía falta, también queda de tarea para la próxima.
– El lanzador Felipe Natel tiene 34 años y nos dejó sin hit en casi cinco entradas. No tiene ningún palmarés trascendental en ninguna liga profesional internacional. Eso sí, recibió un excelente scouteo de los nuestros y los atacó a sus debilidades. Solo en un inning concedió par de boletos y nada pudimos hacerle. ¿Subestimamos a Brasil pensando solo que sería México nuestro rival a derrotar en estos Juegos? ¿Serán tan buenos nuestros ganadores como lucieron o nos faltó, una vez más, ese extra que nos acostumbramos por años en otros equipos y desde hace una década anda desaparecido?
– Gracias al colega Arnelio Álvarez podemos compartir que en la historia de estos juegos múltiples enfrentamos a Brasil en 1951 (24-3), en 1963 (11-2 y 17-3), en 1995 (22-4), en 1999 (10-1) y en 2003 (4-0). También le ganamos en aquella Copa Mundial de La Habana 2003 con jonrón decisivo de Kendry Morales y en el Clásico Mundial del 2013 en Japón (5-2). Es decir, era uno de las naciones con que todavía andábamos invicta. Hasta hoy 24 de octubre.
– Esa remota posibilidad que daban las matemáticas de avanzar (a partir del resultado de Colombia-Venezuela), tampoco iba a quitar esta cara arrugada y triste que nos deja el béisbol cubano. De causas y consecuencias, de emigración y talentos, de detalles y esfuerzos seguiremos llenos. Lo cierto es que perdimos y nuestro deporte nacional nos hace sentir nuevamente vergüenza. No solo con sus seguidores, sino con un país que con el out 21 bajó cabeza y comenzó a polemizar. ¿Qué otra cosa nos queda?
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
Hace falta que acaben de quitar, demover, sustituir ó cambiar al mentor » Cara de Lástima » que noha resuelto ni timba los problemas de los equipos CUBA, flamantes, preparados, y con gran optimismo que han hecho soberanos papelazos últimamente y que se acabe de exigir a los que provienendeligas extranjeras que si no rinden al máximo como en esos países NO SALEN MÁS, porque las motivaciones de salarios juegan un papel decisivo cuando de dólares se trata.
! Despertemoa de una vez por todas !
Así es. Sentimos tristeza y vergüenza por el papelazo…