Colombia frente al dilema de la democracia (+Video)

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“Tenemos 17 senadores y 25 representantes a la Cámara. Entrego al país la bancada progresista más grande desde la expedición de la Constitución del 91. Hoy es posible que un Frente Amplio Democrático, tenga la mayoría absoluta del Congreso”, aseguró Gustavo Petro en su cuenta de Twitter el pasado 13 de marzo luego de conocerse los resultados preliminares de los comicios legislativos en Colombia.

 

Foto: AFP

Por primera vez un movimiento de izquierda será la fuerza más numerosa en el Congreso y es un triunfo de la concertación política conseguida por el Pacto Histórico de Colombia, alianza lidereada por Petro, quien ahora va también por la presidencia.

No será un camino fácil. El bipartidismo tradicional (liberales y conservadores), así como otras fuerzas derechistas y de centro, harían mayoría en el Congreso si unieran sus esfuerzos para enfrentar los anhelos de justicia social que defiende el Pacto Histórico. Buscar asociaciones para aprobar eventuales leyes progresistas será uno de los primeros desafíos.

¿Modelo modélico?

El modelo colombiano podría ser ejemplo del ideal pluripartidista democrático latinoamericano, pero algo funciona mal en una nación donde la violencia arrebata ciudadanos por centenas.  Con el asesinato del reconocido músico Fabián Pérez Hooker, más conocido como ‘Hety’, embajador de la cultura raizal y creole en Colombia, suman 41 los líderes sociales asesinados en Colombia durante el 2022, y mil 327 desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016.

Allí funciona un Congreso bicameral: Senado (108 miembros) y Cámara de Representantes (188 miembros), en el que supuestamente están presentes los intereses de la nación. El ciclo legislativo y presidencial es de 4 años.

 

 

 

Durante siglos de historia democrática, el poder se alternó entre los dos partidos tradicionales (Liberal y Conservador). Solo en las últimas décadas se vieron obligados a compartir espacios, en alguna medida debido al desgaste político y la corrupción rampante, y en otra, por la persistente lucha de movimientos políticos que reclaman al Gobierno una respuesta coherente frente a la pobreza y la desigualdad.

De cara a los comicios legislativos del pasado 13 de marzo, con más de 38,8 millones de colombianos habilitados para votar, se organizaron tres coaliciones: Pacto Histórico por Colombia (PHC), Coalición de la Esperanza, y Nos Une Colombia.

El PHC fue presentado el 11 de febrero de 2021. Se define como “un llamado a Colombia en su enorme diversidad para acordar un futuro basado en la paz, la justicia social y la democracia”. Hasta el momento lo integran 18 partidos y movimientos políticos, aunque el camino para alcanzar la presidencia es convertirse en un Frente Amplio Democrático.

 

El candidato presidencial izquierdista Gustavo Petro, por Pacto Histórico (I); Sergio Fajardo, por la Coalición Centro Esperanza (C) y Federico Gutiérrez (D) por el derechista Equipo por Colombia. Foto: © France 24

Las elecciones internas de esta agrupación legitimaron como candidato presidencial, con más del 80 % de los votos, al economista Gustavo Petro (62 años). Antes fue representante a la Cámara por Cundinamarca y por Bogotá, donde también ocupó la alcaldía (2012-2015). Actualmente es Senador y es la tercera vez que opta por la presidencia (2010 y 2018).

“Aquí los únicos que no caben son los corruptos”, indicó Petro al conocer de la fuerza arrolladora con que esta vez han llegado al Senado y a la Cámara. “Muchos de los delitos en Colombia tienen que ver con el hambre, con la desigualdad social. Si no se actúa allí no se disminuye un delito”, dijo.

De la consulta del Pacto Histórico emergió también, como figura de trascendencia nacional, Francia Márquez (39 años), lideresa afro, abogada, feminista, símbolo de la cultura popular. Hasta el momento había ganado varios premios internacionales por su lucha contra grandes empresas de explotación minera, pero la cosecha de más de 800 mil votos de esta vez avala su proyección como una de las políticas más influyentes de las próximas décadas en Colombia.

La Coalición de la Esperanza (Centro Esperanza) reúne 5 agrupaciones, que acordaron llevar como candidato presidencial a Sergio Fajardo (65 años), académico, matemático, exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia. Aspira por tercera vez al cargo (2010 y 2018).

Según resultados preliminares (los definitivos deben ser divulgados este lunes 21 de marzo), la Coalición aseguró 10 curules en el Senado e igual cantidad en la Cámara de Representantes.

