Unos talleres de excelencia

Unos talleres de excelencia

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A lo mejor los casi 200 trabajadores de la UEB Talleres Especializados de Camagüey, pertenecientes a la empresa Azutecnia, no se conozcan entre sí, ni sepan de las vicisitudes que viven a diario. Pero lo que sí saben es que son, todos ellos, el corazón de una UEB que ostenta resultados de vanguardia y les pagan por su eficiencia laboral.

 

Los Talleres Especializados de Camagüey en los dos últimos años han obtenido la condición de Vanguardia Nacional y la organización de sus áreas de trabajo demuestran esa eficiencia de labor. Foto: Gretel Díaz Montalvo

Diseminados por varios municipios de Camagüey y hasta del país, este taller se prestigia como el mejor reparando motores modernos de la agroindustria azucarera. Son, como asegura el mecánico José Manuel Caballero Lago, más conocido como Cheo, “los primeros y mejores en prestar asistencia técnica en cualquier parte de Cuba; no hay Komatsu, ni cosechadoras Kase que se detenga por ellos. Lo que sea, lo arreglamos”.

Más que una tarea principal

Según explica Humberto Molina Castillo, director de la entidad perteneciente al Grupo de Azcuba, los talleres no son únicos en el país, pero, como una estrategia, muchos especializan su línea de trabajo.

“Nosotros, acota, prestamos varios servicios: de reparación de motores, de bombas de inyección y de inyectores; reconstrucción de equipos, de implementos de la maquinaria agrícola, como gradas, remolques o el sistema eléctrico de las cosechadoras; fabricamos gomas; preparamos suelos, pero también prestamos asistencia técnica a toda la maquinaria de Azcuba y de otras empresas estatales.

“Estamos divididos en 12 colectivos y todos son eficientes. El de la reparación de equipos se encarga de casi el 40% de la producción, mientras otra buena parte sale del taller del Wajay, en La Habana, el cual se encarga de recuperar todas las bombas de inyección e inyectores de nuevas tecnologías que existen en el país.

 

Cheo es casi un hombre orquesta dentro de los talleres, pues es el encargado de recorrer toda Cuba prestando asistencia técnica a cuanto motor lo requiera. Foto: Gretel Díaz

“Y, por supuesto, también nos hemos insertado en la prestación de servicios a terceros, con lo cual buscamos divisas, piezas de repuesto y aumentamos el nivel tecnológico de la entidad”.

Estos agramontinos, quienes aseguran que todo lo que sea fabricable o recuperable ellos lo hacen, son los que han permitido que el estado técnico de la maquinaria moderna esté en mejores condiciones en toda la Isla, a pesar de las carencias.

Por eso, no fue de extrañar que cuando comenzó la recién concluida zafra azucarera, desde arriba le pidieran ayuda para recuperar unos motores Cursor 9. “Estos, detalla el directivo, son esenciales en las máquinas cosechadoras de caña, sobre todo esas modernas que en un día pueden cortar 200 mil toneladas como promedio.

“En el país había un déficit de 13 motores y tanto nos enfocamos que recuperamos más. Los desarmamos y pieza a pieza vimos qué había que cambiar. Hicimos juntas, camisas, pistones, intercambiadores. Incluso los muchachos se pusieron y crearon un fondo de inyectores, unos 200, para evitar carencias ante las constantes tupiciones que genera el combustible”.

La entrega se reconoce

A diario estos hombres y mujeres inventan y garantizan procesos productivos. Por eso no es de extrañar que el salario medio estuviera por encima de los 12 mil pesos en el primer trimestre del año y que varios, los que sobrepasaron la norma, hayan cobrado 20 mil o casi 25 mil pesos.

Dice Molina Castillo que todo eso se ha logrado gracias a las medidas que se dictaron para salvar el sector y las que apoyan al sistema empresarial. “Aquí, explica, el salario está vinculado a la producción y todos, incluso los indirectos, tratan de potenciar esos números. Por eso el pasado año de un plan de 47 millones de pesos logramos 60 millones.

“Vimos que podíamos hacer más, por lo que esa es la base de lo planeado para este. Además, así se garantiza un mejor salario y lo aseguramos con la recuperación de piezas”.

 

Osmundo Proenza Alonso lleva unos 43 años en el sector azucarero como mecánico, pero dice que mientras pueda hacer su trabajo seguirá apoyando a la industria. Foto: Gretel Díaz

Eso, cuenta Osmundo Proenza Alonso, mecánico de equipos pesados, es lo que garantiza la eficiencia. “Esos motores, apunta, son de mucha importancia para la agricultura y sin ellos no se pudiera hacer mucho”. Por eso, aunque su jornada laboral sea de ocho horas, si es necesario va al taller las veces necesarias y no se detiene ni ante la carencia de piezas, porque “aquí casi todo es recuperable”.

Para Cheo lo vital de su labor es que logran extender la vida útil de los motores. “Estos vienen diseñados para durar unos cinco años, con una buena explotación, pero con el servicio de garantía que prestamos y con la recuperación pueden llegar hasta ocho años”.

Experiencia y juventud se mezclan en estos talleres, a los que solo hay que plantearle el problema. Y sin mandarlos, ya andan diagnosticando los centrales para prever roturas y garantizar más equipos para la venidera contienda, porque en ellos se puede arreglar de todo y con calidad.

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2 comentarios en Unos talleres de excelencia

  1. Reconocimiento a la UEB Talleres Especializados de Camagüey por los resultados productivos que alcanzan que la hacen merecedora de la condición de Vanguardia Nacional.

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