El obrero despierta más entusiasmado. «Puse temprano la cafetera porque ¡hola! me dijo el paquetico de café que regresa a la canasta familiar enhorabuena, justamente antes de nuestra celebración», declara el mecánico de molinos José Antonio García Castro, tras concluir el acto provincial de homenaje en Ciego de Ávila, por el Día del Trabajador Azucarero.
La fiesta tuvo por escenario el central Ciro Redondo, donde labora ese consagrado innovador. Allí se reafirmó el compromiso de potenciar la producción del endulzante.
Así la reaparecida infusión pudiera estar mejor acompañada del azúcar de la cuota normada que es hoy de tres libras por persona y solo del tipo crudo o prieta como le llaman allí los consumidores en las tiendas de víveres.
Su propio y mejor homenaje
Avanzar en las reparaciones de la maquinaria constituye su propio y mejor homenaje de los agroindustriales, cuyas tareas marchan al 70 % en el Ciro y al 114 en el ingenio Ecuador, del municipio de Baraguá.
En ambas industrias tienen el gran reto de detener el decrecimiento del endulzante en el territorio avileño que fue de 40 mil 888,4 toneladas, el 74 % del plan provincial en la pasada temporada.
La causa fundamental fue una rotura en la bioléctrica que neutralizó durante 38 días el suministro de energía y vapor al central Ciro Redondo, cuyo colectivo nada más alcanzó el 55 % del plan del dulce producto.
A la rotura de dispositivos de las caderas de la bioléctrica, debido a un disparo por frecuencia del Sistema Electroenergético Nacional, se sumó la carencia de combustibles. En cambio, enfrentaron todo tipo de contingencia y sobrecumplieron el programa de azúcar los trabajadores del Ecuador.
Tensa es también la próxima campaña desde su actual etapa de preparación. Ante las limitaciones de energía eléctrica y combustibles, llama la atención la necesidad de potenciar algo nada que ver con el bloqueo imperialista ni algún tipo de coyuntura excepcional.
Creció como las malas hierbas en la contienda pasada la insuficiente atención a los zafreros. Aún los estibadores del almacén de azúcar del Ciro esperan por las fajas de deficiente calidad que devolvieron en plena zafra.
En cambio, ellos lograron ensacar y depositar en tolvas sin pérdida alguna, unas 22 mil toneladas destinadas al consumo nacional en Ciego de Ávila y provincias orientales, según informó Geovanis Heredia Peña, técnico en dicho almacén.
Mientras que los hombres de los pelotones de corte mecanizado que tributaban caña al Ecuador, planteaban la necesidad de incrementar la cantidad y calidad de los alimentos.
Nuevo desafío
«Cada zafra significa un nuevo desafío, pero cuando el bloqueo económico repercute en el déficit de insumos, piezas de repuesto, maquinarias y otros recursos, nuestros afiliados multiplican la búsqueda de soluciones porque sienten tanto amor por su industria y tarea, como dijera el compañero Fidel», destaca Gisel Amuedo Llanes, secretaria general del Buró Provincial del Sindicato de Trabajadores Azucareros, quien reconoce que debe ser recíproco con atención integral tanta entrega.
Y hay más: si a las escaseses se le arriman las pérdidas de caña molible que se quedan en guardarrayas, caminos, carreteras y vías férreas por carros jaula con puertas abiertas al derroche, debe pensarse ya cómo evitar que la zafra próxima esté en llamas y no precisamente por el exceso de incendios en los cañaverales, como la pasada temporada azucarera.