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¿Apagón energético?

Salvo excepciones, los cubanos no podemos saber qué puede suceder cuándo, por falta de energía, no hay posibilidad de calentar el hogar en naciones donde el invierno alcanza temperaturas bajo cero.

Momento en que celebran el fin de los trabajos del gasoducto ruso. Agencia EFE

La mayoría de nuestros conciudadanos consideran que “hay mucho frio” cuando la temperatura ronda los 10 grados Celsio y no pueden imaginar esa misma graduación, pero bajo cero, para no hablar de otras mucho más gélidas.

A este dilema se enfrentan los ciudadanos de países miembros de la Unión Europea (UE), ante la incompetencia de esta organización en cuanto a evitar que se produzca un verdadero apagón por falta de recursos energéticos.

Unido a tal situación el aumento del costo de la energía que sufren varias naciones europeas, pero en especial España, donde esos precios rompen cada día records históricos.

Mientras crece la incertidumbre, los líderes de la UE no se ponen de acuerdo para tomar las decisiones necesarias que evite la catástrofe de sufrir un invierno que, por muy benévolo que se presente, solo puede ser soportado con calefacción.

Rechazo al gas ruso

Los padres fundadores de la UE concibieron este proyecto como una vía para el desarrollo armónico de los países que lo conformarían. Una política soberana, resultados del saber colectivo, debía marcar siempre el rumbo de la organización.

Sucede que han cambiado los tiempos y más bien la subordinación a los intereses estadounidenses, que como todo el mundo sabe no forman parte del llamado Viejo Continente. Ellos determinan qué hacer, cómo y cuándo.

Una posible ayuda para solucionar la actual crisis es aprovechar el gas ruso que estaría disponible y a buenos precios si finalmente el gasoducto Nord Stream 2  fuera aprobado.

Este proyecto, llevado a cabo por empresas rusas y alemanas, ya está listo para entrar en acción y paliar la situación que amenaza a millones de europeos-

Todo listo para empezar el bombeo del gas. Foto: Sputnik

Pero no, la “sanciöndemocracia” que lidera Estados Unidos y es seguida fielmente por sus aliados europeos no permite que tal proyecto, que superó sanciones, campañas en su contra y todo tipo de mentiras pueda comenzar su trabajo.

La pasividad de Bruselas

Mientras en Bruselas se discutía en la última de sus cumbres del año sobre lo que consideraron más importante para la región, no muy lejos de allí la segunda tubería del gasoducto Nord Stream 2 iniciaba su llenado con gas.

Según el corresponsal de El País, “el encuentro estuvo dominado por tres grandes temas: el interminable combate con el virus de la covid-19, la vertiginosa escalada de los precios de la electricidad y la amenaza rusa de invadir a Ucrania”.

“Los 27 han logrado pactar una posición común sobre el azote de la pandemia y cerrar filas frente a las amenazas de Vladímir Putin contra Ucrania. Tras horas de discusión, los Veintisiete no han logrado acordar unas conclusiones sobre energía”.

En fin, el mensaje está claro, “sálvese quien pueda y a calentarse como sea”. ¿Qué pensarán españoles, franceses y todos los habitantes de las naciones que tuvieron allí representantes con voz y voto?

El gráfico muestra el alza del precio de la electricidad en España.

La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, declaró la semana pasada que Nord Stream 2 aún «no puede aprobarse porque no cumple los requisitos de la legislación europea en materia de energía, y las cuestiones de seguridad siguen sobre la mesa».

El gasoducto, de más de 1.200 kilómetros de longitud, transportará anualmente 55.000 millones de metros cúbicos de gas, sería un alivio para los países que lo reciban.

El problema no es simple y difícil de explicar en un breve comentario y pone en tensión a los líderes de muchas de las naciones miembros, entre ellos al de España, donde los precios de la energía han roto todos los récords históricos.

A solo unos días del nuevo año buena parte de los europeos deben seguir aceptando como buenas las noticias que colocan a Rusia como el peor de los males, aunque no sea real, y sufriendo la incapacidad de quienes deberían encontrar soluciones a los problemas que sí son reales y afectan a millones de europeos.

 

 

 

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