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En línea con el arte

Durante las ocho horas de trabajo hacen ajustes técnicos en lo alto de una torre, reparan averías en casas de clientes, trami­tan solicitudes en un cen­tro comercial, o dirigen un proceso. Pero cuando la mayoría parte a casa al término de la jornada diaria, ellos, una veinte­na de trabajadores de la Empresa de Telecomuni­caciones (Etecsa) Santia­go de Cuba, se sacuden el cansancio y van a su cita con el arte, a engrandecer el espíritu y dar rienda suelta al cantor que lle­van dentro.

De izquierda a derecha la profesora Aída Liset y cuatro de los integrantes del coro: Arbelio, Keyttia, Yolanda y José Antonio. Foto: Betty Beatón Ruiz

El coro de esa insti­tución es de las agrupa­ciones del movimiento de artistas aficionados en la provincia santiaguera con más sólido quehacer.

Desde el 2019 inicia­ron las presentaciones formales de la agrupa­ción coral, primero den­tro del propio recinto de Etecsa, en actividades sindicales, luego, con mu­chas horas de ensayo con una profe de excelencia y pasión por el arte, die­ron el salto a escenarios como la Sala Dolores, el teatro de la Universidad de Oriente y la Escuela Provincial del Partido Hermanos Marañón, dentro de la provincia, además de encuentros en La Habana con su homólogo de la capital.

Los dos años de pandemia pusieron en pausa los ensayos y pre­sentaciones, y en medio de la nueva normalidad que se abre paso inten­tan recuperar la rutina diaria.

Fortalezas tienen para no decaer en el ca­mino del movimiento de artistas aficionados de la Central de Trabajadores de Cuba en Santiago, que pudiera estar más a la al­tura de las potencialida­des que existen dentro de los más diversos sectores productivos y de servi­cios.

Mientras, Etecsa pone voz a la cotidiani­dad con el entusiasmo de quienes integran su coro, entre ellos Keyttia Sán­chez Menéndez, suerte de líder del proyecto; José Antonio Lefebre Mercadilla, jubilado, pero presente; y Arbelio Vera, quien pone a dis­posición de todos los co­nocimientos adquiridos en sus estudios infanti­les de piano y violín.

“Estar unidos en esta obra consolida nuestra relación de compañe­ros, y ya somos una gran familia en torno a los servicios de telecomuni­caciones y el arte”, co­menta Yolanda Vázquez, otra de las cantoras.

“Es cierto que impli­ca horas extras, vencer el cansancio habitual para quedarnos en los ensayos y llegar tarde a casa, pero cantar es gra­tificante, dice Keyttia. Nos desestresamos, cre­cemos espiritualmente y ya por eso vale cualquier sacrificio”.

Un impulso para lo que hacen reciben de la joven profesora Aída Li­set Miyares Houdayer, una profesional del re­conocido ámbito coral de esta urbe suroriental, e integrante del Orfeón Santiago, quien con ri­gor, y de manera volun­taria, guía los pasos del coro de Etecsa.

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