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Liga Élite de Béisbol: un batazo con algunas dudas

Desde hace más de tres lustros aficionados, periodistas, entrenadores, federativos, peloteros y todos los que sufren, sienten y aman el béisbol cubano abogamos por un torneo de más calidad en nuestra pelota, más allá de la Serie Nacional (SN), prendida en el corazón de Cuba como pocos eventos socioculturales logran.

Con opiniones divididas en cuanto a su organización, a los nombres de los equipos y al espectáculo real que pueda acarrear, desde el 8 de octubre nacerá en Bayamo la Liga Elite del Béisbol Cubano (LEBC). El partido inaugural será entre Agricultores y Tabacaleros.

Las Series Selectivas en 1975 fue el primer intento de concentrar a los mejores jugadores en una justa doméstica diferente a la SN. Duraron hasta 1992 y la pegada de entonces recayó, además del mayor nivel técnico y competitivo, en el arraigo que aún quedaba de la antigua división político-administrativa. Por eso los cienfuegueros y espirituanos se sentían a placer como Las Villas y las provincias Orientales se asumían con orgullo como Mineros y Serranos.

De 1993 a 1995 inventamos las Súper Selectivas; en 1996 y 1997 la Copa Revolución; y del 2002 al 2005 las Súper Liga. Estadios semivacíos, escasa motivación de los protagonistas, pérdida de dinero y pobre espectáculo en general las llevaron a desaparecer sin que lograran el fijador deseado.

El reto de la LEBC anda por ahí y será más alto todavía, pues Tabacaleros, Portuarios, Centrales, Ganaderos, Agricultores y Cafetaleros nacieron con nombres impopulares y tendrán que conquistar sus seguidores con el imán de entrega y victorias, pues no basta unir territorios contiguos para asegurar aficiones. Hoy se ha entronizado más el concepto de “mi equipo” al de cada provincia y el apoyo de gobiernos territoriales responde a eso, no a la LEBC.

Como si fuera poco, emergerá sin resolver una diferencia salarial entre los dos certámenes; en tanto una posible incursión del patrocinio y publicidad a través de los actores económicos actuales (privados y estatales) tampoco se ha concretado. Se jugará a las dos de la tarde y todo parece indicar que el único incentivo para jugadores y entrenadores radicará en que el campeón acudirá a la Serie del Caribe en Caracas 2023.

Pactada en un formato de 50 encuentros  (10 contra cada conjunto) y un play off final, la LEBC será el único y último certamen antes del Clásico Mundial del próximo año. Algunos jugadores que se desempeñan en la Liga Profesional Japonesa quizás alcancen a jugarla tras el descanso reglamentario (el calendario regular termina el 18 de diciembre), pero otros no pisarán ninguno de los parques.

Revisando las nóminas y en espera del Congresillo Técnico, ya se ha informado que pudieran haber cambios todavía. La polémica sobre el tunero Danel Castro debió saldarse desde el inicio con solo preguntarle si quería o no jugar en la LEBC, pues era un derecho personal querer imponer el récord de hits para nuestro béisbol (le faltan 15) con el uniforme de su querida Las Tunas o de Agricultores. Ese paso se obvió y ahí se dispararon los comentarios.

Algunas particularidades del calendario dejan ver que en el Latino apenas jugará el cuestionado Portuarios en nueve ocasiones, las demás (16) serán en Mayabeque; al tiempo que en plazas emblemáticas como Villa Clara y Santiago de Cuba solo verán a Centrales y Cafetaleros, respectivamente, ocho veces. Sigue en pausa y dudas el atractivo que logre para el aficionado la justa, sobre todo cuando tres baluartes han sido minimizados con tan pocos desafíos.

Reitero lo que dije en un comentario anterior. Estoy a favor de una Liga Elite en Cuba (incluso con posibilidades de enriquecerla desde la comunicación y el espectáculo; y en esta fecha: octubre-enero), pero el inicio de esta ha sido enredada con nombres nada atractivos para los conjuntos y sin haber resueltos otros complementos aquí expuestos. Presiento que vamos a arrancar cojos. Y eso cuesta dinero y le cuesta al pueblo. Cuan equivocado quisiera estar. Si la realidad de la LEBC demostrara lo contrario seré el primero en reconocerlo.

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