Iván Gómez Ojea: un hombre que trae el agua

Iván Gómez Ojea: un hombre que trae el agua

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De las sequías sufridas por el oriente cubano podrían escribirse varios libros. Acostumbrarse a ellas ha significado mucho para sus habitantes, y ha hecho que quienes viven en esta porción del archipiélago vean en la falta de agua una amenaza importante.

Contra el duro racionamiento en el sector residencial, desarrollar tecnologías y herramientas para adaptarse a esas condiciones es ejercicio científico y entre sus protagonistas en Guantánamo está Iván Gómez Ojea, un innovador que aún desde el confinamiento al que le obligan delicados problemas de salud, no encuentra descanso en el trabajo desde su hogar.

Foto: Cortesía del entrevistado

Se graduó como Ingeniero Agrónomo en 1985 en la Universidad de Oriente, y hoy es Especialista Principal de Servicios Hidrológicos en la Empresa Provincial de Aprovechamiento Hidráulico en la Villa del río Guaso, un territorio donde la intensa sequía, también parte de los efectos del cambio climático, «ha obligado a sus responsables ―como él mismo dice― a gestionar mejor el agua”.

La escasez de agua en un banco temático…

«Entender ese fenómeno natural es algo que se inserta en mi labor. Me concierne el comportamiento, monitoreo y control de las variables hidrológicas desde las lluvias hasta el escurrimiento, incluyendo los focos contaminantes y el daño a las cuencas hidrográficas.

Apuntamos posibles soluciones, luego desentrañamos las capacidades para fortalecernos y eludir en mayor medida las consecuencias del problema.

“Guantánamo es una provincia de 6 mil 167 kilómetros cuadrados, pero con un clima diverso: al norte reina un clima tropical lluvioso, de ahí que Baracoa se nombre también a la ciudad de las aguas, quizás donde más llueve en Cuba; al centro, el ambiente es tropical de sabana, mientras al sur tenemos el clima más seco, el semiárido cubano. Tales condiciones suponen maneras distintas de atención a la sequía y sobre todo del aprovechamiento hídrico».

 ¿Qué proyectos y aportes tienen su firma?

«Estuvimos concentrados en el abasto de agua a varias zonas intrincadas ―Guandao, Boca de Jauco― además de la fabricación de arrietes hidráulicos. El esfuerzo es grande si tenemos que enfrentarnos a un déficit de más de 732,71 milímetros (mm) de escurrimiento en una región donde en los últimos 60 años llueve sólo cuando incide la presencia de algún evento meteorológico de gran magnitud.

“Pero no es posible detenerse. Ahí están los aportes científicos que hicimos con el trasvase del río Toa hacia el Valle de Caujerí por gravedad, o el diseño y construcción de una Planta Piloto de tratamiento de los residuales líquidos del café en Bayate, iniciativa que mereció el Premio Anual a la Innovación Tecnológica otorgado por la Delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Guantánamo».

 ¿En qué está empeñado ahora?

Hace unos años se nos dio la tarea de dotar de agua a la comunidad de Hatibonico, que hasta entonces tenía solo un pozo como fuente de abasto y un acueducto muy bien definido. Pero el pozo aún muy pobre, sin capacidad de aprovisionamiento a la población que necesita alrededor de 15 metros cúbicos diarios.

Conocimos por lugareños que un sitio al que llaman la cueva de los murciélagos, a 11 kilómetros de la zona, alberga un agua que ellos ya han usado antes, pero no es posible sacarla sin mecanización.

“Allí tuvimos que poner a funcionar un sifón invertido, y con una tubería de 200 metros chupamos el agua de la caverna. Ese fue uno de los reservorios que utilizamos y en poco más de seis horas pudimos extraer 48 metros cúbicos de agua. Al otro día ya se había llenado nuevamente la cueva.

“Estudiamos el líquido y efectivamente podía aprovecharse, algo de suma importancia para Hatibonico, que pertenece a esa zona semiárida, con marcada salinidad de los suelos.

“Aún no hemos concluido ese trabajo. Mientras, la comunidad se abastece por pipas, y el estudio sirve para encontrar otras reservas naturales y las maneras de llevar a la población el vital recurso».

Como miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), las ideas, análisis y prácticas de Iván Gómez Ojea han garantizado una mejor operación del sistema hidraúlico en sectores de importancia económica como la agricultura.

Incansable desde el hogar, su voluntad combate la escasez de precipitaciones con la entrega al estudio exhaustivo y las alternativas desde la innovación tecnológica en pos de mayores mejoras a los sistemas suministradores de agua.

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