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LA GUAGUA: ¿Qué pasa con los baños públicos?

En Pis en la calle: un mal que crece tras recordar que en decenios pasados las madres inculcaban a los niños hacer sus necesidades fisiológicas con privacidad, al referirse al presente, el periodista Gabino Manguela dice:

Hay madres que ponen a orinar a sus niños pequeños a la vista de todos, al crecer el infante no tendrá a mal continuar con la costumbre.

Y valora:

Ciertamente era poco menos que insólito ver a alguien orinar en la calle, a plena luz del día. Y si ocurría, por lo general eran personas mayores, muy mayores, sorprendidas por esa necesidad humana inaplazable de miccionar.

 

En  cuanto a la actualidad, Gabino Manguela dice:

Por momentos parecería que estamos en un gran urinario donde la impunidad y la desidia, la moral y el civismo, las malas costumbres y la falta de higiene están a la orden del día.

 

Y considera:

La solución del problema pasa por aumentar la cantidad de baños públi­cos en la ciudad. Orinar en la calle es una conducta inapropiada, un foco de insalubridad, una afrenta a la moralidad y a las normas de convivencia.

 

 

El tema es habitual en las conversaciones populares, en las que también está incluido (aunque no las trajimos a bordo esta vez) que se cobra desde que La Gaceta Oficial de la República de Cuba publicó la Resolución 512/2013, la cual autoriza el arrendamiento de baños públicos pertenecientes a los Servicios Comunales a los trabajadores por cuenta propia en todo el país.

Tampoco entraremos esta ocasión en detalles de lo nocivo que resulta para la salud no miccionar en el momento oportuno.

Aquí están algunos comentarios digitales:

ALEJANDRO MORALES VIAMONTES dice:

Realmente usted ha tocado un tema muy sensible, pero le detallaré lo ocurrido: Me encontraba ayer en horas de la mañana en una entidad de este Camagüey, que no nombraré por ética, y pasó lo que nos pasa a todo ser humano, y cuando solicité los servicios del baño, me manifestó la recepcionista: no tenemos agua. Al salir de allí por la urgencia de la necesidad que me apremiaba, tuve que recurrir a lo que usted señala. Era necesario esto, se hace necesario que los gobiernos valoren la necesidad de baños públicos y apliquen las palabras de nuestro Presidente: Pensar como país.

 

Omar Medina dice:

Hacer baños públicos: sí, pero hacerlo bajo normas rigurosas de higiene. Si debemos multar, empezar por aquellas instituciones del servicio que no cuentan con este servicio en condiciones óptimas. Tenerlas es también un reflejo del nivel de cultura sanitaria y general. Nada más desagradable que verse obligado a hacer una necesidad de evacuar malestar e incomodidades fisiológicas en lugares públicos «cochinamente inapropiados. Multar a quienes debe garantizar agua corriente, papel, jabón y no lo hacen.

 

Jorge Luis dice:

Buenos días, estoy muy de acuerdo con su comentario. Solo quiero añadir lo siguiente: en nuestro país también puede ser el lugar más difícil donde solucionar la necesidad de evacuar orina o heces fecales en una emergencia; muy escasos baños públicos. Hoy, como no existía antes hay cientos de miles de personas con hipertensión, diabetes mellitus, además más ancianos que antes y que realizan largas colas, por ejemplo para cobrar en un cajero automático, por citar algunos ejemplos, que además toman medicamentos para ayudar a la perdida de líquido y mantener en equilibrio su salud. Creo que se debe trabajar en los 2 sentidos: crear más baños públicos y disminuir la indisciplina, si ambas cosas no están en equilibrio, solo con multas no se solucionará. Nadie quiere orinarse en el pantalón.

 

En resumen: No se trata solo de un asunto educativo, también se requieren baños públicos que se han ido desapareciendo.

Y no es únicamente para no violar leyes y normas de la disciplina social, sino también porque no hacerlo a tiempo daña la salud y es un acto impúdico que contamina el ambiente.

Estamos a tiempo de que no suceda como en otras naciones, donde el fecalismo al aire libre, a la vista de todos, es un problema.

 

Guaguas pasadas se acceden desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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