Cuando el fuego muestra su innegable poder, hay quienes plantan cara y, más allá de su propia vida, pelean. Los cuerpos de Bomberos de las provincias de Matanzas, Artemisa, Mayabeque y Villa Clara unen fuerzas para controlar el incendio que provocó el impacto de un rayo sobre el tanque número 52, en la tarde noche del pasado 5 de agosto. A pesar de la protección contra descargas, los amperes del relámpago pudieron más que el acero. Algo sí se sabe con claridad, es que valentía con resistencia es igual a bomberos.
Yunior, quien prestó sus manos en el Hotel Saratoga y Alex, bombero voluntario, participan en las labores para sofocar los incendios en la estación de supertanqueros de la zona industrial de Matanzas.
Sin tiempo para descansos, el grupo que acaba de llegar al comando, luego de enfrentar las llamas, se reúne para escuchar las indicaciones más recientes.
Las llamas del T51, el segundo tanque en explotar, superan los 13 metros de altura.
La columna de humo es, cuando menos, impresionante, desde toda la ciudad de Matanzas es fácil de observar.
Luego de instalada una de las vías para aumentar el agua disponible en la zona de incendio, el Comando 16 espera la luz verde para relevar a quienes están dentro.
La visión constante y atenta, sabiendo que, con ellos, está todo un pueblo.
La zona afectada por los incendios es grande. Se trabaja, sin descanso, para disminuir los efectos del fuego.
“Hay quienes prefirieron estar más cerca del lugar esperando su turno, teniendo aquí un lugar más cómodo y seguro, y fue allí donde decidieron descansar”, anotó Díaz-Canel.
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