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Calentar los polos (Separata Economía)

Por Ana Margarita González

Un basamento legal y mayor rigor en su selección refrendan los Polos Productivos Agropecuarios y Forestales de reciente creación, de los cuales se habla desde hace varios años. Los que mejor ha­bían trabajado son la fuente de los legalizados, y los demás se continúan fortaleciendo para su in­corporación a esta categoría según cumplan los re­querimientos.

Foto: Pepe Camellón

De acuerdo con la Resolución 384/2021, se entien­de por “Polos Productivos Agropecuarios y Fores­tales, al sistema donde se expresa la coordinación y articulación consciente, voluntaria y ordenada de los actores económicos de una determinada área geo­gráfica en función de lograr la gestión integral de las cadenas de valor agroindustriales y de los procesos de innovación, asistencia técnica, extensión agraria y capacitación para generar productos y servicios de alto valor agregado, y en consecuencia, obtener me­jores resultados productivos, económicos y sociales”.

“Hay que partir del concepto, porque antes, a cualquier área que comenzábamos a desmontar (des­brozar y preparar la tierra) y a sembrar le llamábamos polo productivo, y no es así, ese pudiera ser un sitio que en algún momento formará parte de un polo produc­tivo”, afirmó Miguel Rosales Román, director general de Agricultura, del ministerio de igual nombre.

“Para conformarlo, el polo tiene que cumplir determinados principios como una entidad coordi­nadora (empresa estatal), diversificación (aunque tenga un cultivo principal), territorialidad (espa­cio compacto que favorece la aplicación de tecnolo­gías), integración de la base productiva y entidades de ciencia; diferentes modelos de gestión y que sus ingresos contribuyan al desarrollo de las comuni­dades y los municipios”, precisó.

Polos productivos de cultivos varios

 

 

Miguel Rosales aclaró que se constituyen en cada rama de la agricultura, pero en el caso de los cultivos varios, tema que aborda la Separata Eco­noMía de este 27 de junio, hay 19 aprobados y todos no cumplen al pie de la letra cada requisito, poco a poco se irán fortaleciendo, aseguró.

Aclaró que de los 19, solo tres cumplen el re­querimiento de contar con facultades para expor­tar e importar: Ceballos, Victoria de Girón y Güira de Melena, otros están en el proceso; los polos, cuya empresa coordinadora que no tiene ese mandato, se encadenan y tributan sus productos a otra con fa­cultad para la comercialización en el exterior y el procesamiento industrial, y los ingresos se desti­nan al productor de origen.

Las bases productivas vinculadas a los polos aportaron el 26 % del total de las cosechas de cultivos varios logradas en el 2021, mientras en el primer cuatrimestre de este año fue el 25,3 %, informó Rosales Román.

 

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[box title=»¿Quién da más?» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]

Ana Margarita González

Pudiera parecer que los caminos de los polos productivos se bifurcan: abastecimiento a las grandes ciuda­des, la industria, la sustitución de importaciones y las exportaciones, pero en realidad se complementan, e impulsan la gestión de la base gene­radora de alimentos en aras de ma­yores cosechas.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]

Digamos que en nuestros días las exportaciones son el motor impul­sor, las que aportan capital para ha­cer inversiones, comprar repuestos y modernizar la infraestructura; con­trario a lo que algunos piensan, no todas las producciones se venden al mejor postor o se traspolan a pobla­ciones ajenas a las de su origen.

Cuando se siembra un área de determinado cultivo, que entra en el compromiso de exportación, queda un alto porciento, quizás más de la mitad de la cosecha, que no satisface los requisitos del cliente, ya sea por su calibre (mayor o menor del están­dar), daño mecánico o calidad, que se destina al consumo fresco o la in­dustrialización.

Los productos del agro que se comercializan en el exterior o en frontera, como se conoce (turismo, Zona de Desarrollo Mariel o cade­nas de tiendas) son la fuente de pago en divisas más expedita que reciben los productores para procurar la im­portación de sus recursos. Por tanto, nada que temer, ojalá “lluevan” co­sechas que aporten esos dividendos; siempre serán una validable fuente para los alimentos de los habitantes de este archipiélago.

Y ni hablar de la sustitución de importaciones; harto conocido es el concepto de que el dinero que se aho­rre en compras en el exterior puede emplearse para financiar la produc­ción nacional; excepto, en mi crite­rio, cuando sea más barato impor­tarlo que producirlo.

Más allá de estas disquisiciones, los polos productivos de cultivos va­rios tienen el enorme desafío de lo­grar cantidades de alimentos que se acerquen más a las necesidades de los consumidores; y no hablo de de­manda, soy consciente de que nin­gún país se autoabastece, todos los que pueden importan para lograr la gama de alimentos que satisfaga en cada época del año.

Una sola cifra da fe de la ca­rencia de productos del agro: en los 19 polos productivos de esta rama, constituidos en el entorno de las empresas históricamente más pro­ductivas y eficientes de Cuba, se acopia la quinta parte de lo pro­ducido en el país; así fue en el año 2021 y en el primer cuatrimestre de este año.

