Unasur pugna por renacer

Unasur pugna por renacer

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Osvaldo Rodríguez Martínez, especial para Trabajadores

En los últimos tiempos el tablero suramericano se ha recompuesto con gobiernos que priorizan la unidad por encima de las diferencias ideológicas. Las voces disidentes quedan aisladas frente a los intereses nacionales de sobrevivencia en un mundo multipolar.

 

Foto: PL

 

La conspiración encabezada por el ultraderechista brasilero Jair Bolsonaro para destruir el consenso logrado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) solo dejó satisfacciones a la política de Estados Unidos, pues en la subregión retardó el desarrollo debido a la ruptura de la colaboración entre países vecinos.

Desde Brasil, cuna del organismo y donde se había decretado su presunta muerte, el presidente Luis Inacio Lula da Silva pugna por resucitarla: «No tenemos tiempo que perder. América del Sur tiene ante sí, una vez más, la oportunidad de transitar el camino de la unidad. Y no tiene que empezar de cero. Unasur es un bien colectivo. Recordemos que está vigente. Siete países siguen siendo miembros de pleno derecho. Es importante retomar su proceso de construcción», aseguró el mandatario brasileño en la cumbre sureña celebrada el pasado 30 de mayo.

En ese sentido, el Consenso de Brasilia, firmado por los 11 presidentes suramericanos presentes, definió «la visión común de que América del Sur constituye una región de paz y cooperación, basada en el diálogo y el respeto a la diversidad de nuestros pueblos, comprometida con la democracia y los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, el Estado de derecho y la estabilidad institucional, la defensa de la soberanía y la no injerencia en asuntos internos».

El evento como anfitrión a Lula da Silva y devolvió al presidente venezolano Nicolás Maduro el asiento que legítimamente le corresponde y que había sido escamoteado por la oposición, con apoyo estadounidense.

Los argumentos de la imprescindible unidad fueron defendidos en declaraciones independientes, tanto por presidentes de marcado compromiso con la integración como el argentino Alberto Fernández, como por el derechista ecuatoriano Guillermo Lasso.

Luis Lacalle, jefe de estado de Uruguay, fue la única voz discordante. Atacó la iniciativa de recuperar Unasur, de la cual su país se retiró hace tres años, y consideró innecesario el papel instituciones como esa para el funcionamiento de las relaciones de la zona.

Lula, en cambio, hizo una propuesta abarcadora para unificar los intereses en una población de 450 millones de habitantes, al tiempo que sugirió usar las monedas locales en sustitución del dólar para el comercio en América del Sur y crear una “unidad de referencia común para el comercio, reduciendo la dependencia de las monedas extranjeras”.

“Para reforzar la integración es necesario incrementar los niveles de interdependencia económica y comercial en la región. Es un camino complejo, pero no imposible. Falta todavía profundizar en una mirada colectiva y dejar de mirarse cada uno al ombligo”, opinó el periodista ecuatoriano-uruguayo Kintto Lucas, en un artículo publicado por Prensa Latina.

“Es necesario que las economías más grandes sean más solidarias con las economías pequeñas, pero también es fundamental que éstas busquen un desarrollo propio, dejen de ser parasitarias y no se escondan detrás de la farsa de revender productos traídos de otros países sin incorporar agregado nacional o solo colocando una etiqueta de industria nacional”, aseveró.

Frente a la corriente de acuerdos de libre comercio con el único objetivo de satisfacer oferta y demanda, Unasur ofrece la posibilidad de integración del bloque suramericano con proyectos que tienen al comercio como uno de los componentes, pero no el fin en sí mismo.

El escenario político y la crisis mundial acrecentada por la guerra en Ucrania y los conflictos de Occidente contra Rusia y China, impone a Latinoamérica y al Caribe la unidad como forma de supervivencia. En ese contexto, la resurrección de Unasur es tabla de salvación frente a la disputa de las potencias por el control del orbe.

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