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Empresas con pérdidas y empresas eficientes: Los trabajadores tienen LA PALABRA (Separata Economía)

Por Alina Martínez Triay

El ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil Fernández ha expresado que este es el año de recuperar niveles de actividad que propicien un incremento de la eficiencia y un mejor desenvolvimiento económico de nuestras empresas, comenta el miembro del Secretariado Nacional de la CTC José Antonio Pérez Pérez.

Foto: Heriberto González Brito

 

Foto: Heriberto González Brito

El vice primer ministro Gil también se­ñaló que todavía tenemos que decir “esta empresa está con pérdidas, pero no pode­mos aseverar que es ineficiente”. Está con pérdidas porque compra a un precio y ven­de a otro que está topado, en ocasiones in­ferior al de compra. Hay complejidades que este año tenemos que limpiar”.

Es una tarea difícil, subraya el sindica­lista, debido a los efectos del bloqueo y la COVID-19 que tienen un impacto negativo sobre el desarrollo de las entidades. Hay subutilización de las capacidades produc­tivas debido fundamentalmente a la falta de recursos materiales, déficit de combus­tibles y energía eléctrica, materias primas, insuficiente financiamiento en moneda li­bremente convertible para garantizar los abastecimientos y recursos necesarios, el mantenimiento, inversiones en equipos, y el desarrollo tecnológico.

Ante esta situación que provoca irren­tabilidad hay que encontrar alternativas, y el movimiento sindical tiene en sus manos un instrumento para potenciar esa búsque­da en favor de la eficiencia: las asambleas de discusión y análisis del plan y el presu­puesto en las que les toca a las administra­ciones ilustrar con transparencia los datos productivos e involucrar a los trabajadores en la toma de decisiones.

Tanto unos como otros deben dominar las medidas aprobadas para dinamizar la empresa estatal socialista con el fin de que en estas asambleas se logre un análisis de cómo en el orden económico su aplicación influye en los resultados de cada entidad.

Es preciso valorar en estos escenarios, por ejemplo, qué efecto tiene para la empre­sa lograr encadenarse con el sector no es­tatal, de qué manera diversificar los ingre­sos a partir de las actividades secundarias, como sucedió en la hilandería de Gibara, que al quedarse sin hilo pusieron a todas sus trabajadoras a laborar en otras produc­ciones, lo que mantuvo la vitalidad de la empresa; qué pueden aportar las ventas en la Zona Especial Desarrollo Mariel o en las tiendas en moneda libremente convertible, entre otros asuntos medulares.

Si se trata de empresas con pérdidas, determinar el plan de medidas para resol­verlas en el corto plazo, que contemple un uso más racional de los recursos y un mayor aprovechamiento del capital humano me­diante un equilibrio entre los trabajadores directos y los indirectos a la producción.

Resolver las pérdidas y alcanzar la efi­ciencia constituye en las circunstancias actuales un desafío, y por ello se han ido adoptando decisiones en favor de la auto­nomía de las empresas. La solución parte de que estas rompan la inercia y pongan en práctica las medidas que están en sus manos para mejorar su gestión y con ello beneficiar a los trabajadores.

 

 

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[box title=»Lo que necesita el país» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]

Ileana Díaz Fernández*

Empresas estatales eficientes es lo que necesita el país para hacer crecer la economía y en los momentos actua­les, en particular, para incrementar la oferta de bienes y servicios que permi­ta reducir la inflación que hoy nos gol­pea. Las empresas son eficientes por diversas causas, tales como: el meca­nismo económico genera las condicio­nes para ser eficientes y por supuesto una gestión empresarial que promueva la innovación, el emprendimiento de los trabajadores, el aprendizaje, entre otros aspectos.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]

Empresas estatales rentables exis­ten en Cuba, solo que con la tasa de cambio que prevaleció hasta el año pasado era muy difícil identificar cuá­les eran o no realmente rentables, hoy la pandemia y medidas económicas asumidas hacen también complicado identificarlas.

Las causas de la no rentabilidad son múltiples. Ahora se habla de 500 empresas irrentables por el ordena­miento, ¿todo tiene una causa en el Ordenamiento y la pandemia? La mo­dificación de la tasa de cambio y con ella la depreciación del peso traen consigo pérdidas de empresas impor­tadoras, además que dicho proceso provocó cambios administrativos en los precios de la cadena de suministro e insumos, que ha generado irrentabi­lidad a unas cuantas, y a todo lo ante­rior se unen la pandemia y el bloqueo.

Sin embargo, los problemas de ineficiencia en las empresas estatales no son de ahora; muchos han sido oca­sionados por topes de precios, por me­tas o tareas de carácter social que no subsidia el presupuesto del Estado, etc., y en general por un mecanismo econó­mico que no estimula la rentabilidad.

El mecanismo presente en el país es de asignación de recursos centra­lizados de forma administrativa, que no es la vía más eficiente de lograr productividad en las empresas. Se ca­racteriza, entre otras particularidades por restricciones financieras blandas aplicadas a las empresas que son per­manentemente rescatadas para que sobrevivan, bajo el entendido de pro­teger a los trabajadores. Pero sin una economía eficiente se genera un círcu­lo vicioso, que no permite ofrecer me­jores condiciones de vida para los tra­bajadores (habría que pensar en cómo protegerlos).

Otro factor es la autonomía cau­tiva, ya que se les amplían derechos a las empresas en algunos aspectos, pero otros son decididos centralmen­te como los destinos a distribuir uti­lidades.

La asignación de recursos se con­vierte en la mejor justificación para no ser eficientes y no cumplir el plan. No siempre el país puede garantizar la dis­tribución (debido a la situación finan­ciera restrictiva). Al mismo tiempo al asignar centralizadamente, se destina a empresas que no multiplican esos recur­sos (y no siempre por razones sociales).

