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Héctor Torres La O: El trabajo es mi vida

Llegué a la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería (Ecoing) número 12, de la provincia de Cienfuegos, con el objetivo de dar cobertura periodística a un encuentro con la historia, cuyo centro sería la impronta dejada por el Comandante en Jefe Fidel Castro en ese sector estratégico de la economía cubana.

 

Héctor Torres la O, cincuentenario del sector de la Construcción. Foto: Barreras Ferrán.

 

Mientras presentaban las ponencias y realizaban intervenciones al respecto fijé mi vista en un hombre alto y fornido, quien evidentemente ya acumula una notable cantidad de años. Vestía un pulóver azul y una gorra del propio color con el logotipo de esa entidad.

Una vez terminado el encuentro indagué por él. “Ese es Héctor, una verdadera gloria del sector de la Construcción no solo en este territorio, sino también en Cuba”, me aseguraron.

Le sugerí conversar unos minutos y con rostro de persona bonachona evocó una leve sonrisa en los labios. Desde las primeras palabras pude percatarme de que estaba en presencia de un trabajador muy humilde y consagrado.

Héctor Torres La O, cincuentenario de ese sector, contó que nació y creció en Cieneguita, “en medio de un campo” del municipio de Abreus, en una familia muy pobre. Ese asentamiento está intrincado y medio perdido de la geografía de ese territorio.

“Somos tres hermanos. Ahora vivo en Pueblo Grifo, en la ciudad de Cienfuegos. Tengo dos hijos y tres nietos”, afirmó.

¿Principales obras en las que ha participado?

“Oh, son unas cuentas a través del tiempo: la refinería de Cienfuegos, la Plaza de la Ciudad y muchos, muchos viales. Soy jefe de brigada de la Planta de Asfalto.

¿Edad?

Tengo 79 años. Comencé en la Construcción en 1969. Me casé y tuve que comenzar a trabajar. El Partido orientó formar brigadas de constructores y me incorporé a una de ellas. Y desde ese día estoy aquí.

¿Cuál es su especialidad laboral?

Especialista en la aplicación de asfalto caliente. En ella me mantengo. Sigo activo, a pesar de mi edad.

Siente orgullo de ser constructor, ¿verdad?

(Afloran en sus ojos unas lágrimas) ¡Hombre!, sino fuera así no estuviera aquí.

Fidel visitó con frecuencia obras en ejecución en Cienfuegos. ¿Lo vio en alguna ocasión?

Varias veces. No pude conversar con él, ni acercármele mucho, como tanto hubiera querido, pero sí pude verlo.

No olvido que cuando era niño mi padre y yo íbamos con un ganado por un vial de Abreus y de pronto pararon unos carros. De uno de ellos se bajó Fidel. Le preguntó a mi papá si tenía muchas reses y conversaron de otras cosas que no recuerdo. Esa fue la vez que lo pude ver más cerca.

¿Cuándo terminará el trabajo para usted?

Me mantendré aquí. No sé hasta cuándo. No padezco de ninguna enfermedad. Esta es mi vida.

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