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Día de los Mártires de la Revolución: La huella indeleble de sus vidas

Las calles de Santiago de Cuba se hicieron pueblo, otra vez, como 66 años atrás; otra vez para realzar a Frank y a Pujol, ya no sus féretros al hombro sino la impronta, el talante, la huella indeleble de sus vidas como estandarte; otra vez el 30 de julio en peregrinación del parque Céspedes al cementerio para reavivar a los Mártires de la Revolución en su día.

 

El pueblo de Santiago de Cuba reeditó la marcha patriótica que 66 años atrás acompañara el entierro de Frank y Pujol. Foto: Betty Beatón Ruiz

Marcando el paso en la marcha patriótica las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en la provincia de Santiago de Cuba, José Ramón Monteagudo Ruiz y Beatriz Jhonson Urrutia, respectivamente, junto a  trabajadores y sus familiares.

Como símbolo de continuidad, banderas cubanas y del 26 de Julio asidas por pioneros y jóvenes; como tributo y evocación de lo vivido 66 años atrás, pétalos de rosas desgranados desde los balcones, enardecido el espíritu rebelde y heroico de Santiago de Cuba.

San Pedro, Paseo Martí, Calzada de Crombet, cementerio patrimonial de Santa Ifigenia… ante la tumba de Frank, donde también reposan los restos de su hermano Josué, ofrendas florales a título del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Líder de la Revolución Cubana, y de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido y Presidente de la República.

Es 30 de julio y la patria no olvida a los que por ella cayeron, es el Día de los Mártires de la Revolución, la fecha la marca el asesinato, en 1957, de los luchadores clandestinos Frank País García y Raúl Pujol Arencibia,  ametrallados por esbirros de la dictadura de Batista en plena calle (Callejón del Muro y San Germán) a mansalva, con saña, sin piedad.

Pero la fecha abraza también a tantísimos cubanos, corajudos, patriotas, mujeres y hombres definidos con palabra precisa por el poeta Navarro Luna: (…) muertos que, aunque muertos, no están en sus entierros; (…) muertos que no caben en las tumbas cerradas y las rompen, y salen, con los cuchillos de sus huesos, para seguir guerreando en la batalla…

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