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La Unión Europea y Alianza Atlántica en su propia guerra

Durante años la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), bajo la influencia de Estados Unidos, fueron preparando el escenario que hoy preocupa a buena parte de la humanidad, y que pudiera conducir a la Tercera Guerra Mundial.

 

Asusta pronunciar el nombre de lo que podría ser la última de las conflagraciones bélicas, aunque la propaganda de los grandes medios occidentales y, en especial, de Estados Unidos hace que los europeos se preocupen más por la crisis económica y de la energía que ya están presentes en las naciones del llamado Viejo Continente.

Las predicciones hechas por especialistas del mundo entero se van haciendo realidad en diversas formas y dan la estocada final a lo que fue el llamado “Estado de bienestar”, moribundo al cual ni siquiera los políticos europeos se atreven a darle vida.

 

Auguraron, además, protestas populares en cada una de estas naciones, las cuales se irían incrementando y sus pobladores tomarían las calles para exigir respuesta a sus dirigentes, preocupados más por cumplir “la norma” que le corresponde en el envío de armas y aportes económicos a la OTAN, que en evitar el peligro de no poder calentar los hogares y mantener funcionando sus industrias por falta de energía.

Al final, culparían de todo a los rusos.

 

Avanza el “general invierno”

Pues bien, las predicciones se cumplen y cada día aumentan las protestas, los paros y las exigencias a los Gobiernos de que traten de dar respuesta a esa guerra cotidiana, que no necesita armas, sino gas, energía, alimentos, trabajo y aumentos salariales, entre otras cosas.

 

El “general invierno” avanza, sin apuro, según las leyes de la naturaleza, tocará las puertas de millones de hogares y de fábricas necesitadas de una energía, “que por culpa de los rusos”, según les dicen sus respectivos medios, hace peligrar la vida de millones de personas.

 

No obstante, la burocracia comunitaria y los “aguerridos” militares de la OTAN continúan exigiendo su contribución en armamento para Ucrania y de las millonarias cifras que deben entregar para el fondo bélico que tiene como fin hacer más poderosa una Alianza que seguirá creciendo, casualmente, alrededor de Rusia.

 

¿Interesados en la seguridad europea?

La reunión del G-20 se llevará a cabo los días 15 y 16 en la isla indonesia de Bali. La gran prensa pone énfasis en el encuentro entre los presidentes de China, Xi Jinping y el de Estados Unidos, Joe Biden. Es un tema de primer orden, sobre todo por las amenazas y provocaciones estadounidenses contra el gigante asiático.

Especialistas consideran que será una reunión más, donde Estados Unidos reiterará la necesidad de defender las reglas de un mundo creado por ellos y sus aliados, para que la vida siga igual.

Aunque cuatro días antes el Pentágono anunció que “apoyará al Ejército de Taiwán con armas y entrenamiento, prometió el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Mark Milley, y acusó a Pekín de intentar buscar la «superioridad militar global».

A propósito, y en julio último, el canciller ruso, Serguei Lavrov,

precisó en reunión previa a la actual Cumbre, que “la reunión de ministros de Exteriores del G20 expuso la división de opiniones que existe en Occidente respecto a Kiev, y esto demuestra que para ellos lo importante es su ideología, no el bienestar del pueblo ucraniano ni la seguridad de Europa.”

En invierno las facturas de la electricidad alcanzan precios impagables, mientras tanto los gobiernos hacen lo imposible, no para resolver el problema, sino para evitar que las protestas lleguen al punto de hacer tambalear el orden establecido. Ah, y recuerdo que no será culpa de los rusos.

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