No se poseen soluciones mágicas, pero pareciera necesario pasar a un mecanismo de regulación económi­ca, donde se otorgue autonomía real a las empresas y los precios, así como otros instrumentos jueguen su papel, sin renunciar a la planificación. No to­das las empresas aportan por igual a la economía, ninguna es igual a otra y por tanto la forma de regulación debe ser diferenciada. Las empresas mo­nopolios como, por ejemplo, de gene­ración de electricidad deben tener un tipo de regulación en aspectos como los precios a diferencia de las empre­sas del turismo, electrónica, etc. (que no deben ser monopolios).

Se hace necesario clasificar las empresas respecto a su papel en la economía y al tipo de actividad que ejecutan. No son lo mismo áreas eco­nómicas esencialmente comerciales (industria manufacturera), que otras relacionadas con intereses sociales, no son iguales aquellas vinculadas con los medios fundamentales de produc­ción o que son estratégicas para un ho­rizonte temporal.

Lo anterior requiere de una hoja de ruta que establezca cómo ir dando los pasos para crear mercados donde las empresas actúen bajo la regulación económica del Estado.

*Doctora en Ciencias Económicas. Profe­sora del Centro de Estudios de la Econo­mía Cubana

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[box title=»Para no fracasar» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]

José Luis Martínez Alejo

No creo que frente a las actuales disyuntivas en las relaciones entre la demanda creciente, la oferta de­primida y el precio inflacionario, haya alguien contento como para ir por ahí cantando: ganar o per­der es la ley de la vida…; tampoco hay que exagerar así: si tú has ga­nado siempre no sé por qué te que­jas, si hoy te tocó perder.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]

Ni tararear esa melodía se me ocurriría después de observar una tabla estadística tan colorada como un tomate. De ahí la deci­sión de poner pie en tierra para escuchar a sus labradores, porque se manosea el informe del plan económico 2022 y no he podido empatarme con los datos del cie­rre del viejo año en mi provincia.

Llamaban la atención en aquella reunión sindical, los sal­dos en rojo de una etapa cercana al fin del año 2021, no tanto por el número frío revelador de los 299 millones 200 mil pesos de pérdi­das económicas, sino porque la mayoría de las entidades con re­sultados negativos se encargan de la producción de alimentos.

Sin embargo, en una potencia agrícola que es la provincia de Cie­go de Ávila, nunca había visto en la lista negra, por entuertos finan­cieros, a la Empresa Agropecuaria La Cuba, siempre distinguida por ser la insignia de la agricultura cubana en el plátano fruta, por eso la tomo de ejemplo para comentar.

Su principal cultivo tocó fon­do el año pasado. El fertilizante no alimentó las plantaciones en fomento. La insuficiente disponi­bilidad del nutriente, de los insec­ticidas y herbicidas provocó que en ese tipo de banano se concen­trara el 68 % del incumplimiento del volumen total de la entidad que fue superior a las 15 mil 400 toneladas dejadas de producir.

Los bajos rendimientos y otros desaciertos se notaron en las variedades de plátano vianda y burro, los tubérculos y raíces, la yuca, el boniato, el frijol, el maíz, las hortalizas… por lo que las ma­las hierbas, la sigatoka y demás demonios se confabularon ante la baja protección fitosanitaria.

Así la empresa no pudo seguir a sus anchas repartiendo comida por todas las provincias. Porque, cuando se recuperaba de los da­ños por los vientos de la tormenta tropical Eta a su paso en noviem­bre del 2020, ascendentes a unas 4 mil toneladas de alimentos y9 millones de pesos de afectación económica, vino otro vendaval.

Las entidades proveedoras de insumos botaron la ficha de costo por la ventana, tras implementar­se la Tarea para el Ordenamiento monetario del país. El fertilizante, por ejemplo, se planificó a 8 mil 400 pesos la tonelada y el precio real se comportó entre 14 y 28 mil.

A los exagerados precios se sumaron 31 delitos, principal­mente el robo de productos agrí­colas, detectados por la unidad de seguridad y protección del centro laboral, a la cual se le es­capa ya de las manos el creciente accionar de ladrones a bordo de carretones y vehículos.

Al trancársele el juego, la gestión concluyó el 2021 al 50 % las ventas totales y una pérdida económica de 51 millones 77 mil 600 pesos, hecho sin precedentes en su historia dignificada con la condición de rentable desde 1995.

Ahora la rebelión de los ba­naneros se enfoca hacia la eli­minación de algunos obstáculos internos, los cuales también in­cidieron en que 7, de sus 13 uni­dades, fueran perdedoras. Las de aseguramiento y de prestación de servicios sacaron la cara, no pu­dieron las productoras.

Y como La Cuba es hoy una de las 500 empresas cubanas en­deudadas, sus trabajadores em­piezan a estremecerla con el apoyo que recibe del país por ser uno de los principales polos productivos agrícolas, porque potenciar las pérdidas económicas no constitu­ye una de las 63 medidas para di­namizar la agricultura.

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Coser y pintar, perder o ganar (+ Fotos)
Mientras unas empresas obtienen utilidades otras reportan pérdidas. Una realidad económica de múltiples causas que moviliza a los colectivos laborales: el prime­ro para tratar de mejorar su resul­tado; el segundo para intentar sa­lir del bache de la irrentabilidad… Ver más

 

[box title=»DEL LECTOR   ::::::::::::::::::::::::::::::::::…………………..    CON LA LEY  ::::::::::::::::::::::::::::::::::…………………..    PORTAFOLIO» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]

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Disponible para descargar en formato PDF: Separata Lunes 28 de febrero de 2022 Economía

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