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La comunicación, siempre

Al agramontino Juan Carlos Hernández Yera le llovieron miradas raras cuando, siendo muy joven, se acercó a las oficinas de tráfico de su tierra natal para optar por un puesto como operador de larga distancia.

 

Para Juan Carlos trabajar en las comunicaciones es su pasión y razón de ser. Foto: cortesía del entrevistado

 

Casi le prohíben trabajar allí, por la simple razón de ser hombre, pero nunca desistió de su sueño de ser miembro del sector de las comunicaciones.

“En mi municipio, Esmeralda, no aceptaban personal masculino para esa función, pero comencé a preguntar y a hacer gestiones, porque era lo que más me gustaba. Y fue la jefa de tráfico de la provincia en ese entonces –Hilda, ya fallecida – quien me alentó y ayudó”.

Vencida la primera barrera, sin demoras, matriculó en el curso para formarse como operador de larga distancia. Allí mostró tanta pasión, que luego hasta se convirtió en profesor de la materia y sus compañeras lo consideraron idóneo para que las representara como dirigente sindical.

Pero a pesar de lo bien que se sentía, cuando se funda la Empresa de Telecomunicaciones, Etecsa, Juan Carlos se muda para la cabecera provincial y comienza a laborar en las oficinas agramontinas.

En su nuevo centro, dice, la tecnología era más avanzada, así como el desarrollo de los procesos. Por eso, desde ese instante, la superación y la autopreparación se han convirtieron en sus grandes aliadas, pues, como alega “es la mejor manera para estar al tanto de lo último en materia de telecomunicaciones”.

 

Cuando se labora en una entidad que presta servicios, este se debe ofertar siempre con calidad, asegura. Foto: cortesía del entrevistado

Eso también le valió para la especialización como gestor comercial, donde debía interactuar de manera directa con los clientes y vencer no pocos obstáculos. Pero Juan Carlos nunca se quejó, superó cada situación, guiado solo por la simple razón de ser un buen trabajador.

Por ello no es de extrañar que sus compañeros también lo eligieran, como su representante sindical. “Ser dirigente obrero, apunta, significa que el colectivo confía en ti. Es la oportunidad para velar por los problemas de los trabajadores y ser más que su representante.

“Es un trabajo de todos los días, que requiere de entrega y de gestar la necesaria unidad que debe existir entre el sindicato y las administraciones. Ambos buscamos lo mismo y tenemos las mismas expectativas, así que debemos trabajar juntos y dejar a un lado las contradicciones, sobre todo en un sector que es fundamental para el desarrollo de la sociedad”.

En los más de 25 años que lleva como dirigente sindical, uno de sus mayores logros fue haber preparado la documentación que les permitió alcanzar la condición de vanguardia nacional. Pero lo que más lo enorgullece es haber podido realizar su sueño: ser comunicador.

 

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