Luis Álvarez Álvarez: “La extraordinaria fortuna de haber contado con editores extraordinarios…”

Luis Álvarez Álvarez: “La extraordinaria fortuna de haber contado con editores extraordinarios…”

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Ayer domingo concluyó la XXX Feria Internacional del Libro en las cinco provincias del oriente insular, prestigioso y multitudinario evento que comenzó el pasado 10 de febrero en la capital y se extendió, progresivamente, a todos los territorios del país, con atractivas novedades literarias de diferentes géneros, así como un programa colateral de actividades artísticas, entre las que se destacan las concebidas para los niños, realizadas con talentos de cada localidad.

Esta edición del evento cultural más significativo del movimiento editorial cubano, el cual se había interrumpido durante los dos últimos años debido a la pandemia del Nuevo Coronavirus, tuvo a México como país invitado de honor por segunda ocasión en su historia y fue dedicada al doctor en Ciencias Históricas Alberto Prieto Rozos, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (2019) y Premio Nacional de Historia (2020); así como al destacado intelectual nacido y trascendido en Camagüey, el crítico literario, ensayista, pedagogo e investigador cubano Luis Álvarez Álvarez, Premio Nacional de Literatura (2017), con quien dialogamos sobre su prolífica carrera.

Foto: Tomada del periódico Vanguardia

Al preguntarle por cuál de sus ejercicios como escritor sentía especial afición, el Doctor en Ciencias (2001) y Doctor en Ciencias Filológicas (1989), ambos por la Universidad de La Habana, donde trabajó durante varios años, precisó:

— Es muy difícil para mí establecer una distinción. Tal vez tú, como periodista que ha incursionado muchos temas más allá de la cultura y diversos géneros, comprendas a qué me refiero cuando pienso que en la escritura todos tus textos son, de alguna manera, expresión tuya y que no hay derecho a preferir a un hijo por sobre otro. Puedo decirte qué géneros me dan un temor visceral: la narrativa y la dramaturgia. Están muy por encima de mí; son géneros que disfruto enormemente, pero que por la fascinación que ejercen sobre mí como lector me parecen, y lo son en mi caso, inalcanzables. No disfruto escribir poesía: me resulta una volcadura del espíritu más interior y, por ese carácter como de lava, me quema siempre y me daña. La nota crítica me cuesta mucho esfuerzo de concentración. Así que, no en términos de preferencia, sino de relativa comodidad, el ensayo me hace sentir con más posibilidades”.

Su obra ensayística se ha introducido en la vida y la obra de destacadas figuras insulares de las letras, las artes y la historia. Entre estos trabajos se destacan sus valiosos textos sobre José Martí, entre estos La cultura rusa en José Martí (Ed. Ácana. Camagüey, 2010); Martí, biógrafo. Facetas del discurso histórico martiano (Santiago de Cuba. Ed. Oriente, 2007); El Camagüey en Martí (La Habana: Editorial José Martí, 1998); Estrofa, imagen, fundación: la oratoria de José Martí (Casa de las Américas, 1995); El testimonio y la crónica de Martí hasta 1880 (Ed. Pablo de la Torriente Brau, 1992); algunos realizados con la colaboración de otros autores. ¿Qué particular devoción despierta en usted la figura del Héroe Nacional de Cuba?

— Es una pregunta indiscreta, que acepto atendiendo a los años que hace que nos conocemos. Lo más fácil, socorrido y exacto es que Martí es la encarnación de una manera ideal, transubstanciada, de ser cubano. En mi caso, la devoción, como dices muy bien, tiene que ver con su invencible sentido de los ideales, con su capacidad de sufrir de una manera agónica todo el mal del mundo, toda la angustia de su tierra, de su continente. Y haberlo hecho con honor y coraje.

Usted es acreedor de infinidad de premios y reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que se encuentran, además, el de Maestro de Juventudes, otorgado por la AHS en 2012; Miembro de honor de la Fundación Nicolás Guillén (2019); y la Distinción por la Cultura Nacional  (1996). ¿Cómo ha acogido el hecho de que la 30 Feria Internacional del Libro esté dedicada a usted junto con Alberto Prieto Rozos?

