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Mipymes: Vereda tropical

Daba gusto ver a Ricardo Fernández Estrada hablarle al público que acu­día al stand de Deshidratados Haba­na en la reciente Feria Internacional en ExpoCuba (FIHAV2022), por la locuacidad e interés que dedicaba a cada cliente real o potencial de sus productos.

 

Frutas, hortalizas, plantas aromáticas y semillas comestibles sometidas a técnicas para la conservación de alimentos constituyen la oferta de esta pequeña empresa familiar. Foto: Alejandro Acosta

Frutas, hortalizas, plantas aro­máticas y semillas comestibles some­tidas a técnicas para la conservación de alimentos constituyen la oferta de esta pequeña empresa familiar, que con notable aceptación se estrenaba así como persona jurídica o entidad en la más grande bolsa comercial del país.

“Teníamos en casa una cafete­ría particular como trabajadores por cuenta propia, pero todo cam­bió con la llegada de la COVID-19, las cuarentenas y el cierre prolon­gado de ese tipo de establecimiento. Mi hermano y yo tuvimos entonces que replantearnos el objetivo y al­cance del negocio”, explicó el en­tusiasta director de producción de una de las alrededor de 6 mil mi­cro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) surgidas desde finales del año 2021 hasta la fecha.

Sobre las ventajas y trabas or­ganizativas que todavía existen, la efectividad de los mecanismos eco­nómicos y financieros establecidos y las expectativas de este naciente empresariado, aprovechamos el es­cenario de FIHAV2022 y conversa­mos con representantes de mipymes de diversa naturaleza.

 

El tamaño sí importa

“El proceso de aprobación de la empresa fue bastante expedito”, aseguró Fernández Estrada, en coincidencia con la mayoría de las personas entrevistadas que como norma reconocieron la relativa agi­lidad del trámite inicial, y el salto estratégico que significa el cambio de estatus jurídico.

“No es igual para un cliente tratar con una persona natural que con una entidad. Más aún en el sec­tor de la informática, donde tan im­portante como el contrato de venta es el servicio posterior de manteni­miento y mejora del producto”, ma­nifestó Alain Peña Gómez, direc­tor comercial y socio fundador de Pyxel solutions, mediana empresa que nació de un grupo de progra­madores reunidos desde el 2013, y que ahora amplió su razón social a la comunicación, la arquitectura, la ingeniería, la construcción y el di­seño.

Para el joven ingeniero, sin embargo, el tope a la cantidad de trabajadores que puede contratar una entidad de ese tipo (hasta 100 como máximo) puede constituirse en un freno a esas aspiraciones de ampliar el alcance de su empresa. Opina que internacionalmente hay opciones más factibles para enmar­car el tipo de mipymes, como puede ser el monto de facturación anual.

“Una empresa de construcción con 100 trabajadores no es nada”, adujo con similar preocupación la ingeniera Yulieta Hernández Díaz, presidenta de Pilares Construccio­nes, emprendimiento que combina la edificación, mantenimiento, re­paración y rehabilitación de inmue­bles con el reciclaje de materiales y un enfoque de género que da priori­dad a la incorporación de mujeres, mediante proyectos de desarrollo local y los principios de la economía circular.

Ya hay, no obstante, quienes ha­llaron una salida legal a este límite a la cantidad de fuerza de trabajo, que puede pesar más o menos de acuerdo con el tipo de actividad que realicen las mipymes.

Alain Abel Garófalo Hernán­dez, director general de Avange­nio, mediana empresa que produce y exporta soluciones informáticas, subrayó que además de esa entidad, cuyo nombre coincide con la mar­ca, crearon una segunda mipymes (Avangtec), lo cual les ha permitido sumar entre ambas 169 trabajado­res.

 

¿Destrabar el paraguas financiero?

Hasta ahora las mayores dificul­tades al parecer no transitan tan­to por lo organizativo, sino por las complejidades financieras que de­ben sortear las nacientes mipymes.

 

Las mayores dificultades al parecer no transitan tanto por lo organizativo, sino por las complejidades financieras que deben sortear las nacientes mipymes. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

La misma Avangenio, por ejem­plo, tiene que lidiar con todo lo que representa producir para un mer­cado “prohibido” para Cuba como es el estadounidense. Aunque Ga­rófalo Hernández asegura que hay conciencia en la dirección del país sobre las particularidades de una industria tan competitiva y des­localizada como la del software, considera que todavía es preci­so arriesgar más para seleccionar entidades privadas que potencial­mente podrían saltarse el bloqueo a través de vínculos directos con socios norteamericanos.

Pero no solo eso. La política fiscal vigente aún no es particular­mente estimulante para las expor­taciones, ni para los trabajadores que podrían percibir ingresos sig­nificativos por ese motivo, ya sea por salario o gratificaciones, según el empresario.

No la tienen más fácil con las finanzas quienes buscan produ­cir para el mercado nacional. Fer­nández Estrada, de Deshidratados Habana, enfatizó que los créditos bancarios no funcionan con la velo­cidad que las mipymes requerirían. También los clientes estatales, aun­que hacen mayores compras, tienen ciclos de pago muy prolongados que no siempre una micro, pequeña o mediana empresa pueden soportar.

“Los caminos tienen que ser más cortos”, apuntó el productor de alimentos, quien ya en mayo de este año consiguió sus primeras exporta­ciones de plátano maduro deshidra­tado, pero clama por mayor agilidad en los procesos de certificación de sus productos terminados y en la importación de equipamientos es­pecíficos para su industria.

“El acceso al crédito en pesos cubanos es malo y en divisas es peor”, añadió categórica Hernán­dez Díaz, de Pilares Construccio­nes, al identificar como el prin­cipal problema de su empresa la falta de un mercado cambiario. “Nuestro interés es construir para los cubanos, pero a veces estamos obligados a buscar clientes extran­jeros, para disponer de la moneda convertible que requiere la compra de muchos insumos, tecnologías y medios de protección”, aseguró.

Los vínculos y términos para operar y controlar la gestión eco­nómica tampoco fluyen siempre como se quisiera con el organismo rector de la actividad, destacó la ingeniera, quien abordó la falta de claridad existente en cuanto a las relaciones entre las mipymes de la Construcción y los inversionistas estatales.

“Las tarifas aprobadas por el Ministerio de la Construcción para las diferentes labores no son esti­mulantes. Con esos precios nadie va a construir”, dijo tajante Leo­nardo Paneque González, director de la pequeña empresa estatal Co­melec, soluciones integrales, una apuesta de la Industria Alimen­taria a la nueva estructura, que busca abaratar costos, agilizar las importaciones y ampliar el acceso a créditos para acometer proyectos como constructora, proyectista y contratista, al servicio de las gran­des empresas del sector.

Mipymes estatales como esta son excepciones entre el total de las entidades de su tipo aprobadas, lo cual podría ser una señal según Paneque González, de que todavía no se produce un cambio de men­talidad en ese sector acerca de las ventajas económicas y financieras que ofrece tal esquema para tra­bajar con menos personal, y lograr mayor producción y eficiencia.

“La creación de las mipymes son de las leyes más revoluciona­rias de las últimas décadas”, nos había dicho Peña Gómez, de Pyxel Solutions: “Ahora lo más impor­tante es que nos dejen hacer”, con­cluyó.

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