Nos Une Colombia es considerada como el primer pacto político del sector religioso en esa nación. Fue presentada a los votantes el 3 de septiembre del 2021 y la integran los partidos Colombia Justa Libres y el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (Mira). Por el momento no optaron por la presidencia, sí por escaños en el Senado de la República y en Cámara de Representantes. Obtuvieron 1 y 4 respectivamente.

Los comicios del pasado 13 de marzo perfilaron la boleta presidencial. Junto a Petro y a Fajardo estarán Federico Gutiérrez, al frente de Equipo por Colombia; Ingrid Betancourt, del partido Verde Oxígeno; Rodolfo Hernández, de Liga de Gobernantes Anticorrupción; Germán Córdoba, Cambo Radical;  Enrique Gómez, de Salvación Nacional; Luis Pérez, Colombia piensa en grande; Luis Gilberto Murillo, Colombia Renaciente; y John Milton Rodríguez, Colombia Justa-Libres.

Gutiérrez obtuvo 2,1 millones de votos y se ubica a sí mismo con “un pie en segunda vuelta”. Tras su experiencia política en Medellín, donde fue alcalde y concejal, aspira ahora por primera vez a la Presidencia.

Betancourt  mantiene vivo en el recuerdo de la gente el espanto de la guerra y la violencia. Vivió años secuestrada por fuerzas insurgentes y recién ha elegido, como compañero de fórmula, al coronel José Luis Esparza, participante del operativo militar que el 2 de julio del 2008 la liberó junto a otras 14 víctimas.

El ganador del venidero 29 de mayo deberá obtener al menos la mitad más uno de los votos. De no ser así, los punteros irán a segunda vuelta, prevista para el 19 de junio.

Voto, castigo y fraude

Si alguien puede haber tenido insomnio tras conocerse los resultados de estas elecciones, ese es el actual presidente Iván Duque. También su mentor Álvaro Uribe. Centro Democrático, el partido que los llevó a la cima y les ha servido de plataforma para aplicar una política neoliberal y entreguista a Estados Unidos, perdió 5 plazas de senadores (de 19 en 2018 ahora tendrán 14) y 16 de representantes (de 32 a 16).

Tras el descalabro, el candidato presidencial de esta fuerza, Óscar Iván Zuluaga, fue el primero en hacer pública su voluntad de ceder el apoyo de su electorado a favor de Gutiérrez y su Equipo por Colombia.

Como parte del proceso de revisión y control, la Misión de Observación Electoral (MOE) ha revelado “gran cantidad de errores”, la mayoría perjudiciales a Pacto Histórico. Petro y sus seguidores, por su parte, hablan de medio millón de votos al senado que no fueron reportados y que podría otorgarles otra plaza en esa instancia. Se espera que tal diferendo se resuelva lo antes posible con vistas a no potenciar aún más la polarización que ya vive la sociedad de cara a las presidenciales.

Sobre este proceso electoral, como sobre Colombia toda, permanecen serios compromisos y grandes deudas.

El primero es el supuesto “privilegio” concedido por el presidente estadounidense Joe Biden de designar al país como aliado principal y estratégico no miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tal condición se combina con la de participar en proyectos cooperativos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, como son los programas antiterrorismo, y almacenar material bélico que es parte de la reservas de guerra de la potencia norteña.

Pero el beneficio  no es tal, lo que existe es consenso acerca de que la presencia militar estadounidense en Colombia potencia los conflictos internos y representa una amenaza para la región.

 

Manifestantes chocan con la policía antidisturbios durante una protesta contra un proyecto de ley de reforma tributaria. Foto tomada el 28 de mayo de 2021. Foto: © Juan Barreto / AFP

Este ciclo legislativo ha estado marcado también por fuertes protestas asociadas a la deuda social, económica y política con los colombianos, quienes desde el 2019 tomaron las calles, desafiaron la emergencia sanitaria de la Covid-19, y a las tropas antimotines, que según ONU, tuvieron participación en al menos 28 de las 46 muertes reportadas por esos días.

A los reclamos de disminuir la pobreza, incrementar subsidios y potenciar las políticas distributivas, se sumaron entonces exigencias de cambios estructurales en la fuerza pública y de un sistema de salud que responda a las necesidades de la sociedad colombiana actual.

Las demandas se extendieron al Acuerdo de Paz firmado en 2016, denunciado una y otra vez como incumplido. Poco se ha hecho por remediar la pobreza y la desigualdad, verdaderas causas de la violencia, y por impedir el asesinato de líderes sociales.

Este Congreso será el primero en tener 16 escaños ocupados por representantes de circunscripciones afectadas por el conflicto, una de las reformas acordadas en el pacto de paz que finalmente entra en vigor.

 

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