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Fuentes renovables de energía: La que siempre está

La electricidad es fuerza de la naturaleza, los humanos apenas aprendimos a usarla. Hoy un apagón puede paralizarnos, y no solo a nivel doméstico. Es inconcebible pensar  la sociedad moderna (o futura) sin el uso cotidiano de la energía eléctrica, pero su generación ha puesto en peligro la vida. A ese perjuicio medioambiental se suma el vaticinio de agotamiento de los recursos (combustibles fósiles) a partir de los cuales se sostiene el 80% de la demanda actual de energía a nivel mundial.

La necesidad y los adelantos de la ciencia y la técnica allanaron el camino hacia las fuentes renovables de energía (FRE), esas que siempre estuvieron ahí aunque no fueran visibles. Uno de los expertos cubanos en el tema, el Doctor en Ciencias Técnicas y Decano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Cujae, Miguel Castro Fernández, accedió a conversar con Trabajadores sobre cómo Cuba ha asumido el tránsito hacia este desafío.

 

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El Doctor en Ciencias Técnicas,
ingeniero electricista
Miguel Castro Fernández,
es el decano
de la Facultad

de Ingeniería Eléctrica
de la Cujae,

Investigador Auxiliar,
ProfesorTitular y
Académico Titular de la
Academia de Ciencias
de Cuba.
Foto: Cortesía del entrevistado[/column][/row]

 

 

En marzo del 2017 se aprobó el Decreto Ley No. 345, Del desarrollo de las fuentes renovables y el uso eficiente de la energía. Es una legislación en la que participan varios ministerios y responde a los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. ¿Cuánto se ha avanzado en su aplicación? ¿Qué limita su explotación?

Muchas personas consideran que son pocos los avances en la aplicación del Decreto Ley 345, pero se han tomado un grupo de medidas. No se alcanzan los objetivos de elevar la integración de las FRE en el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) al cierre del 2020, pero los pasos que se van dando permiten evaluar los resultados de positivos.

El entorno es muy complejo, tanto desde el punto de vista económico como tecnológico, y el bloqueo de los EE. UU. a Cuba despliega no pocos inconvenientes.

Algunos de esos pasos positivos son la posibilidad de que personas jurídicas y naturales puedan invertir como socios en la integración de las FRE al SEN cubano, y el de instalar Sistemas Solares Fotovoltaicos (SFV) en las viviendas, ya sean los modelos importados o comprados en Cuba.

 

La generación del 4,6 % de la energía eléctrica consumida en Cuba a través de las FRE evitó la quema de 215 mil toneladas de combustibles fósiles, equivalentes a 755 mil toneladas de dióxido de carbono liberados a la atmósfera. Ilustración: Daniela Acosta

 

La generación eléctrica en Cuba mediante las FRE apenas alcanza el 4,6 %, aunque existe una política para multiplicar esas cifras. ¿Qué proyectos justifican tales expectativas?

Estudios conjuntos de la Unión Eléctrica (UNE) y las universidades del país han permitido pronosticar que los niveles de penetración de las FRE podrían superar el 24 % establecido como propósito para el 2030, y alcanzar un valor cercano al 40 por ciento. Para conseguirlo habría que conjugar medidas inversionistas que amparen técnicamente este escenario dentro del SEN.

Podríamos llegar incluso al 100 % de generación a partir de las FRE, pero hay que ir paso a paso, para ello la estrategia de desarrollo del SEN cubano es fundamental, no solo desde el punto de vista de la integración, sino en general, pues el planeamiento del sistema y la presencia de estas tecnologías exige analizar otros elementos entre los que destacan los esquemas de protección y operación de la red. La esencia territorial de las FRE lleva a pensar en una mayor descentralización. Eso requiere preparación y análisis.

Actualmente se siguen realizando negociaciones con diferentes empresas extranjeras, suministradoras de tecnologías FRE,  teniendo como punto de partida una cartera de proyectos que podría contemplar la ejecución de inversiones en energía fotovoltaica de hasta 3 000 MW, más de 1 000 MW en eólica, y las ya conocidas proyecciones de 700 MW en energía a partir del uso de la biomasa y 60 MW en energía hidráulica.

La dificultad mayor está en el financiamiento. El llamado  riesgo país es muy alto debido al bloqueo de EE. UU. No son muchas las empresas que, ante las presiones de ese Gobierno, toman la decisión de invertir en Cuba. El problema de nuestro lado es lograr que las inversiones tengan la eficiencia esperada y se cumplan las expectativas de los estudios de factibilidad que las avalan. Es necesario que de manera sistemática vayamos absorbiendo esas tecnologías al punto de que podamos solucionar los problemas que se presenten durante su explotación y operación sin necesidad de recurrir a contrataciones en el exterior.

En el sector energético hay ejemplos de intervenciones de grupos de expertos de la UNE y de las universidades, que no solo han trabajado en la capacitación de ingenieros, técnicos y especialistas del sector, sino que han resuelto problemas en diferentes tópicos, entre los cuales destacan la elaboración de herramientas informáticas para el Despacho Nacional de Carga (DNC) de la UNE, las soluciones a la contaminación en el aislamiento de las redes eléctricas de alta tensión, los diseños de transformadores de distribución y sus mejoras continuas, así como estudios de estabilidad de la red ante la implementación de las FRE  bajo diferentes escenarios de demanda.

En la última etapa se ha intervenido en los esquemas de ajuste de las protecciones de grupos electrógenos y sistemas de generación fotovoltaicos, así como en el Sistema de Control de Tensión (SVC, según sus siglas en inglés) ubicado en la región central, donde se resolvieron los problemas de operación sin necesidad de recurrir a contrataciones de especialistas extranjeros.

