La costosa “osadía” de reclamar la jornada de ocho horas (+ Fotos)

La costosa “osadía” de reclamar la jornada de ocho horas (+ Fotos)

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Por Osvaldo Rodríguez Martínez, especial para Trabajadores

Ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para la casa, fue la demanda conocida como 888, que promovió el líder del movimiento obrero británico Robert Owen (1771-1858).

“Todos los movimientos sociales, todos los progresos reales, registrados en Inglaterra en interés de la clase trabajadora, van asociados al nombre de Owen”, escribió Engels en su obra Del socialismo utópico al socialismo científico (1882).

Así reflejó la prensa los sucesos ocurridos en la plaza de Haymarket, de los que resultaron acusados los Mártires de Chicago.
Así reflejó la prensa los sucesos ocurridos en la plaza de Haymarket, de los que resultaron acusados los Mártires de Chicago.

 

La corriente de reducir las extenuantes jornadas de entre 14 y 17 horas diarias tuvo eco en Estados Unidos, donde la Ley Ingersoll, firmada en 1868 por el entonces presidente Andrew Johnson, estableció las ocho horas para empleados de oficinas federales y trabajadores de obras públicas.

Pero los industriales consideraron justo que la medida se aplicara en las fábricas. En Chicago, principal centro fabril del país, cobró fuerza la exigencia que hizo crisis el primero de mayo de 1886, cuando agitaron a la ciudad llamando a una huelga general que fue respaldada por unos 200 mil obreros y masivas protestas.

La policía arremetió brutalmente contra los manifestantes, hubo enfrentamientos y resultaron seis trabajadores muertos y decenas de heridos, según una investigación publicada en 2021 por la  sección de historia del sitio estadounidense National Geographic.

El efecto exacerbó los ánimos de los demandantes y el periodista Adolph Fischer, redactor del Chicagoer Arbeiter-Zeitung, periódico anarquista escrito en alemán, hizo una convocatoria a responder con energía a los represores.

“Al terror blanco respondamos con terror rojo. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costoso y se bebía a la salud de los bandidos del orden… ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!”, rezaba la octavilla distribuida en miles de ejemplares.

El cuarto día de la protesta contó con la presencia del alcalde citadino Carter Harrison, quien autorizó el acto bajo la mirada atenta de la policía local. Durante el discurso de uno de los líderes, una bomba salió de la multitud y explotó contra los uniformados, causándoles seis bajas mortales y unos sesenta heridos, aseveró National Geographic.

La represión que siguió dejó 38 muertos y 115 heridos en las filas obreras, además de la detención de 31 sindicalistas acusados, sin pruebas, de lanzar el artefacto. El proceso judicial que le siguió fue calificado de farsa por varias fuentes.

Desatan represión contra movimiento obrero

Aquel fue el punto de partida para iniciar una auténtica “cacería de brujas” contra el movimiento obrero estadounidense. Sucedieron redadas policiales una tras otras y las detenciones se contaron por centenares, recordó la investigación.

Mientras, la prensa encabezada por el Indianapolis Journal, el Chicago Tribune y The New York Times, definieron a los huelguistas como “truhanes y malhechores”, y calificaron sus protestas de “locura” por reclamar una jornada laboral de ocho horas.

Dibujo publicado en la prensa y que formó parte de la campaña de apoyo al al veredicto y de rechazo a los manifestantes.
Dibujo publicado en la prensa de la época, que formó parte de la campaña de apoyo al veredicto y de rechazo a los manifestantes.

“¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!”.

Tal arenga periodística alimentó la sed de venganza anti-obrera y finalmente llevaron al tribunal a ocho líderes sindicales, a quienes no les pudieron demostrar que alguno fuese el autor del atentado dinamitero, pero siete fueron condenados a la horca y uno a 15 años de cárcel.

La fiscalía no pudo identificar a la persona que arrojó el explosivo ni logró llevar ante la justicia al verdadero responsable, pero la Corte Suprema confirmó la sentencia de culpabilidad en el otoño de 1887, aunque a dos le conmutó la horca por cadena perpetua.

Los cuatro ejecutados invocaron su inocencia a la Corte Suprema. Solo aceptaban la absolución y no les fue concedida.
Los cuatro ejecutados invocaron su inocencia a la Corte Suprema. Solo aceptaban la absolución y no les fue concedida.

George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons (no estaba en el lugar), August Spies y Louis Lingg (se suicidó un día antes de la ejecución), fueron sancionados a pena de muerte; Samuel Fielden y Michael Schwab, a cadena perpetua; y Oscar Neebe a 15 años de trabajos forzados. El grupo es conocido como los Mártires de Chicago.

Nunca se confirmó el autor del atentado, no obstante, los historiadores estadounidenses James Joll y Timothy Messer-Kruse aseguran que la evidencia apuntó a Rudolph Schnaubelt, cuñado de Schwab, mientras otros textos repiten lo de la autoría sin aportar elementos de convicción.

John Peter Altgeld asumió como gobernador de Illinois años más tarde. En respuesta a una solicitud de indulto firmada por 60 mil personas y, tras una exhaustiva investigación, otorgó el tardío perdón absoluto a Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab el 26 de junio de 1893, lo únicos sobrevivientes entonces.

Crimen cometido en nombre de la ley

Para juristas, historiadores, sindicalistas y politólogos fue un crimen cometido en nombre de la ley. Ciento once años después, el 18 de febrero de 1997, el modesto monumento erigido en el cementerio Forest Home, en memoria a los ejecutados, fue declarado Monumento Histórico Nacional.

En el cementerio Forest Home, en Chicago, un modesto memorial es la denuncia permanente al crimen cometido en nombre de la ley.
En el cementerio Forest Home, en Chicago, un modesto memorial denuncia el crimen cometido en nombre de la ley.

En 1889, el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional había declarado el Primero de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, en memoria de los mártires de la plaza Haymarket, como también se les conoce por el escenario en que tuvieron lugar los sucesos en Chicago. Solo Estados Unidos no conmemora esa fecha.

Tal como dijo Spies momentos antes de ser ejecutado: “La voz que vas a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”.

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