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Elecciones en Cuba: raíz de pueblo

Muchos visitantes extranjeros se sorprenderán por estos días con la publicación de las fotos y biografías de los nominados para las elecciones municipales del Poder Popular que tendrán lugar el próximo 27 de noviembre. ¿Solo  eso se divulga? ¿Y no hacen campaña? Tal vez pregunten algunos.

Otros hasta es posible que hagan la misma interrogante que el destacado director de cine Oliver Stone le hizo a Fidel Castro: ¿Cuándo habrá elecciones en Cuba? A lo que respondió el Comandante en Jefe que debía estudiar nuestro sistema electoral .

Es un hecho que para las democracias pluralistas occidentales todo sistema electoral que se aparte de su modelo no tiene validez. Por tanto, los comicios que se celebran  en Cuba son a menudo cuestionados  por sus sustanciales diferencias o desconocidos.

En muchas naciones los ciudadanos tienen que inscribirse para poder votar. En nuestro país el Registro Electoral se conforma de oficio por todos los ciudadanos con capacidad legal para poder ejercer su quizás al voto. El hecho de que este documento se exponga en lugares públicos, da la medida de la transparencia de nuestros comicios, ya que el elector tiene la posibilidad de revisar sus datos, actualizarlos, subsanar errores o actualizar cualquier aspecto. Ello contrasta con nuestro propio pasado, ya que en la Cuba prerrevolucionaria esas listas no eran públicas, además solían adulterarse y “votaban” hasta los difuntos.

 

 

La colocación también en lugares públicos al acceso de todos de las biografías y las fotos de los nominados les otorga a todos los candidatos el mismo tratamiento y por tanto las mismas oportunidades, destaca su capacidad, virtudes, méritos y prestigio como únicos elementos a tener en cuenta por los electores, muy diferente a las escandalosas campañas electorales donde candidatos de un sinnúmero de partidos pugnaban por alcanzar un puesto en el poder y no dudaban en apelar a la compra de votos y si era preciso al robo de las urnas durante las elecciones y en general les hacían a los electores muchas promesas que después que lograban su objetivo pasaban al olvido.

Lo peor es que en esas elecciones  imperaba el tristemente conocido como “voto de la necesidad” porque gran parte  de los electores no votaba por quien quería sino por quien necesitaba votar: vendían su voto a los políticos para conseguir un puesto de trabajo, el ingreso a un hospital, comprar una medicina y hasta pagar la caja en que iban a enterrar a un familiar muerto. Son realidades históricas que quienes añoran la vuelta al pasado se cuidan de mencionar .

Nuestro sistema electoral, tal como lo establece la Ley, es exponente de la democracia socialista cubana y permite a todos los ciudadanos con capacidad legal que cumplan los requisitos establecidos intervenir en la dirección del Estado, bien sea directamente o por intermedio de sus representantes elegidos para integrar los órganos del Poder Popular.

En pocas palabras: el ciudadano cubano puede nominar o ser nominado, elegir o ser elegido para ocupar cargos en el Poder Popular. Y para ello no necesita acumular una fortuna ni realizar una movilización en su favor con tentadores propuestas en el afán por ser elegido sino simplemente ser reconocido por su  trayectoria humana, moral, profesional y revolucionaria.

Son por tanto elecciones con raíz de pueblo.

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