Icono del sitio Trabajadores

CON FILO: El primer aviso ya está dado

Este primero de junio comenzó oficialmente la temporada ciclónica del presente 2023, y su arrancada ha sido el pronóstico de una depresión tropical que debe desplazarse lentamente hacia el sur por el Golfo de México, con probabilidades de afectar al occidente del país en las próximas horas.

 


Las intensas lluvias de las dos últimas jornadas en varias zonas del país, y particularmente en la capital, vuelven a mostrar las vulnerabilidades que presentan no pocos barrios y zonas ante las inundaciones que se producen como consecuencia de cualquier incremento brusco de las precipitaciones.
Para nadie es un secreto lo variable de nuestro clima, característica que se va agudizando progresivamente como resultado del calentamiento global y sus consecuencias.
Pero a este elemento objetivo, tal vez tendríamos que sumarle también cierta dosis de imprevisión que lamentablemente todavía a veces nos afecta a la hora de prepararnos frente a los ciclos naturales de nuestro archipiélago.
Habría que analizar si las severas inundaciones de las últimas jornadas en La Habana no habrían podido atenuarse con un dragado más previsor y sistemático de los sistemas de drenaje pluvial existentes en las zonas de mayor complejidad, donde no siempre las labores preventivas son las que pudiéramos aspirar.
Parecería que solo cuando llueve a cántaros nos acordamos de la limpieza de zanjas y cañerías, del mantenimiento a los sistemas de alcantarillado, y en algunos casos, ni siquiera así.
Y como advierten los especialistas, no solo los organismos tropicales son peligrosos en esta temporada ciclónica que acaba de comenzar. Deben preocuparnos y ocuparnos más las tormentas locales severas propias del verano, junto con las granizadas imprevistas y sus daños, los inesperados tornados y cualquier otro fenómeno que pueda complicar la situación, lo cual incluye la vigilancia de la situación de los embalses y la posible saturación del subsuelo.
Aunque según ha estimado el Instituto de Meteorología, para este año se espera una temporada ciclónica menos activa de lo normal, con solo un 35 por ciento de posibilidades de que Cuba sea afectada por al menos un ciclón tropical con categoría de huracán, ya sabemos que no podemos confiarnos, porque no hace falta un fenómeno de gran fuerza para provocar daños severos en las infraestructuras y la agricultura de la Isla.
Limpiar los tragantes, zanjas y canales, hacer la poda correcta de los árboles —sin destruirlos, claro—, revisar las cubiertas de los techos, el estado de los postes del tendido eléctrico y recoger los escombros que existan en la vía pública y patios…
Yo diría que casi cualquier cubana o cubano sabe estas cosas, pero sería muy bueno que no nos sucediera como nos ha pasado a veces, que todavía pueden sorprendernos las lluvias del verano sin todas las medidas adoptadas para evitar las inundaciones más usuales.
La cercana depresión tropical que inusualmente desciende ahora mismo hacia el occidente solo constituye un primer aviso de esta temporada ciclónica. Debemos interpretar esta señal de mal tiempo con responsabilidad, y actuar en consecuencia hasta el próximo mes de noviembre, sin dejarnos sorprender.
No importa si son muchos o pocos los huracanes —ojalá no sea ninguno—, las precauciones siempre hay que tomarlas. En fin, no dejemos para el ciclón lo que podemos hacer mucho antes de que nos alarmen y movilicen las lluvias y los vientos.

Compartir...
Salir de la versión móvil