Icono del sitio Trabajadores

RETRATOS: Portuario de corazón

Eduardo Lezcano Hernández no duda en afirmar que es un portuario de corazón. Siente admiración y respeto por los hombres y mujeres que se desempeñan en tan importante sector. Él los conoce bien. Desde hace más de 40 años permanece en la misma empresa, aunque esta haya cambiado en más de una ocasión su nombre.

 

Foto:. Agustín Borrego Torres

 

Recién graduado como ingeniero industrial en la CUJAE, en 1980, llegó a la empresa Terminales Mambisas en febrero de 1981 y desde un inicio comenzó a adentrarse en el manejo de las operaciones portuarias, a la vez que empezó a ocupar diversas responsabilidades.

“Me desempeñaba como director de operaciones en Terminales Mambisas cuando fui a cumplir misión en tierra angolana. Llegué en enero de 1985 y fui designado como asesor del director del puerto de Luanda.

“Llegamos en momentos complejos. Por ahí entraban tropas y armamento cubanos. Cuando Cuito Cuanavale no hubo descanso, los aviones llegaban en las embarcaciones, se descargaban y se llevaban hacia el aeropuerto para que salieran a cumplir sus misiones. Nuestra responsabilidad era garantizar que todo se realizara con rapidez, eficiencia y máxima seguridad. Retorné el 26 de febrero de 1989”, recuerda.

 

Eduardo Lezcano junto a parte de su equipo. Foto:. Agustín Borrego Torres

 

Sentido de pertenencia

Cuando llegamos, un grupo de integrantes de la empresa de Servicios Portuarios de Occidente (Sepoc) y algunos que en otros momentos formaron parte del colectivo, se encontraban realizando su primera actividad en ocasión de celebrarse este 14 de junio el Día del Trabajador Marítimo-Portuario. Hablaban de momentos significativos para la Patria, en los cuales los portuarios ocuparon un papel relevante.

Entre ellos estaba Eduardo, director de Operaciones de la entidad. Allí transmitió su experiencia. Según me cuenta después, generalmente llega a su oficina sobre las seis y media de la mañana. Comprueba como se cumplió el plan previsto, tanto la descarga de los barcos como el de extracción de mercancías. A partir de entonces, junto a su equipo, hace el plan del próximo día. “Se coordina con todas las unidades básicas y las empresas que intervienen en la recepción de la carga”, acota.

Refiere que siempre recorre las unidades básicas, observa cómo se cumplen las coordinaciones previstas, y está al tanto de cualquier dificultad. La llegada de un barco impone reto para todos: lo principal es que se descargue con rapidez. Desde ahí se garantizan productos de la canasta básica de la población, desde Pinar del río hasta Camagüey.

En los últimos tiempos el volumen de trabajo ha disminuido. Se siente el impacto del cruel bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba, así como el complejo escenario económico que vive el mundo. Entran pocos barcos y estos son la vida de esta actividad.

 

Varios portuarios expusieron su experiencia en encuentro realizado como parte de las actividades por el Día del Trabajador Marítimo-Portuario el próximo 14 de junio. Foto:. Agustín Borrego

 

No duda en expresar que se siente feliz con su colectivo. “He logrado un equipo muy bueno. Hay compañeros que han trabajado conmigo 40 años. Están Marta Navarro y Ana Rodríguez, ya en edad de jubilación y dicen que no lo hacen hasta que yo no lo hagan; también está Gerardo Bárcenas, somos como una familia, conozco a sus hijos y nietos”.

En cada una de las palabras de este hombre curtido por la vida portuaria, se refleja sentido de pertenencia. Este lugar, asevera, es su otra casa. “He pasado casi más tiempo aquí que en mi propio hogar”, dice y subraya: “No lo dudes, mientras me sienta bien, no me jubilo”.

 

Ver más RETRATOS

Compartir...
Salir de la versión móvil