— Aprecio mucho al Doctor Prieto y compartir, de alguna manera, la feria con él es una alegría suplementaria. No solo el Doctor Prieto es uno de los más destacados especialistas en historia de América de nuestro país, sino que tuve el privilegio de tenerlo como profesor en un memorable curso de posgrado sobre historia de la Argentina. Más tarde pude contar con su solidaridad profesional en una circunstancia difícil en la que pude percatarme de que además de un gran profesional, es un ser humano solidario y cabal.

La dedicatoria de la feria, en mi caso personal, es desde luego una alegría, que no se produce sin la sensación, imposible de evitar en mi caso, de que deriva en primer lugar de la extraordinaria fortuna de haber contado con editores extraordinarios. Recuerdo con entera claridad a mi primer editor, ahora mi amigo, el poeta y ensayista Juan Nicolás Padrón.

También tuve el privilegio de que fuera mi segundo editor una persona tan culta y brillante como José Rodríguez Feo. A Clara Hernández la recuerdo con un respeto especial. Y a tantos otros: cierro los ojos y veo desfilar editores que, la verdad, mis libros no se merecían: Consuelo Muñiz, de la Editorial Oriente; Ruth y Nora Lelyen, y Maitée García Vázquez, Lincoln Capote, Eugenio Marrón, Marian Garrido, el especialísimo Rinaldo Acosta, tantos otros a quienes agradecer. Pero especialmente tengo que recordar aquí al hombre extraordinario que me enseñó lo poco que sé del trabajo editorial: Ambrosio Fornet, cuya ausencia se siente y se sentirá interminablemente.

¿Qué títulos de su autoría son presentados en esta edición de la Feria que concluye el venidero 29 de mayo en las provincias del Oriente insular?

— Se presenta la segunda edición de Estrofa, imagen, fundación: la oratoria de José Martí, que fue mi primera tesis doctoral y que ha sido objeto de una amorosa edición por Ed. Letras Cubanas. Arte y ciencia son una unidad: el arte permite aprender y descubrir la verdad; la ciencia es hermosa como proceso y como resultado. Son dos de las formas más claras y radiantes de humanidad que podemos hablar. Y ninguna es neutral. No hay arte ni ciencia sin ética, sin compromiso social, sin voluntad de servicio. Ojalá ese tesoro esencial podamos preservarlo frente a todo.

¿Se siente satisfecho con su obra?

— ¿Cuál obra? Mira, Jorge, yo he publicado algunos libros, un poco más de cincuenta. Obra, lo que se dice obra, dejaron José Martí, José Lezama Lima, Alejo Carpentier. Y de todas maneras, desde luego no estoy satisfecho con mis libritos. Tengo tantos proyectos por hacer, quizás, a mi edad, ya sean solo proyectos por soñar.

La 30 Feria Internacional del Libro se realizó en Camagüey entre el 19 y el 22 de mayo, ocasión en que se vendieron cerca de 340 títulos, entre los que se destacaron los de Álvarez Álvarez, una figura de la cultura cubana muy respetada y querida  en su  terruño. A pesar de la mala jugada que le propinó la pandemia de la Covid-19, cuyo padecimiento le impidió asistir al acto de inicio del evento en la capital, su actividad fue intensa durante las jornadas del encuentro en ese territorio, cuna del Poeta Nacional Nicolás Guillén, a quien se rindió homenaje junto con México, país invitado de honor.

Precisamente sobre la nación azteca, este incansable, enciclopédico y sencillo estudioso de disímiles temas, durante el programa de la Feria del Libro en Camagüey moderó  un panel sobre México y la literatura femenina, en tanto lideró un encuentro celebrado en el Museo Casa natal del Mayor General Ignacio Agramonte, durante la última jornada con varios poetas de diferentes regiones del país, el cual contó con la presencia del poeta y editor Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura.

Al término de nuestro encuentro, Luis enfatizo: “Te confieso uno entre varios pecados: me obsesiona la ciencia, los dominios científicos, la interrelación entre los campos científicos, la aventura del saber”.

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