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Con Filo: Internet nos quiere gobernar

Durante tres días ha sesionado acá en La Habana con la participación por teleconferencia de las restantes provincias el Segundo Foro de Gobernanza de Internet, que organiza la Unión de Informáticos de Cuba junto con múltiples organizaciones profesionales y de otros sectores de la sociedad civil.

 

Ha sido un evento curioso, sobre todo por la diversidad de puntos de vista que han confluido en el análisis de un fenómeno tan complejo como el uso de la red de redes y en general de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Les comentaba a personas conocedoras que Internet quizás nos recuerda aquella vieja fábula de varias personas que con los ojos vendados debían palpar y describir a un elefante, de forma tal que cada una de ellas se hacía una idea diferente de ese gran mamífero, a partir de la parte que les correspondía reconocer al tacto.

Comunicadores, economistas, juristas, informáticos, tecnólogos, académicos, cada ciencia profundiza en distintas peculiaridades y aristas polémicas del desarrollo de Internet, como también hay muy variadas formas de utilizarla, en dependencia de los intereses de cada persona y también de sus posibilidades de acceso.

En Cuba el gran salto en la penetración de Internet ha llegado con la telefonía celular, que ha permitido llegar hasta más de siete millones de ciudadanos conectados, la mayoría por datos móviles.

No obstante, de los propios debates del Foro se desprende cuánto nos falta por convertir esa mayor posibilidad de acceso y esa riqueza de conocimientos específicos sobre el empleo del ciberespacio, en propuestas que integren todas esas miradas para un beneficio superior de la ciudadanía.

Se trata al final de un cambio cultural en el modo de relacionarse los seres humanos, que debiera implicar mejoras para las sociedades y los individuos que las integran, sin retrocesos en valores ni en comportamientos.

Mucho se puede hacer todavía para informatizar e implementar servicios a través de Internet y de otras plataformas digitales propias, que faciliten la vida de las personas, enriquezcan su espiritualidad y fomenten una mayor prosperidad entre nuestra gente.

No es posible hacerlo desde la singularidad cubana sin tener en cuenta que Internet y las tecnologías de la informática y las comunicaciones son también un terreno de disputa política, en el cual enfrentamos las mismas agresiones, e incluso hasta mucho más sofisticadas, que durante décadas hemos tenido que sortear por pretender apartarnos del modelo hegemónico impuesto al mundo por el capital.

Por eso resulta esencial que meditemos sobre estos vínculos y oportunidades desde todos los ámbitos de la participación ciudadana, sin desconocer la importancia que tiene la institucionalidad en el manejo de Internet, pero con esa óptica mucho más democrática y abarcadora desde lo individual hasta lo colectivo.

No es posible ya vivir de espaldas a la red de redes ni de las tecnologías, pero para sacarles provecho hay que asumirla de una manera crítica y creativa.

Parafraseando aquella sabrosa guaracha de Ñico Saquito sobre María Cristina, podríamos decir que Internet nos quiere gobernar, y no debemos —bajo ningún concepto— solamente seguirle la corriente.

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