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Camilo: lealtad, audacia y valor

En el prólogo del libro Guerra de guerrillas, el Comandante Ernesto Che Guevara precisó: “…no hay que ver a Camilo como un héroe aislado realizando hazañas maravillosas al solo impulso de su genio sino como una parte misma del pueblo que lo formó, como forma sus héroes, sus mártires o sus conductores en la selección inmensa de la lucha, con la rigidez de las condiciones bajo las cuales se efectuó”.

 

Recordaba así a su hermano de lucha, de corazón noble, al sagaz y audaz combatiente que procedía de un hogar obrero en el que sufrió en carne propia los rigores de la pobreza y adquirió el instinto revolucionario de sus padres, el sentimiento martiano y el rechazo a la explotación y a la opresión imperialista.

En ese entorno, Camilo se abre paso por si mismo como dependiente de una sastrería en La Habana y más tarde emigra hacia Estados Unidos en busca de mejor situación económica para ayudar a su familia. Regresa a Cuba y la realidad política impuesta por un golpe militar reaccionario lo estremece.

Su primer gesto patriótico ocurrió el 7 de diciembre de 1955durante  una manifestación encabezada por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) para rendir homenaje al General Antonio Maceo en el parque que inmortaliza su nombre, en La Habana. La policía desató una brutal represión y Camilo resulta herido de bala. Fue su inicio en el combate contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Retorna al exilio.  Hasta él llegan noticias acerca de los preparativos de una expedición revolucionaria en México cuyo objetivo supremo es emprender la lucha libertaria contra el régimen imperante en la Isla.

Sabe que el joven abogado Fidel Castro Ruz organiza la aguerrida  fuerza y forma parte de los 82 expedicionarios que partieron desde Tuxpan para iniciar la contienda guerrillera en las montañas del oriente cubano.

En apenas dos años el bisoño combatiente sobresalió por su temple, inteligencia y disciplina. Es uno de los más prestigiosos Comandantes del Ejército Rebelde y hombre de la absoluta confianza de Fidel. Como afirmara el Che, Camilo se convierte en el Señor de la Vanguardia.

No se propuso alcanzar un sitio en la historia. A ese lugar llegó por derecho propio. Combate tras combate, marchaba al frente de su tropa -uno de sus rasgos más prominentes-, así como la constante la constante preocupación por sus compañeros aun en medio del fragor de una batalla. Tenía todos los atributos de un líder natural.

Por orden del Comandante en Jefe Fidel Castro asume la misión de llevar la guerra libertadora invasión desde Oriente hasta Occidente al frente de la Columna Invasora número 2 Antonio Maceo, al igual que el Che con la Columna Invasora número 8 Ciro Redondo.

Avanza hacia la región central del país y junto a sus hombres desafía la implacable persecución del poderoso ejército enemigo, el cansancio debido a extenuantes caminatas por sitios escabrosos y el hambre. Dos de sus grandes hazañas fueron la toma del cuartel de Yaguajay, donde durante varios días el adversario ofreció estoica resistencia hasta deponer las armas y la participación en la épica batalla de Santa  Clara, determinante en el triunfo de las armas rebeldes.

En las nuevas tareas de la Revolución

Si protagónica fue su presencia en la gesta de liberación nacional, también lo fue cuando es designado  jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, en los momentos en que daba sus primeros pasos el nuevo Estado cubano, a partir del primero de enero de 1959.

Llevó a cabo un proceso de alfabetización, preparación política y cultural en las nuevas instituciones militares del país. La exigencia de que todo miembro de los cuerpos armados estudiara se hizo tan perentoria que Camilo la estableció como un requerimiento ineludible para ingresar en sus filas.

 

Toda su acción estuvo un sentido unitario y encaminada a consolidar la alianza entre obreros y campesinos, labor que desplegó en plena guerra de liberación.

Un ejemplo concreto la realización del Congreso Obrero Nacional de Trabajadores Azucareros en el territorio liberado del Frente Norte bajo su mando, cita donde intervino y en cuyos debates expresó su total respaldo las demandas planteadas por los delegados.

Intransigente contra toda actitud que pretendiera sembrar la confusión y desvirtuar el sentido de las medidas de justicia social aplicadas por el Gobierno Revolucionario, Camilo denunció públicamente a traidores y conspiradores.

Así procedió en la ciudad de Camagüey, cuando con su presencia enfrentó y desarticuló una maniobra divisionista que pretendía socavar a la Revolución Cubana.

El 28 de octubre de 1959, el pequeño avión bimotor que lo conducía desde ese territorio hacia La Habana desapareció sobre el mar en horas del anochecer.

Vibrantes fueron palabras las del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando al confirmar la pérdida del legendario guerrillero dijo: (…) “lo único que nosotros podemos pedirle a nuestro pueblo es que cada vez que la patria se encuentre en una situación difícil, que cada vez que la patria se encuentre en un momento de peligro, se acuerde de Camilo».

Desde el primer aniversario de su desaparición física, cubanos y cubanas de todas las generaciones llevan flores a las costas y ríos para honrar al héroe imperecedero.

 

 

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