Antonia Eiriz: desde la sinceridad y el desgarramiento (+ Fotos)

Antonia Eiriz: desde la sinceridad y el desgarramiento (+ Fotos)

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No todos comulgan con el expresionismo de Antonia Eiriz (La Habana, 1929-Miami, 1995). Es, ciertamente, grotesco. Pudiera ser hasta agresivo. Algunas obras parecen pensadas para incomodar a los más plácidos espectadores.

Ni muertos, 1962. Óleo sobre tela. Panel izquierdo: 165 x 91 cm, panel del centro: 148,5 x 195 cm, panel derecho: 165,4 x 91 cm.
Ni muertos, 1962. Óleo sobre tela. Panel izquierdo: 165 x 91 cm, panel del centro: 148,5 x 195 cm, panel derecho: 165,4 x 91 cm.

 

Cristo saliendo de Juanelo, 1966. Óleo y lonetas quemadas sobre tela. 192,5 x 244,5 cm.
Cristo saliendo de Juanelo, 1966. Óleo y lonetas quemadas sobre tela. 192,5 x 244,5 cm.

 

El dueño de los caballitos, 1965. Óleo, collage y tela pegada sobre lienzo. 173,5 x 160,5 cm.
El dueño de los caballitos, 1965. Óleo, collage y tela pegada sobre lienzo. 173,5 x 160,5 cm.

Quien le pida al arte solo belleza convencional, armonía encantadora en las formas, discursos edulcorantes… nada tiene que buscar en la exposición antológica que el Museo Nacional de Bellas Artes le consagra a esta creadora esencial.

El propio título de la muestra es una declaración de principios: El desgarramiento de la sinceridad. Aquí está la verdad de una artista raigal. Una verdad que por momentos duele.

Una tribuna para la paz democrática, 1968. Óleo y collage sobre tela. 220 x 250,5 cm.
Una tribuna para la paz democrática, 1968. Óleo y collage sobre tela. 220 x 250,5 cm.

En 1963 decía Antonia: «la actitud del verdadero artista debe ser la sinceridad e insatisfacción, y ser honesto y valiente hacia los demás; la conformidad engendra la mediocridad y el oportunismo». En su itinerario creativo reafirmó esa convicción. Y en la selección de piezas es evidente una exploración consciente en conflictos íntimos del ser humano… y también los efectos del entorno, de la sociedad… las marcas de la historia.

La poética de Antonia Eiriz, en sus abstracciones (siempre relativas) y en sus figuraciones, es el testimonio de una actitud ante la vida y ante el arte mismo.

Panorama de la muestra. Foto: Yuris Nórido
Panorama de la muestra. Foto: Yuris Nórido

En 1994, poco antes de morir, la artista decía: «Esta es una pintura que expresa el momento en que vivo. Si un pintor puede expresar el momento en que vive, es genuino. Así que me absolví».

Ella, en realidad, no necesitaba absoluciones. El suyo es uno de los más contundentes discursos de las artes visuales cubanas. La muestra estará abierta todo este mes en la galería del tercer piso del edificio de Arte Cubano.

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