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LA GUAGUA: ¿Por qué hay menos baños públicos?

En el tramo recorrido antes por esta Guagua, trajimos a bordo un material periodístico del colega Gabino Manguela en el cual se alerta de la reducción del número de baños públicos y la cada vez más extendida mala costumbre de orinar impúdicamente a la vista de todos.

Gabino Manguela dice:

Por momentos parecería que estamos en un gran urinario donde la impunidad y la desidia, la moral y el civismo, las malas costumbres y la falta de higiene están a la orden del día.

Y considera Gabino Manguela:

La solución del problema pasa por aumentar la cantidad de baños públicos en la ciudad. Orinar en la calle es una conducta inapropiada, un foco de insalubridad, una afrenta a la moralidad y a las normas de convivencia.

Tal y como prometimos en la Guagua dominical, este miércoles traemos comentarios digitales referidos al pago por el uso de los baños públicos.

 

 

Recordemos que se cobra desde que la Gaceta Oficial de la República de Cuba publicó la Resolución 512/2013, la cual autoriza el arrendamiento de baños públicos pertenecientes a los Servicios Comunales a los trabajadores por cuenta propia.

Palax dice:

Y el colmo es que en las terminales de ómnibus los baños están arrendados y hay que pagar por usarlo.

Camila dice:

Utilizar un baño público es una necesidad impostergable, y para muchos es un problema de salud. No garantizarlo en el lugar que sea es un acto inhumano.

Es inconcebible que en el país más solidario del mundo, sea obligatorio pagarlo para utilizarlo.

Ni entiendo que se cobre ese servicio en una instalación donde hayas pagado la entrada, estés consumiendo, en un hospital, etc. Que se dé una propina, está bien, pero que sea obligatorio, no.

No es justo que en un viaje interprovincial, por ejemplo, haya que pagar en cada baño de la terminal en que pare la guagua, cuando pertenece a la misma empresa a la que se le pagó el pasaje.

Tampoco es correcto que muchos, escudados en que no hay baño, hagan sus necesidades en la calle, donde todos los ven hasta niños, y hay quien se aprovecha de eso para hacer actos inmorales o vandálicos.

Falta sensibilidad y deseos de resolver una situación que a muchos les resulta un problema sicológico, fisiológico o de autoestima.

 

Tony dice:

(…) y tampoco se hacía nada relacionado con los servicios públicos, ya al cubano le da lo mismo orinar en la esquina de un hotel que en la esquina del hospital o en la esquina de la Policía por una sencilla razón: ¿Dónde se puede orinar?

Si vas al Banco, Etecsa, bufete, Organización Básica Eléctrica, Vivienda… tienes que aguantar las ganas porque a alguien no le importa la necesidad natural de las personas.

Todos los establecimientos tienen que habilitar locales para ir al baño y eso tiene que ser obligatorio a la hora de diseñar nuevas entidades que brindan servicios públicos.

 

Un post en redes sociales señala:

En el país capitalista y despiadado todos los establecimientos, gasolineras, tiendas, tienen sus baños, para hombres, y para mujeres, y no se cobra por usarlos.

 

En resumen: Hay quienes están en desacuerdo con pagar por usar baños públicos, unos porque consideran que si ya abonaron el precio para entrar al local, no hay razón para tener que volver a hacer un desembolso por algo que debe estar incluido en el pago general.

También existe rechazo a pagar por usar baños públicos porque lo consideran en primera prioridad, un asunto de salud, tema que abordaremos en otras secciones de esta Guagua.

Este redactor se pregunta: Cuando hay dos establecimientos donde se ingiera abundantes líquidos, uno con baños públicos y otros carentes de ellos, ¿A cuál entrará con preferencia el cliente?

 

Al informar que desde aquí se puede acceder a Guaguas anteriores, también les estamos invitando a escribir comentarios digitales con sus opiniones sobre el asunto, sin dejar de referirse a las causas por las cuales hay menos baños públicos que años pasados.

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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