Cuba posee especialistas sólidamente formados en los centros de educación superior del país, quienes, si reciben la confianza del sector empresarial, pueden demostrar que no son segundos de nadie a la hora de responder a problemas del sector productivo y de servicios.

En ese camino queda mucho por hacer en cuanto a la integración universidad-empresas y también para estudiar líneas de desarrollo tanto en las FRE como en otras tecnologías, ello es una condición de sustentabilidad del proceso de integración de las FRE al SEN cubano.

 

En julio de este año supimos que las empresas extranjeras que inviertan en las FRE en Cuba quedarán exentas de impuestos durante ocho años. ¿Qué otras medidas podrían estimular la inversión extranjera en el sector?

Coincido con el criterio de los economistas acerca de que la integración de las FRE en el sistema cubano requiere de financiamiento fresco, pero el bloqueo de EE. UU. y la extraterritorialidad de la Ley Helms-Burton impiden que muchas empresas quieran negociar con Cuba. En cambio, tenemos reservas relacionadas con la posibilidad de que personas naturales puedan aportar a las inversiones desde dentro del país.  Sobre eso existen experiencias internacionales, como la de Alemania, cuyos primeros programas estuvieron dirigidos a la creación de SFV descentralizados, ubicados en techos y fachadas fundamentalmente. No fue hasta el año 2015 que, a nivel internacional, las instalaciones centralizadas (propias de empresas eléctricas) alcanzaron un porciento similar al de las instalaciones descentralizadas.

Pero lograr esto precisa de un programa educativo y promocional de las ventajas que tienen estas variantes que el Estado pone en manos de la población. Es necesario que los especialistas comerciales y técnicos de las empresas eléctricas territoriales lleguen a la base (a las circunscripciones en alianza con los gobiernos locales, por ejemplo) y expliquen a los residentes estas variantes de inversión en FRE que se están ofertando. Es una labor que puede dejar buenos dividendos a la economía del país y a los núcleos familiares que se conviertan en inversionistas locales.

 

¿En qué proyectos vinculados a la FRE trabaja la Cujae? ¿Qué resultados han obtenido? ¿Qué dificultades han encontrado en el camino de la implementación de los resultados?

Puede decirse que la Cujae es pionera en la introducción de las FRE en Cuba. El pasado 13 de diciembre se cumplieron 29 años de la creación, en la Facultad de Ingeniería Mecánica, del Centro de Estudios en Tecnologías Energéticas Renovables, conocido como Ceter, con la presencia del comandante Pedro Miret y Eugenio Mainegra, en aquellos años impulsores del Fórum Nacional de Ciencia y Técnica.

El Ceter ha estado focalizado en la introducción de las FRE y la  Eficiencia Energética, estos son dos tópicos de los cuales no es posible hablar de unos sin referirnos al otro, tal y como aparecen en el Decreto Ley 345.

Otras instituciones se han sumado en diferentes etapas, como el Centro de Investigaciones y Pruebas Electroenergéticas (Cipel), de la Facultad de Ingeniería Eléctrica; el Centro de Investigaciones en Procesos (Cipro), de la Facultad de Ingeniería Química; y grupos de trabajo de las facultades de Arquitectura, Ingeniería Civil, Ingeniería Automática, Telecomunicaciones e Industrial, que también han intervenido en proyectos  vinculados a las FRE y la Eficiencia Energética.

 

 

Entre los proyectos relacionados con las FRE en los que actualmente trabaja la Cujae destacan:

 

 

-No obstante el consenso científico respecto a  la necesidad de revertir la matriz energética mundial, en muchos países la idea no acaba de trascender la retórica. ¿Qué razones frenan la implementación de las FRE?

Desde que comenzó el incremento en la instalación de sistemas de generación con base a las FRE, y ante el boom tan grande que ha vivido en los últimos años, ha existido la preocupación de que se llegue a la escasez  del equipamiento.

En esta dirección es de destacar que BloombergNEF, una de las empresas que se dedica a pronosticar y evaluar temas energéticos a nivel mundial, anunció en febrero de 2021 la instalación de 209 GW de energía solar fotovoltaica, más 221 GW y 240 GW correspondientes al 2022 y 2023. A pesar de esos volúmenes, la entidad descartó el desabastecimiento de celdas de diferentes tecnologías de acuerdo con las previsiones de la producción mundial.

Desde una perspectiva más cercana, los problemas principales que se le señalan a las FRE y que podrían limitar una implementación masiva son:  la baja eficiencia de transformación de las energías solar, biomasa y eólica en energía eléctrica; la variabilidad de los recursos renovables; el carácter difuso de los impactos en el medio ambiente, teniendo en cuenta que el montaje requiere extensiones de terreno apreciables, en especial en la solar y eólica; los costos de producción de la energía obtenida; la necesidad de que exista una voluntad política y un marco regulatorio de calidad; la capacidad de adaptación de los países a las nuevas tecnologías; el acceso al financiamiento; así como el conocimiento tecnológico y la preparación del capital humano en el sector energético.

 

 

Algunas de estas causas de ralentización de las FRE fueron superadas por la realidad, entre ellas que los costos de las energías eólica y solar, por ejemplo, se han igualado y han llegado a ser inferiores  al de fuentes  convencionales. Por otro lado, el incremento en la eficiencia de esas tecnologías ha llevado a que se necesite menos terreno para obtener similares niveles de energía.

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