Cargando...Cuando confirman que los trenes han llegado sin contratiempos a sus destinos, Idelmaro Cordero Fernández y Niurka Cutiño Barroso sienten la misma o más alegría que los viajeros y las tripulaciones. Lo afirman y lo hacen con la fuerza de su delicada y responsable labor en la estación ferroviaria de Bartle.
Ellos son oriundos de esta localidad (Bartle) del municipio cabecera de la oriental provincia de Las Tunas, un pintoresco poblado fruto de la colonización anglosajona que lo fundó atraída por la fertilidad de sus tierras en la extensa llanura y la existencia del Ferrocarril Central, al que Idelmaro y Niurka han dedicado gran parte de sus vidas.
Los dos han convertido en realidad sus sueños profesionales y personales al amparo de la fascinante y exigente actividad de asegurar el tráfico de los gigantes de hierro por este territorio, desde y hacia diferentes destinos.
“En Bartle está una de las tres estaciones de la línea central de los Ferrocarriles de Cuba en esta zona, las otras dos se localizan en la ciudad de Las Tunas y Omaja”, dice Idelmaro y enfatiza “trabajamos en estrecha coordinación y constante comunicación en el seguimiento del recorrido de esos medios vitales para el desarrollo económico y social del país”.
Entonces explica interioridades de su misión: “Movemos todos los trenes que corren por nuestro territorio, incluso el trencito urbano de la capital, que circula hacia una línea interior para el transporte de pasajeros, y también los que van a la terminal a través de la línea central, con cargas diversas y con viajeros.”
Hace 26 años que Idelmaro anda en esos trajines de tremenda responsabilidad y no fue mera improvisación, “primero pasé la escuela técnica de esta especialidad y vine a hacer las prácticas pre profesionales a la estación, donde consolidé lo aprendido de las manos y los conocimientos de José Quesada, que era el jefe de estación; de Oscar Pérez, el jefe de movimiento, y Osvaldo Fernández, uno de los veteranos en esa área”, rememora agradecido.
Comenzó su vida laboral en ese centro, y en esa tarea, el 24 de septiembre del 1995, “tenía entonces cumplidos los 19”, recuerda y afirma que lo hizo siguiendo los pasos de su abuelo y de un tío, con quienes desde niño visitaba la instalación y se sentía atraído por el trabajo que allí realizaban y la seriedad con la que cada uno hacía su trabajo.
Y para completar la felicidad y sentirse todavía más acompañado, “mi esposa Niuka siguió mi legado. Llevamos ya 20 años de matrimonio y de esos, 16 como colegas”, comenta y la mira y ella asiente con gestos y palabras cómplices y confiesa, “estamos unidos por el amor y el ferrocarril desde hace tiempo. Amamos lo que hacemos y si tuviéramos otra vida volveríamos a ser ferroviarios”.
Por esa razón asistió al acto que festejó el Día del Trabajador del sector realizado en la Unidad Empresarial de Base Ferrocarriles Las Tunas, y disfrutó emocionada, como el mismo Idelmar, el momento en que Odalis Batista Pérez, secretaria general de la CTC en Las Tunas, le puso en el pecho la distinción José María Pérez Capote que, instituida por el Sindicato Nacional de los Trabajadores del Transporte y Puertos, premia la constancia y los buenos resultados en el sector.
