Programas sociales en Cuba: humanismo y continuidad

Programas sociales en Cuba: humanismo y continuidad

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Por: Alina Perera Robbio

En consonancia con una labor humanista que entraña continuidad, tuvo lugar en la tarde de este lunes, desde el Palacio de la Revolución y encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, una reunión que versó sobre los programas sociales que el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, impulsara con particular empeño a inicios del siglo XXI.

 

Foto: Estudios Revolución


El Jefe de Estado hizo alusión al levantamiento, al detalle, que ha emprendido la dirección del país de cada uno de esos programas, algunos de los cuales pertenecen puntualmente al contexto en que nacieron, mientras que otros han tenido «una evolución y han sido asimilados por estructuras de los ministerios en sus funciones”.

«A nosotros nos parece que hay que hacer algún tipo de actualización o revitalización”. En tales términos habló el Presidente Díaz-Canel Bermúdez, sin perder de vista que un grupo de programas han tenido alguna disminución en su ejecución, mientras otros lo que llevan es seguimiento: «Lo que queremos —expresó— es ir a una etapa en que, analizando todos estos problemas de trabajo social, trabajo en los barrios, atención a personas con algunas desventajas en nuestra sociedad», se llegue a un momento de revitalización «para avanzar».

Una información resumida acerca de los programas, indicaciones, ideas y tareas concebidas por Fidel fue el inicio de una jornada que también estuvo encabezada por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz; por el Vicepresidente de la República de Cuba, Salvador Valdés Mesa; así como por el secretario de Organización, Roberto Morales Ojeda; todos, miembros del Buró Político.

Particular interés motivó la intervención de la ministra de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Marta Elena Feitó Cabrera, quien, entre otros temas, desarrolló el concerniente a la prevención social y la atención a vulnerabilidades, a propósito de lo cual compartió conceptos que han sido conciliados con académicos.

«Hay toda una conceptualización», afirmó la titular, elaborada de conjunto con los expertos y que tiene que ver con la definición de desarrollo humano, de equidad, de transformación social, «a los efectos de hacer converger todas las acciones y diseñar las estrategias para que este trabajo avance». Sobre la vulnerabilidad, por ejemplo, subrayó la ministra que se trata de un «proceso multidimensional y complejo».

Al respecto hizo énfasis en la naturaleza relativa de la vulnerabilidad —«ninguna persona es vulnerable per sé», dijo: alguien no lo es por el hecho de tener 60 años o más, o por tener tres hijos o más, o por pertenecer a un hogar monoparental; los estudiosos insisten en hablar más bien de situaciones de vulnerabilidad, atendiendo a que en el análisis e identificación de cada caso resulta definitorio el componente de la «resiliencia», esa capacidad que tienen, o no, las personas, las familias, las comunidades, de reponerse y de asumir situaciones adversas.

El trabajo social, advirtió la ministra, no puede ser empírico: se requiere de preparación para saber implementar, sobre todo a nivel de provincia o municipio, todo cuanto se diseñe. Muchas veces, dijo, esa labor no es comprendida en su función transformadora, y todavía es frecuentemente interpretada como la necesidad de cumplir indicaciones o de entregar de informes. Hay que poner énfasis, añadió Marta Elena Feitó Cabrera, en las alianzas entre los actores sociales, y en conectar lo investigado con la praxis.

Los programas diseñados —esos que como dijo el Presidente Díaz-Canel deben calar e impactar más eficientemente en los municipios— conciernen, como se recordó durante el encuentro, a entidades como el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT); el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER); el Ministerio de Comunicaciones; de Turismo; de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA); de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); de Salud Pública; de Educación, de Educación Superior; de Cultura; así como al Ministerio del Interior (MININT); y el Partido Comunista de Cuba.

El Presidente de la República habló sobre la necesidad de chequear con sistematicidad cada programa que se mantenga. «En el caso de los temas sociales —comentó—, que tienen que ver con situaciones de vulnerabilidad, creo que hay que plantearse el indicador de cuántas personas vamos sacando de la situación de vulnerabilidad». Al respecto hizo referencia al valor de hacer balances mensuales que tributen a un resumen anual, para así buscar «eficiencia en los impactos de todos estos programas».

Hay que informarle a la población por dónde marchan los programas, enunció Díaz-Canel Bermúdez, quien pidió para cada uno de ellos implementar la herramienta de la informatización, y sobre los cuales dijo que «hoy para muchas personas en nuestra sociedad, los programas estos se detuvieron».

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista destacó la importancia de «dedicar tiempo a estos programas», porque «ellos son la base social de la Revolución, ellos son programas que demuestran la verdadera vocación humanista de la Revolución; estos programas dan continuidad al legado del pensamiento del Comandante en Jefe».

Ellos, definió el mandatario, son una demostración de cómo el ideal del socialismo cubano radica en «lograr la mayor justicia posible, porque estos programas están enfocados en la justicia social».

Hacia el final del encuentro, Díaz-Canel Bermúdez compartió recomendaciones a modo de pautas para avanzar en el desarrollo de los programas sociales: habló sobre la trascendencia de volver a la formación intensiva de los trabajadores sociales; de potenciar a través de formatos modernos lo mejor de nuestra música; de actualizar los temas del espacio televisivo Universidad para todos; de volver a la enseñanza del ajedrez en las escuelas; de rescatar todo el sistema competitivo de los deportes; y de actualizar los programas formativos de profesores de Computación.

En un espíritu de total consonancia con el pensamiento fidelista, el dignatario hizo referencia, entre otros frentes de labor, al trabajo educativo en los sistemas penitenciarios del país; al desarrollo de la genética médica; a dar la batalla para que no haya jóvenes desvinculados del estudio o del trabajo; a rescatar desde formatos digitales aquello que los cubanos conocimos como Biblioteca Familiar; a buscar nuevos modos de formar Instructores de Arte; o a hacer llegar a muchos, a través de la digitalización, esa maravilla editorial que es la Enciclopedia cubana, titulada «1 000 preguntas—1 000 respuestas».

«A trabajar», dijo Díaz-Canel a los presentes, y así puso acento en una tarea gigante, pero urgente, que tiene que ver con el crecimiento de los cubanos no solo en la dimensión física sino también en la espiritual.

(Tomado de pcc.cu)

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