Si tomamos en cuenta que esa cantidad se relaciona con el total al­canzado o con el plan, que no cubre la demanda y que los cultivos varios son soporte para una alimentación de calidad, diríamos que no están ni a mitad del camino, y que tanto en ellos como en las demás zonas agrícolas tiene que crecer la pro­ducción, sin magia, sino con el uso más eficiente de los pocos recursos que les llegan, la explotación de más tierras, la aplicación de la ciencia, las prácticas agroecológicas y la in­teligencia.

Al sindicato corresponde recu­perar liderazgo, activar los resortes de la producción, la protección de insumos y equipamientos, la labor profiláctica contra indisciplinas e ilegalidades; en favor de las innova­ciones, la seguridad del trabajo y el cumplimiento del plan.

La arista burocrática de si son polos o no, para mí deriva je­rarquía. Procedo de un hermoso e inmenso polo (y no los habían in­ventado) Banao, donde crearon condiciones para las grandes co­sechas: recursos y fuerza laboral, que hoy están muy limitados, pero predominaba una clara estrategia de la producción.

Habría que recurrir a Banao porque allí el Comandante en Jefe creó una escuela que se multiplicó en otras zonas: en Jagüey Grande, la antigua Habana, las llanuras del Cauto, aunque sea preciso derribar barreras, horadar bloqueos y atem­perar los modos de hacer a estos tiempos.

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[box title=»Desarrollo de abajo hacia arriba» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]

Frank Castañeda Santalla*

La producción agropecuaria es in­suficiente, tanto en variedad como en calidad. Con los polos producti­vos se busca concentrar esfuerzos y los escasos recursos disponibles en los lugares donde se puedan lograr los mejores resultados productivos y económicos.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]

Sobre esa base, el Grupo Agríco­la impulsa el trabajo directamente en los polos, debido a su importan­cia en la producción de alimentos, donde participan empresas estata­les, cooperativas agropecuarias y los productores individuales, sean cam­pesinos o usufructuarios.

Lo más relevante es que en un mismo territorio, en una región geográfica determinada, se logra integrar a los actores económicos, independientemente de su escala de producción, las tecnologías que empleen y las formas de gestión.

Un polo productivo no es una estructura en sí, es una manera práctica de organizar la produc­ción, alejada de fórmulas burocrá­ticas, y no existe subordinación administrativa de unos con res­pecto a los otros.

Una cooperativa o un produc­tor no se subordina a la empresa que radica en el polo. Existen relaciones de contratos, donde se logran bene­ficios mutuos, que todas las partes participen de la cadena de valor que se genera, a partir por ejemplo, de encadenarse con la industria proce­sadora de alimentos, una unidad de comercialización de productos o una empresa exportadora.

El polo debe tener una línea principal de producción, por ejem­plo arroz, granos, viandas, fruta­les, y fomentar la cría de anima­les de todas las especies: ganado vacuno, ovino, caprino, cunícola, cerdos, aves y otros…, bien sean para el abastecimiento a sus tra­bajadores y las comunidades agrí­colas de la zona como para aportar a los balances del país. Es decir, su desarrollo se concibe de abajo hacia arriba, comenzando por su inserción en los sistemas alimen­tarios locales.

Esta concepción en la agricul­tura permite, además, concentrar los pocos recursos disponibles en aquellos lugares donde se puedan expresar con mayor agilidad las cosechas de productos frescos, ha­ciendo un uso más eficiente de la maquinaria; los sistemas de riego, tan escasos que solamente alcan­zan para cubrir el 8,2 % del área cultivable con que contamos; el transporte, la logística y poder ge­neralizar la introducción de resul­tados científico-técnicos.

En esas grandes concentracio­nes de tierras e infraestructuras se posibilita aplicar la agricultura de escala: la gran empresa y el peque­ño y mediano productor, y la agri­cultura de precisión, para el abas­tecimiento a las grandes ciudades y los balances de alimentos para la población.

Un polo puede estar conforma­do por varias empresas, coopera­tivas, productores, una unidad de producción y comercialización de semillas y una de ciencia e inno­vación, así como una empresa con facultades de hacer comercio ex­terior o encadenarse con otra que posea esa facultad.

Es importante también que nuestras empresas y formas pro­ductivas se inserten en los mer­cados internacionales, que nos conduzcan a mejorar la competi­tividad, la calidad, los servicios, los costos, la eficiencia, el conoci­miento del mercado y sobre todo la responsabilidad de generar los fi­nanciamientos que cada empresa y estructura necesita para adquirir los insumos.

Un elemento decisivo es la atención a las comunidades agrí­colas radicadas en la zona y la res­ponsabilidad social de las empre­sas, cooperativas y productores en la planificación para atender las necesidades de esos pueblos; lo que hagamos tiene que ser útil para los productores, las empresas, la eco­nomía y para el país.

*Presidente del Grupo Empre­sarial Agrícola

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Polos por ensanchar
Las mejores experiencias en los polos productivos están en la integración de los actores que intervienen en estos, la prioridad en la entrega de recursos, los vínculos con centros científicos y universidades, el aumento de las fincas ecológicas… Ver más

 

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Disponible para descargar en formato PDF: Separata de Economía Lunes 27 de junio de 2022

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