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Con Filo: Heroicidades cotidianas

La recuperación total de los municipios pinareños que devastó el huracán Ian llevara todavía algún tiempo. No es asunto de unas pocas semanas, ni siquiera tal vez de meses.

En el mes que ya transcurrió desde ese desastre natural hemos tenido emotivas referencias y testimonios de los esfuerzos descomunales que muchas personas realizan en el extremo occidental del país, incluyendo trabajadores de otras provincias que han aportado y aportan allá su mejor empeño.

 

 

Es previsible que este empuje se prolongue todavía durante un periodo mayor, a partir de las condiciones geográficas de esta zona del país, con extensas zonas rurales o semi-rurales, bien alejadas de su capital provincial.

Sabemos, no obstante, que ese tipo de heroicidades coyunturales, de crecimientos individuales y colectivos ante las contingencias más difíciles es el resultado de valores muy acendrados en nuestro pueblo.

Lo difícil siempre resulta sostener ese espíritu laborioso en el tiempo. En otras ocasiones hemos razonado aquí mismo sobre los problemas que tenemos con la sistematicidad y la constancia, en múltiples esferas de la vida social.

Pero debemos estar conscientes de que tal tendencia no es admisible, mucho menos en casos como estos de primera necesidad.

Cuando hay familias que aguardan, objetivos económicos que se pueden retrasar, realidades imposibles de postergar en el tiempo, es preciso crear las condiciones para que esa heroicidad que hasta ahora se ha vivido pase a ser cotidiana, permanente, o al menos suficientemente duradera como para revertir la situación creada, la cual en no pocos casos se ha agravado por dificultades ya existentes antes del embate destructivo del ciclón.

Para conseguirlo en circunstancias tan excepcionales como la que provoca una catástrofe de esta envergadura, son precisas medidas también excepcionales como las que se han venido tomando en casi todas las aristas de la vida económica y social de los municipios afectados.

Esto debe hacerse además con un suficiente margen de maniobra que permita ir renovando en el tiempo las fuerzas que se movilizan, y activar lo más posible las propias potencialidades locales para la solución de los problemas a mediano y largo plazo, con el concurso de la población del lugar y de los territorios más cercanos.

Lo cotidiano también puede llegar a tener visos de heroicidad cuando se organiza con racionalidad y mediante un sistema de trabajo que prevea, integre y mantenga una coordinación periódica de todas las acciones.

Tendríamos que procurar que así fuera siempre. Pero en particular resulta una aspiración perentoria en casos como este, cuando la población de localidades muy humildes y con severos daños en su infraestructura requerirá de un soporte intensivo prolongado en el tiempo.

Hay que insistir y extender, con trabajo y método, esas heroicidades cotidianas que se han visto durante el último mes en Pinar del Río. Ese pueblo lo merece y puede hacerlo.

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