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La cobra que más cobra

Que mañana tan calurosa, si de sudar frío el bolsillo se trataba, la del último domingo del enero menos invernal del 2023, en la feria agropecuaria del poblado de Pina, en Ia provincia de Ciego de Ávila.

Yailén Álvarez Hernández, la emprendedora joven vendedora. Foto: José Luis Martínez Alejo

Un hombre serruchaba una calabaza y vendía cada trozo a 100 pesos, al lado una col a 120 y colgadas a una carreta se exhibían jabitas de nailon con unos tomates a 200 pesos…ofertas no tan lejos de la tierra que las parió como de la inflación que las encareció.

En contraste, frente a los demorados puntos de venta en construcción, en un kiosko rústico, se detenían la mirada, los transeúntes y las jabas, ante las ofertas más económicas en comparación con las colindantes, que ofrecían Yailén Álvarez Hernández y Miguel Álvarez Téllez.

«Nuestros productos cuestan menos porque los produzco como usufructuario de tierras, cumplo los planes de entrega al Estado y los excedentes de las cosechas los traigo aquí y mi hija los vende no solo los domingos, sino todos los días», afirmaba Álvarez Téllez y rellenaba un pote para helado que usa como medidor de los ajíes cachucha por valor de 15.00 pesos, mientras otros ofrecen la misma cantidad a 25.00 y a 30.00 pesos.

«Los pepinos lo tenemos hoy a 20.00 la libra, pero si la calidad es inferior, no nos creemos que son de primera, lo hemos bajado a 15.00 y a 10.00. También traemos tomates, malangas y otras cosas siempre pensando que no sean tan caras, a pesar de que todo el mundo sabe que para producir hay que gastar un montón de dinero en los insumos», subrayaba el asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Felipe Navarro, del municipio de Ciro Redondo.

Miguel Álvarez Téllez, usufructuario de sensata decisión para con la alimentación del pueblo. Foto: José Luis Martínez Alejo

Marca la diferencia este ejemplo porque Miguel y Yailén no son revendedores, sino productor él y expendedora ella con más vergüenza que dinero.

En cambio, resaltaba la discrepante actitud de aquel especulador que comentaba sin miramiento: «Mis precios no se exhiben en pizarra, son orales y, según la fachada del cliente, cobro a mi antojo».

¿Quién le pone el cascabel a la cobra (inflación) que más cobra por los precios abusivos y las actitudes especulativas en la feria del poblado de Pina?

Y de seguro esta interrogante no es la excepción ahora en el centro de la geografía de Ciego de Ávila, por demás una de las provincias devenida potencia agrícola en Cuba.

 

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