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Casa Yeti: S.O.S. (+Fotos)

El inicio del curso 2023-2024, sobre diferentes disciplinas de las artes visuales y aplicadas que para niños y jóvenes realiza la comunidad artística Centro cultural Casa Yeti (Casa Verde), devino llamado a la reflexión y alerta en torno al peligro de extinción de las valiosos enseñanzas que desde hace más de 30 años realiza, con notable éxito de matrícula, ese centro fundado  y dirigido por el maestro de las artes plásticas Agustín Antonio Villafaña Rodríguez en el capitalino municipio de Playa.

A pesar de las múltiples gestiones iniciadas hace más de ocho años, en los niveles de dirección del gobierno y cultura, en el municipio y la provincia, ha sido imposible aprobar la remuneración salarial de los artífices que allí se han desempeñado hasta ahora de forma altruista; asunto que en tiempos de limitaciones económicas en el ámbito doméstico  se hace más perentorio debido al alza de los precios en todos los órdenes de la vida social.

Varios de estos compañeros, incorporados por la calidad de su obra al Registro nacional de las artes plásticas y con muchos años de trabajo al lado de Villafaña, se han visto prácticamente obligados a abandonar la Casa Yeti para incorporarse a otros proyectos en los que sí se reconoce salarialmente su entrega profesional.

En un ambiente de alegrías y expectativas por su ingreso —o continuación— en los talleres que en diferentes expresiones del arte se imparten en ese prestigioso centro, los infantes —cuyas edades oscilan entre los seis y los quince años de edad—, junto con sus padres y vecinos de la barriada, también hicieron del inicio del presente curso, un momento de meditación en torno a las múltiples dificultades que allí se enfrentan para llevar a feliz término este proyecto bajo el “supuesto” coauspicio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y de la Dirección municipal de Cultura (DMC).

 

Graduado de las escuelas provincial José Joaquín Tejada y Nacional de Arte Cubanacán, además del  Centro Europeo de la Terracota, en Florencia, Italia, donde concluyó su especialización en cerámica en el año 1984, durante el acto de inauguración Villafaña expuso los objetivos de aprendizaje de los pequeños que se incorporan a estos talleres, así como los que prosiguen con el enriquecimiento de sus instrucciones artísticas; las cuales les son impartidas por un colectivo de prestigiosos creadores de las artes visuales.

“Estos compañeros, además de impartir sus clases, aquí realizan, otras muchas tareas relacionadas con la limpieza del local y los patios, el mantenimiento, la guardia nocturna, las gestiones de oficina y el ejercicio como recepcionistas, entre otras muchas. Y ni siquiera hemos podido resolverles una plaza como instructores”, dijo el prolífico pintor,  grabador,  ceramista,  diseñador y dibujante.

El también miembro de los consejos nacionales del Sindicato de la Cultura —del que es fundador y asesor desde el año 1977—, de la Central de Trabajadores de Cuba y de la Uneac, subrayó que estas adversidades “nos han quitado la posibilidad de aprovechar la cantidad de áreas posibles que tenemos en el centro, así como ampliar la atención a los niños en diferentes géneros, los cuales, en estos momentos, solo podrán asistir a cursos de pintura, esculturas, dibujo, artesanía y manualidades, ya que hemos tenido que interrumpir trabajos de tanto interés para ellos como los de corcho, hilos engomados, papier maché y cerámica.

“Tampoco —apuntó— pudimos abrir los espacios destinados a la enseñanza del grabado y la fotografía, los cuales siempre han tenido gran aceptación, porque los artistas que las impartían tuvieron que marcharse a otras actividades”.

 


El reconocido creador enfatizó que “el Ministro de Cultura, quien conoce y valora de muy positivo nuestro proyecto, ha dejado orientaciones muy precisas para que los decisores en los niveles de provincia y municipio apoyen este trabajo que busca el beneficio espiritual de la comunidad e incentivar la vocación de los infantes hacia las artes visuales. Pero pasan los años y nuestro ambiente empeora cada vez más, creándose una situación muy difícil con los colectivos artísticos que nos han apuntalado siempre”.

Entre las adversidades que entorpecen la exitosa realización de los talleres en el actual período de enseñanza artística, al cual se incorporaron unos 120 niños de diferentes municipios de la capital, se encuentra la imposibilidad de realizar las obras para el taller de escultura, a pesar de ser otra orientación del Ministro. Nosotros, con esfuerzo propio de los profesores, compramos las tejas necesarias, pero no vienen a emprender la obra porque se argumenta que esto no es una institución, ni mi casa particular, y Planificación Física no aprueba esa inversión. Esto lo conoce todo el mundo y en los diferentes niveles, pero no hay apoyo”.

 


Ante tales calamidades, derivadas del desinterés y la falta de respaldo de los organismos decisores,  Villafaña exclamo que “no dejaremos morir la Casa Yeti. Vamos a impartir varios cursos de género durante todo el año, a lo cual agregaremos visitas a galerías de arte y museos, así como a otros lugares que enriquecen el imaginario infantil, como el zoológico y el acuario, en los que pueden encontrar elementos de referencia en sus posteriores trabajos.

“Este desidia por solucionar las dificultades que enfrentamos me tiene psicológicamente muy mal, unido a mi precario estado de salud. Me siento abatido, desilusionado, pues por mucho que hemos tratado de resolver estos problemas, no podemos hacerlos solos, sin el respaldo institucional”, dijo.

 

En el enfrentamiento de algunas de las contrariedades que entorpecen el desarrollo de estos cursos, el emprendedor artista destacó los vínculos de su proyecto con los familiares de los educandos, y en tal sentido encomió ese auxilio en la solución de varias dificultades, como la reparación de los baños, el arreglo de los bebederos de agua fría, para beneficio de los muchachos; en tanto dijo que para poder iniciar este curso igualmente “contamos con la colaboración de las familias en el mantenimiento de la casa, lo cual fue una tarea muy dura, además de deshierbar las áreas verdes. Fue algo genial, magnífico”.

 

Recalcó que esos padres consideran “que deben de contribuir con el mejor funcionamiento de la Casa Yeti, la cual le proporciona a sus hijos  una posibilidad enorme que no existe en otros lugares, pues hay instructores que dan clases particulares  y cobran una barbaridad de dinero por cada alumno, lo cual es impagable. Los que matriculan aquí, en su gran mayoría, proceden de hogares humildes. Vale destacar que esta colaboración ha sido espontánea, resultado de su apreciación sobre nuestras precariedades, pues nosotros solo hemos pedido ayuda a final del curso, en la inversión para imprimir los diplomas y los catálogos”.

 

Evidentemente preocupado por la realidad que predomina allí, Villafaña sentenció que “cuando demuestras que hacemos los que otros no hacen, eso genera enemigos y detractores que laceran nuestros  nobles empeños; y aunque nadie ha  venido a preocuparse por el funcionamiento de este centro, y contribuir a resolver las dificultades, sí adoptan posiciones agresivas, desinterés  y están al acecho para criticarnos. No obstante, nuestro proyecto mantendrá la premisa de que el arte siempre salva. Es un principio que florece en el corazón  al estar aquí, en Casa Yeti, en 13 y 46, en el Municipio Playa”.

En el anterior curso 2022-2023 allí se graduaron más de 80 niños, de una matrícula inicial de 130, en las especialidades de dibujo, pintura, artesanía, manualidades, escultura  y fotografía, entre otras.

 

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