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Los 85 de Magali García Moré

Un alto en temas deportivos para felicitar a una profesora, amiga y consejera de muchos colegas. Ojalá y todos llegáramos a esa edad con la lucidez y el cariño de esta mujer

Nunca fui su alumno en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana cuando fue Decana con la singularidad de ser más amada por los estudiantes que por sus profesores. Tampoco tuve el privilegio de ser su subordinado en el periódico Trabajadores o la Revista Bohemia, donde aún se le recuerda no solo por ser la primera mujer que ocupara esas funciones, sino por la amable rectitud de llevar adelante un periodismo audaz, valiente y comprometido, cuando era casi un tabú intentar esa diferencia en los medios de comunicación de Cuba.

 

 

La primera vez que pude conversar con ella bastó para dibujar a la Magali que me habían contado. Lucía un vestido de flores y sus sempiternos espejuelos de vista cansada, pero no vencida. Intentaba beber de cada palabra la esencia de una maestra, porque en esencia eso ha sido siempre ella: maestra del periodismo y de la vida, pues su familia siempre ha estado en primer lugar, por más cargos y responsabilidades asumidas. Y eso la hace inmensa y hasta superior, aunque ella siga hablando de nietos, hijos y bisnietos con la misma naturalidad que elogia una crónica o crítica una mala noticia.

Desde entonces he tenido a Magali como la conciencia más ilustre de esta profesión y de la vida, pues en cada llamada telefónica suya no deja de exhortarme a leer periodismo y literatura, escuchar a todas las fuentes que pueda para hacer un trabajo, no dejar de escribir lo que considere perfectible para la sociedad; y amar por sobre todas las cosas a esta Cuba que ella conoció antes del Triunfo de la Revolución, luego en la alfabetización y sigue siendo su tierra preferida entre todas las que ha visitado.

Para estos 85 años no faltarán los cakes, las visitas a su casa en Playa, los homenajes merecidos como Premio Nacional de Periodismo, pero con la humildad que traspasa estas líneas quería dejar el testimonio más sentido para quienes leen este post de que este cumpleaños no es más importante que ninguno por las ocho décadas y media de oxigeno y respiración. Tampoco porque sea una novia de muchos y se esté poniendo vieja, al decir de algún cantautor.

Este cumpleaños es trascendente porque Magali ha sembrado desde su impronta personal que hoy la abracemos con emoción cortada y recibamos solo a cambio su sonrisa. ¡Felicidades!

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