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¡Pa‘rriba del lío!

Por estos días una frase me ha ronroneado persistentemente el pensamiento, ha dado vueltas en mi cabeza. Y me ha hecho recordar a mis hijos, nietos y también a los muchachos que desde temprano corretean su esparcimiento por nuestras calles y parques, y de quienes aprendí la frase que titula este material, un texto con pretensiones de crónica y con deseos de exorcizar la idea que encierra. ¡Pa‘rriba del lío!

¡Arriba del lío!

A decir verdad, la jerga popular elimina una letra, la d, y le agrega todo el criollismo, el gracejo, la ironía y el sentido común que nos caracteriza. Siempre, desde tiempos inmemoriales, ha sido así para los cubanos, ¡pa‘riba del lío!

Si te gusta una muchacha, más allá de los obstáculos para su conquista, pues ¡pa‘rriba del lío! Si el juego está complicado y hay que enredarle el inning al pitcher rival, ¡pa‘rriba del lío!. Si así no hubiera sido, entonces no hubiera habido victoria de enero de 1959 ni el triunfo tremendo de Girón. Desde octubre de 1868 hasta hoy; y así ante cada encrucijada, frente a cada desafío, cada lío que nos ha presentado la vida. No ya personalmente, sino como pueblo, como nación.

No voy a decir que los ejemplos sobran, pues la hidalguía jamás sobra. Pero así fue desde el viernes último allí en Matanzas, porque al incendio en la Base de Supertanqueros le fue arriba el pueblo todo de Cuba. Y también otros como México y Venezuela. Y amigos e instituciones de todas las latitudes. Lástima que el vecino de las Siete Leguas una vez más se empecinara en su inhumana maldad.

Ya para este martes en la mañana el presagio era menos conmovedor, menos dramático. Claro, allí todos estaban ¡Arriba del lío!

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