Icono del sitio Trabajadores

#MejorSinBloqueo y el mundo lo sabe

Desde hace tres décadas, los representantes de los países miembros de las Naciones Unidas han incorporado a la agenda anual del organismo multilateral el debate de una resolución de condena al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba. La batalla diplomática ha sido larga. Su intensidad ha estado estrechamente relacionada con el nivel de hostilidad del diferendo que surgió con el triunfo mismo de la Revolución cubana.

 

 

Treinta años después de aquel 1992 en que se presentó por primera vez la Resolución, son más los gobiernos que coinciden en que la política unilateral del país más poderoso del mundo es una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y al Derecho Internacional.

El entramado legal estadounidense es exclusivo para Cuba. Ni siquiera aquellas naciones con las que estuvo en guerra han sido castigadas por tanto tiempo. El engendro, que limitó incluso los poderes ejecutivos de la presidencia estadounidense, violenta la igualdad soberana entre las naciones, constituye una injerencia en los asuntos internos de los Estados, e irrespeta la libre determinación e independencia.

El bloqueo constituye además una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de los ciudadanos de esta pequeña nación del Caribe, tal como reconoce el detallado informe presentado ante las Naciones Unidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores en representación del Gobierno de Cuba: “No hay un solo sector de la vida social y económica de Cuba que escape a estos efectos. Varias generaciones de cubanos y cubanas han nacido y vivido bajo el asedio de esta criminal política, que violenta los derechos de la población y afecta el bienestar y el paradigma de desarrollo al que aspira todo cubano”.

Según el texto, durante el último año, el bloqueo ha causado pérdidas en el orden de los 2 mil 557,5 millones de dólares, lo cual representa una afectación promedio de más de 365 millones de dólares mensuales y más de 12 millones de dólares diarios.

A precios corrientes, los perjuicios acumulados durante seis décadas de aplicación de esa política ascienden a 150 mil 410,8 millones de dólares. Tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 326 mil 432 millones de dólares.

 

Pero su impacto trasciende los datos numéricos, es una política de guerra económica en tiempo de paz, cuyo propósito es asfixiar la economía cubana y rendir al pueblo por hambre y necesidades. “Lo inmoral de esa política de Estados Unido, dijo el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, es que pretende utilizarla como un arma de negociación con nosotros”.

No es baladí reiterar que el bloqueo constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba, así como para la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social y el cumplimiento de los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, promovidos por las Naciones Unidas.

Los efectos extraterritoriales también han sido demostrados y reforzados a lo largo del tiempo, en ello coinciden los representantes de 160 Estados Miembros y Observadores, y organismos internacionales que enviaron sus contribuciones al Informe del Secretario General sobre el cumplimiento de la resolución «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.

También respondieron al llamado del directivo para recabar información, los embajadores de 34 organismos internacionales, entre los que se encuentran Cepal (Comisión Económica Regional para América Latina y el Caribe), FAO (Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), OMS (Organización Mundial de la Salud), OIT (Organización Internacional del Trabajo) y OMC (Organización Mundial de Comercio).

El septiembre del 2021, durante el debate general del 76 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, 34 jefes de delegación condenaron el bloqueo en sus discursos, como fueron Luis Alberto Arce Catacora, presidente de Bolivia; Mahamat Idriss Déby Itno, jefe de Estado de Chad; Carlos Alvarado Quesada, presidente de Costa Rica; Ali Bongo Ondimba, presidente de Gabón;  Ralph Gonsalves, primer ministro y ministro de Finanzas, Administración Pública, Seguridad Nacional, Asuntos Jurídicos y Asuntos Internos de San Vicente y las Granadinas; Nicolás Maduro Moros y Nguyen Xuan Phuc, presidentes de Venezuela y Vietnam, respectivamente.

 

 

Miles de actividades contra el bloqueo se organizan cada año en todo el mundo. Este año fueron casi un centenar en el mismo territorio de Estados Unidos, desde donde también ha nacido la propuesta de Puentes de amor, que busca allanar los obstáculos que esa política coloca a la normal comunicación entre las familias cubanas americanas.

A pesar de ello, y tras 29 resoluciones adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas que piden el cese del bloqueo, el gobierno estadounidense persiste en su postura arrogante de ignorar el sentido común y la opinión mundial. Este año no será diferente, no para ellos, pero el mundo sí conocerá un poco más quién es quién en cuestiones de política internacional, y sobre todo acerca de la realidad de Cuba.

 

 

Compartir...
Salir de la versión móvil