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UCRANIA: Un año después

A un año del inicio de la operación militar especial de la Federación Rusa en Ucrania, la realidad en ese país es la continuidad de una guerra apoyada por los verdaderos causantes de esa confrontación.

Doce meses después la guerra continúa.

 

Si abrimos cualquiera de los periódicos existentes en las 27 naciones que conforman la Unión Europea, resulta claro que las informaciones publicadas, diariamente, responden a un guion que solo se diferencia por la firma de los autores.

Esto sucede desde el mismo día de la acción que calificaron como la “invasión” rusa y que durante años formó parte clave de la propaganda, que se resumía en breves frases como “la amenaza rusa” o “Ya vienen los rusos”.

La historia comienza mucho antes, cuando la Alianza Atlántica logró tener un “enemigo” que justificara su ampliación hacia el Este europeo y su cerco a Rusia, con militares de diferentes nacionalidades y con armamento moderno. Llegó entonces el 24 de febrero de 2022, y la terrible decisión rusa de tener como adversario a Ucrania o la Otan.

Nunca la paz fue una opción para EE.UU.

 

Esta situación fue denunciada una y otra vez por las máximas autoridades rusas al ser analizada la paz por ambas partes, sin lograr acuerdo alguno, o si se lograba, no se cumplía.

Ejemplo de ellos fueron los Acuerdos de Minks, que como ahora explican algunos de sus protagonistas fue solo para ganar el tiempo necesario y Ucrania pudiera armarse.

Pero las exigencias de la Unión Europea formuladas a nombre del “mundo” para armar a Ucrania ya no resultan convincentes a las poblaciones de las naciones miembros, preocupadas por una energía más cara y desabastecimiento de alimentos, por solo citar algunas de las consecuencias de las sanciones a Rusia.

Mentiras al desnudo en Munich

 

Pero el mundo es un poco más grande y más poblado que el ocupado y habitado por las naciones miembros de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.

Además, ese mundo ha rechazado la intensión estadounidense de involucrarlos en la entrega de equipos militares soviéticos a Ucrania, por estar a favor de la paz y el diálogo, como varios países latinoamericanos confirmaron recientemente.

Doce meses de muerte y destrucción, en una guerra híbrida, donde Rusia se enfrenta a la Otan y en especial a los Estados Unidos, que intenta debilitarla, mientras obtiene grandes ganancias vendiendo armas y gas a sus aliados europeos a muy buen precio.

La Conferencia de Seguridad de Múnich en su 59ª edición permitió conocer el verdadero pensamiento de quienes no quieren la paz.

El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, fue claro;” A algunos les preocupa que nuestro apoyo a Ucrania pueda desencadenar una escalada. No hay opciones sin riesgo, pero el mayor de todos es que gane Putin. Una victoria de Moscú podría hacer a Occidente vulnerable”.

Para revelar que “los aliados del bloque entrenaron y ayudaron a las fuerzas ucranianas desde el inicio de la crisis en el país y la reunificación de Crimea con Rusia en 2014.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, pronunció el 16 de febrero su discurso anual ante la Duma Estatal y el Parlamento ruso donde precisó “que hace un año se tomó la decisión para proteger a la población de nuestras tierras históricas, garantizar la seguridad de nuestro país y eliminar la amenaza del régimen neonazi de Kiev»,

Advirtió que Occidente pretende convertir el conflicto ucraniano en una confrontación global. «Lo entendemos y responderemos adecuadamente», prometió, asegurando que «es imposible derrotar a Rusia en el campo de batalla«.

El líder ruso subrayó que «nadie en Occidente tiene en cuenta las víctimas humanas y solo utilizan a Ucrania como un ariete contra Rusia y como campo de entrenamiento”.

El espectáculo imperialista por el primer año de guerra comenzó con la llegada de los líderes de la Unión Europea a Kiev, luego la visita de Zelenski a Bruselas, continuó con la presencia de Biden en  Kiev y el inútil intento de doblegar a Rusia con sanciones y amenazas.

Y concluye, por ahora, con la reunión de Biden en Polonia con los jefes de Estado y de Gobierno de nueve países del flanco oriental de la Otan y su secretario general, Jens Stoltenberg.

Lo público fue la demanda de más armas para Ucrania, plantear la unidad interna en la organización bélica y anunciar que la próxima cumbre de la Otan será el próximo año en Estados Unidos. Lo demás se dijo en reunión a puertas cerradas.

La historia no ha terminado. La verdad se abrirá paso.

 

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