Icono del sitio Trabajadores

Almas solidarias contra el dolor

“Estamos muy orgullosos de ustedes, y desde aquí seguimos pendientes de todo lo que están haciendo en la hermana Turquía”, expresó en Twitter el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Turquía duele. Y duele profundo. Due­le ver a su gente que deambula aún por las calles o permanece en refugios im­provisados. Duele tanto dolor, tantos fallecidos, heridos, desamparados…

Los niños turcos en el centro de la atención de los colaboradores cubanos. Foto: Cortesía de Juan Carlos Dupuy

La fuerza de la naturaleza se ensañó con ese país y en muy poco tiempo derrumbó mi­les de edificios, dividió la tierra y les arrancó la vida a infinidad de pobladores, de cualquier edad, o los dejó atrapados bajo los escombros sin apenas alguna esperanza de ser rescatados.

Nada extirpa el sufrimiento, pero la soli­daridad, la mano amiga, el amor al prójimo lo amortigua en alguna medida. Para hacerlo un tanto menor llegaron a zonas afectadas, como ángeles caídos del cielo, colaboradores cubanos de la salud: médicos y especialistas en enfer­mería, epidemiología, y personal de servicio, quienes fueron ubicados en el hospital Necip Fazil Sehir, en la localidad de Buyukyapalak, Elbistan, provincia de Kahramanmaras, en el centro-sur de ese país.

Ellos pertenecen al Contingente Interna­cional de Médicos Especializados en Situacio­nes de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, con una larga experiencia.

“Se asegura que el primer terremoto ocu­rrió aquí, en esta provincia, y ocasionó más de mil fallecidos, una cantidad considerable en re­lación con la cifra total que se reporta en este momento”, expresó en comunicación exclusiva con Trabajadores Juan Carlos Dupuy Núñez, técnico en Laboratorio Clínico y jefe del colec­tivo, quien formó parte también del grupo de especialistas cubanos que combatió el ébola en Liberia, África.

“Desde nuestra llegada hemos contado con un gran apoyo, sobre todo de la Agencia de Enfrentamiento a Desastres y Catástrofes del Ministerio del Interior turco, así como del em­bajador de Cuba. Rápidamente entró en acción la brigada con la atención a tres pacientes en el área de Terapia Intensiva. Recibimos el agra­decimiento de las autoridades del centro y de quienes coordinan la atención a los damnifica­dos en esta área”, señaló.

El equipo quirúrgico cubano labora en el hospital mencionado. Según los últimos regis­tros, los pacientes más atendidos son los poli-traumatizados. Priman las fracturas en las ex­tremidades, rótula, clavícula y cabeza del radio.

Los colaboradores han visitado además dos campamentos con sobrevivientes del terremo­to, ubicados en Afsin y Elbistan.

Le pregunté a Juan Carlos por alguna ac­titud sobresaliente que ya dejara huellas. Me remitió entonces a la doctora Alemy Paret Ro­dríguez, especialista en Pediatría, de 30 años de edad, la que ya ha atendido a una gran can­tidad de niños, y nos dio sus impresiones:

“Desde el momento en que me preguntaron por mi disposición de unirme a la brigada que vendría a Turquía no lo pensé dos veces. En las condiciones en que se encuentra esta población y nuestro sentir como profesionales de la Medi­cina adopté la decisión de venir sin dudar. Al llegar sentí una mezcla de emociones por dejar atrás a la familia, la patria, los compañeros de trabajo, lo habitual, lo conocido… Este país está en una situación de desastre, algo que debo en­frentar.

“Nos han recibido con los brazos abiertos desde que arribamos, lo mismo los más altos funcionarios que las personas más humildes. Todos han aceptado de la mejor manera la coo­peración, la ayuda, la mano brindada por los médicos cubanos”, apuntó la especialista.

“En el hospital donde fui ubicada recibí desde el primer instante una bienvenida ca­lurosa. Aunque el idioma es una barrera im­portante, encontramos el modo de podernos comunicar de la forma más natural posible. Al día siguiente comencé a realizar, junto con personal turco, una labor de atención en las áreas rurales más cercanas a la ciu­dad, en la que no hay personal sanitario, por lo que la población se halla desprotegida de asistencia médica.

“Fue algo muy bonito, porque muchos que no tenían nada, que lo habían perdido todo, nos ofrecieron su cariño, el agradecimiento, la alta valoración por la ayuda que les estábamos brindando quienes habíamos llegado desde un país tan lejano y diferente al suyo”, afirmó la pediatra cubana.

Compartir...
Salir de la versión móvil